Más de cien años después de que Lola Mora conquistara a la ciudad eterna por su arte, coraje y modo de ser exótico, independiente, totalmente atrevido para esa época, cuatro artistas argentinas de diversas generaciones le rinden homenaje en el mismo lugar de origen.
En el marco de la Bienalsur 2021, Marie Orensanz, Daiana Martinello, Marcela Sinclair y Eugenia Calvo inauguraron la muestra Km 11150 Espacios Inesperados en la sala dedicada a Lola Mora de la Casa Argentina, el espacio cultural de la embajada argentina ante Italia. “Quisimos jugar con una posible genealogía del arte argentino desde el lugar de las mujeres, restituyendo a través de distintos soportes la imagen de Lola Mora, que fue una precursora”, dijo Diana Wechsler, directora artístico académica de la bienal y curadora de la exhibición junto a Benedetta Casini. “Es una forma de hacer presente el arte argentino y sudamericano en el mundo, que es uno de los objetivos de la BienalSur: integrar el Sur con el Norte, con criterio humanista”, destacó Anibal Jozami, “inventor” del evento.
En esta marco, Marie Oresanz, artista reconocida en todo el mundo por sus esculturas monumentales como la del Parque de la Memoria, donde pude leerse la frase “Pensar es un hecho revolucionario”, presentó una nueva obra, llamada Interior mente. Se trata de una serie de modelos de acero inoxidable de casas abiertas, sin puertas, que son móviles, donde pueden leerse caladas palabras como “momento”, “tiempo”, “hacer”, “pensar”, en tres idiomas: francés, español e inglés. “Me salió durante la pandemia, en 2020, cuando estaba en mi casa de Normandía. La idea es que después esto se reproduzca en grande, en un espacio público y la gente puede pasar por el medio y si hay un jardín, incluso recostarse abajo y pueda reflexionar”, explicó. La artista, que vive en París y tiene en su haber varias obras que denuncian el machismo -de joven le dijeron que debía hacer flores, porque era mujer, contó-, además destacó que la conmovía haber sido llamada por la Bienalsur para integrar el grupo de cuatro mujeres que ahora le rinden tributo a Lola Mora, que vivió en Roma entre 1897 y 1914. “Como a ella, que fue hostigada por hacer un oficio de hombre y por llevar pantalones en su taller, en la década del 1970 me pasó que un italiano que compró una escultura mía quiso devolverla cuando se enteró de que yo era una mujer. Entonces decidí agregarle la ‘e” a mi nombre, que es Mari”, detalló, riendo.
En en el marco de una serie de obras que llaman a repensar los objetos domésticos y la fragilidad humana, en la muestra también puede verse Rascacielos, instalación de Marcela Sinclair formada por una columna de libros viejos que llega hasta el techo, así como otra obra sin nombre con una persiana americana y naranjas. Además, Experiencia ajena, videoinstalación en díptico de la artista rosarina Eugenia Calvo.
Si bien Sinclair y Calvo no pudieron viajar a Italia, sí lo hizo la artista cordobesa Daiana Martinello –a los 32 años, la más joven del grupo– con un tromp l’oeil titulado El retorno de Venus, donde aparece la famosa Fuente de las Nereidas de Lola Mora, escultura en su momento incomprendida. Realizada en óleo sobre tela para la única pared de una sala marcada por grandes ventanales, la obra simula otro gran ventanal. “Fue complejo generar una ilusión del espacio y en el marco del relato efímero, el reflejo imaginario de la fuente, de un paisaje romano, de la arquitectura y de alguien que saca una foto”, dijo la autora. Y no ocultó su emoción al evocar a una artista “que no fue reconocida en su tiempo, que hacía una disciplina negada a mujeres y que causó reacciones por su ímpetu feminista”. Recordó, en efecto, que si bien la Fuente de las Nereidas estaba destinada a la Plaza de Mayo, nunca fue aceptada en ese lugar debido a su escandaloso desnudo y fue llevada a un lugar más alejado, donde hoy surge Puerto Madero. Por todo eso, subrayó Martinello, “hoy el feminismo de Lola Mora cobra sentido”.
Fuente: La Nación.