Por primera, vez la obra que constituye el envío argentino a la Bienal de Venecia estará a la vista del público en el país antes de zarpar. ¡Buen viaje! Botadura del envío argentino a la 59º Exposición Internacional de Arte de la Bienal de Venecia se llama la exposición de Mónica Heller que anticipa parte de su obra bienalista y que a partir del 23 de marzo se podrá recorrer en el Salón de los Frescos del Palacio San Martín (Arenales 761). Con reserva previa a través de la página de Cancillería, se podrán realizar visitas guiadas hasta pocos días antes del desembarco en la feria más emblemática del mundo de las artes visuales, que se realiza del 23 de abril al 29 de noviembre. Así lo comunicó ayer en tres tuits la directora de Asuntos Culturales, Paula Vázquez.
Heller está trabajando a tiempo completo en la obra titulada El origen de la substancia importará la importancia del origen, una video instalación multicanal de animación 3D, que tiene a Alejo Ponce de León como curador, y que en poco más de un mes tiene que estar montada en la ciudad de los canales. El origen de la substancia de su obra son imágenes apropiadas de Internet. Está compuesta por quince módulos audiovisuales formados por pantallas de proyección y displays LED de diferentes tamaños y formatos. La exposición también cuenta con un sistema de sonido envolvente, iluminación ambiental y música.
La artista explicó que la obra se trata de un conjunto de personajes que se construyen, deconstruyen y destruyen a sí mismos, y se transforman a partir de su propio entorno y desde su deseo. “Son seres que provienen de un mundo fantástico y de mi imaginación, existen en un espacio y un tiempo que les son propios, pero que de alguna manera espero que logren contagiar al tiempo y al espacio del pabellón argentino en Venecia”, dijo Heller cuando se la presentó como ganadora en 2021. Ahora tendrán que adaptarse también a los salones señoriales de Cancillería, muy distantes de la rusticidad ladrillera que les espera en el Viejo Mundo.
En estos días, la artista edita video y ajusta sonidos en maratones de horas, y en paralelo diseña la muestra de cámara que resulta este adelanto. “Es más trabajo, sin dudas, pero también es reconfortante poder compartir parte del proceso y avances con la comunidad artística y las personas que conforman todo el equipo y organización del envío. Estoy muy emocionada y entusiasmada”, dijo hoy Heller a LA NACION. Nacida en 1975, en Buenos Aires, desarrolla su obra a través del dibujo, la pintura, animaciones 2D y 3D, con un despliegue de narrativas densas y personajes antropomorfos y objetos sumergidos en un mundo simbólico.
“Es un pequeño preview con piezas que van a estar en Venecia y un video que no va a estar, pero que es un avance del mundo de la muestra, con unas estructuras y una disposición acomodada al espacio de Cancillería, que es bastante particular –anticipa la artista–. Tiene relación con lo que se verá en la bienal, que adelanta un par de piezas, pero además funciona como una exposición que tiene relación con el espacio”.
Para acercar el conjunto al público local, se replicaron las estructuras de hierro donde se instalarán las pantallas que contienen retratos animados de estos personajes. “Construimos también una esfera donde se proyecta un video y la instalación se completa con un telón, luces y un campo sonoro. Recreamos todo acá. Replicamos la lógica de la obra en el Palacio San Martín”, explica Vázquez, que oficia de comisaria del envío. “Esta exposición también es una política de transparencia y de rendir cuentas de lo que hacemos con el presupuesto que cada dos años se destina para mostrar nuestro arte en el principal evento de artes visuales del mundo”, agrega.
“Son trabajos altamente representativos del universo visual y poético de Heller, como para que la gente que no conoce su obra pueda adentrarse un poco a ese universo de una lírica intrincada y psicodélica. El evento tiene un carácter más simbólico, también de celebración. Una instancia inédita que esperamos encuentre una continuidad de cara a los futuros envíos. Es sin duda un gran acierto”, agrega el curador, Ponce de León. “Desde el equipo consideramos que no solo es importante llevar a Argentina y su arte a Venecia sino también traer algo de Venecia a la Argentina”, explica.
Es la primera vez que una obra bienalista se estrena antes en el país. “Me sorprende. No por el tema de lo inédito, sino por los tiempos y los espacios”, dice Fernando Farina, curador del envío de Nicola Costantino en 2013, que recién se pudo ver localmente dos años más tarde en Colección Fortabat.
“Me parece bien que presenten una previa, es algo a lo que estamos habituados como evento cerrado. En general, las muestras vienen después de la bienal y siempre son otras obras. El contexto hace que la obra se readapte. Me parece bien que los argentinos tengan la posibilidad de ver el envío que los representará en un evento así en el contexto local. Por lo general, esto no se logra por una cuestión de costos o porque las obras son muy de sitio específico y readaptarlas implican hacerlas todas de nuevo”, cuenta Florencia Battiti, que curó el envío de 2019 de la artista Mariana Tellería. “Mostrar su obra acá implicaba hacerla de cero toda otra vez. Era inviable presupuestariamente”, explica. Tampoco fue posible traer al país el caballo monumental de la presentación de Claudia Fontes que fue sensación en la edición de 2017. Se llamó, paradójicamente, El problema del caballo.
“Tiene que ver con el rumbo político que tomó la dirección para la que fui convocada –explica Váquez–. Buscamos abrir el espacio del Palacio San Martín, históricamente sede ceremonial, pero que es además un lugar maravilloso como patrimonio arquitectónico y con un acervo muy importante de arte argentino y latinoamericano y una colección de arte prehispánico del NOA. La idea del canciller es abrir estos espacios al público en general y que no queden solo para recepciones oficiales. Estamos trabajando en una programación cultural. La Dirección sufrió un gran desfinanciamiento. Una de las misiones principales es apoyar a los artistas argentinos que tienen participaciones en el extranjero: ayudar a que puedan viajar. Por eso, un indicador clave es la emisión de pasajes de avión. En 2015, gestionamos 700 pasajes. En 2019, sólo 46″.
Fuente: María Paula Zacharías, La Nación