Desde una mesa del Florida Garden, con los hombros caídos y una corona de papel de diario sobre la cabeza, Federico Manuel Peralta Ramos miró a la cámara. Era el año 1987 y su mirada triste bajo las cejas alzadas fue captada por otra atenta, la de Aldo Sessa, que ya estaba por cumplir casi tres décadas de experiencia con la fotografía.
Este último no solo llegaría retratar a las personalidades más célebres de la cultura argentina sino también a dominar con destreza diversas técnicas y a registrar ciudades de todo el mundo, como lo demuestra el conjunto de más de sesenta imágenes que acaba de donar al Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. El mismo que le dedicó hace dos años una muestra a su monumental archivo, que incluyó aquella foto del bar que pasó a formar parte de la memoria colectiva local.
Luego de que un equipo del museo seleccionara entonces más de 700 fotografías tomadas desde 1958, entre 800.000 imágenes guardadas en planchas de contactos, negativos, copias impresas y archivos digitales, ahora fue la propia directora del Moderno, Victoria Noorthoorn, quien eligió el conjunto destinado a formar parte del acervo. Está compuesto por fotos tomadas desde 1958 con múltiples cámaras -desde la fiel Leica y la Polaroid hasta la del celular– y formatos, que representan muchas de las investigaciones del artista con una amplia variedad de temas y géneros fotográficos. Entre ellos, el fotoperiodismo.
“Me gusta mucho la fotografía periodística. Empecé colaborando con LA NACION cuando tenía 17 años, todavía tengo rotograbados. Me encantó cuando descubrí la tensión y el peligro, me daba mucha adrenalina”, recordó Sessa en una conferencia de prensa que ofreció hoy en la sede del museo, en San Telmo. Entre sus coberturas se contaron las dos visitas del Papa Juan Pablo II a la Argentina, en 1982 y 1987. Durante el primer encuentro con el Pontífice pasó varios minutos enfocando su sotana, hasta lograr tomar una foto de su zapato.
“El gran secreto de la fotografía no es la técnica sino el ojo del fotógrafo. Hacer clic, nada más. Mi técnica es muy básica. Me concentro mucho, estoy con todos los sentidos puestos en lo que estoy haciendo. Eso es todo”, agregó, con la experiencia de sus 81 años. Y señaló que de esa forma tomó muchas de sus fotografías icónicas, cuando visitaba La Boca cada sábado durante su juventud.
También el vínculo con el Moderno tiene una larga historia. “Estuve siempre muy conectado con el museo”, explicó Sessa a LA NACION al recordar su amistad con Rafael Squirru. El fundador de la institución -protagonista de uno de los retratos que integran la donación actual- escribió el prólogo para la primera exhibición de pinturas de Sessa en la Galería Bonino, en 1972, que inauguró su exitosa carrera internacional. La relación continuó con muestras y donaciones del artista durante las gestiones de sus sucesores, Hugo Parpagnoli y Guillermo Whitelow, hasta sumar al patrimonio tres serigrafías, dos fotografías y una pintura.
“Estoy en un lugar que es como mi casa”, dijo emocionado Sessa tras reencontrarse con esta última, que pertenece al Moderno desde hace décadas: Existing Without Being, realizada en 1975, integró al año siguiente una muestra en la sede que tuvo el museo en el Teatro San Martín.
La donación actual abarca desde retratos a grandes personalidades -como Manuel Mujica Lainez, Julio Le Parc y Nicolás García Uriburu– y su gran ensayo entre las bambalinas del Teatro Colón hasta sus célebres escenas de Nueva York -que está por publicar en un libro- y sus experiencias con la abstracción.
“Es muy claro cómo se despliega el ojo pictórico de Aldo”, dijo Noorthoon en referencia a una imagen de Vladimir Vasiliev bailando en el Colón en 1987. “Al seleccionar las fotografías tuvimos en cuenta su versatilidad para poder incluirlas en futuras muestras -explicó la directora del Moderno-. La de Vladimir podría llegar a convivir en muchas de ellas, porque interpela la esencia misma de la imagen”.
“Estoy de acuerdo con todo lo que eligieron, es una síntesis que cubre un periodo muy amplio. Yo convivo con un archivo de dos millones de fotos”, dice ahora Sessa, y confiesa que busca hacer espacio en su estudio del porteño Pasaje Bollini para retomar su pasión por la pintura. Desde allí partieron decenas de fotografías que hoy pertenecen a grandes museos como el Whitney de Nueva York o el Victoria & Albert y la National Gallery de Londres.
La lista completa puede verse junto con el registro de unas doscientas muestras y decenas de libros publicados en su página web, aldosessa.com.ar, que se relanzará por Zoom hoy a las 18 en una presentación organizada por la Asociación Amigos del Moderno. Para participar, el ID es 928 9908 3068 y el código de acceso, Sessa. A continuación, un panorama de algunas de las imágenes donadas:
Fuente: Celina Chatruc, La Nación