Tras diez años de trabajo científico y cinco de preparación logística, el Louvre presentó por primera vez el resultado de la muestra, que se inauguró este jueves y culmina un año de festejos franco-italianos en honor al principal icono del Renacimiento.
Los curadores Vincent Delieuvin y Louis Frank presentaron una colección de 24 dibujos cedidos por la reina de Inglaterra, Isabel II, el conocido como Cartón de Burlington House prestado por la Galería Nacional de Londres, el óleo de San Jerónimo, del Vaticano, o «La Scapiliata», de la Galería Nacional de Parma.
«El objetivo de la exposición es mostrar que Da Vinci nunca abandonó la pintura y que, al contrario, con todas las múltiples ocupaciones que tuvo en su vida nunca la dejó de lado», expresó Delieuvin.
Destacó que «el infrarrojo atraviesa la materia y revela los primeros dibujos que Leonardo puso en el papel. Toda la historia del cuadro está revelada en el infrarrojo, incluso las modificaciones, y al ver estas imágenes vemos el conjunto de la obra del pintor y el perfeccionamiento de su trabajo».
La exposición conjunta de sus dibujos preparatorios, la pintura y la reflectología permite ver la evolución y adentrarse en lo más parecido hasta la fecha del trabajo en el taller de Da Vinci. Un método que confirma también, según el Louvre, la objetividad de sus trabajos basados en estudios científicos.
«Para preparar cada uno de sus cuadros necesita un tiempo de trabajo científico, perfeccionar su técnica pictórica antes de ponerse con el pincel», añadió Delieuvin.
De las apenas veinte pinturas que se conservan de él, el Louvre considera haber reunido prácticamente la totalidad de lo que se podía juntar, teniendo en cuenta que «La adoración de los magos» o el fresco de «La última cena» no pueden ser desplazados por su fragilidad.
La exposición contará durante los primeros dos meses con el delicadísimo «Hombre de Vitruvio», cuyo préstamo fue bloqueado a principios de mes por la Justicia italiana pero que estará finalmente presente en la exhibición, según confirmó hoy el curador.
Delieuvin explicó que la tensión entre Italia y Francia ha menguado progresivamente, lo que ha permitido traer también el icónico dibujo de «La Scapelliatta».
Del cuadro que aún siguen sin noticias pese a haber solicitado el préstamo es el «Salvator Mundi», fechado en 1500, redescubierto en 2005 y subastado en 2017 en Nueva York como la pintura más cara jamás vendida, por 400 millones de euros.
Ahora es propiedad del príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salmán, que lo recibió como un regalo y lo expone desde 2017 en un lugar mucho menos accesible, su yate privado.