Un premio de 280.000 pesos para los mejores tres cuentos de un concurso que homenajea a Abelardo Castillo

De alcance internacional. Se pueden presentar originales hasta el 17 de septiembre. El cubano Leonardo Padura integrará el jurado.

Abelardo Castillo fue, qué duda cabe, una gloria de la literatura argentina, aunque dijera que nunca se sintió escritor. Que él era “un hombre que escribe”. Que escritores eran los otros.

Entre 1957 y 1959 publicó sus primeros cuentos sin imaginar que un premio propulsaría su carrera hacia adelante: los jurados eran Jorge Luis BorgesAdolfo Bioy Casares y Manuel Peyrou. Tenía otro trabajo, entonces, pero ese hecho le planteó una disyuntiva que definió su destino, cuando no había cumplido 24 años: “No quiero vivir engañado más tiempo», se dijo. El resto es literatura.            

​Por esa época, el narrador y dramaturgo fundaría, además, junto con Arnoldo Liberman y Humberto Costantini la revista literarias emblemáticas: El grillo de papel –en la que también se implicó Liliana Heker– y a esa seguirían otras, que también hicieron historia: El escarabajo de oro, que concentró los debates del mundo de las letras, el arte y la política de los ’60, y El Ornitorrinco, que comenzó a salir 1977 y en la que, a comienzos de la década siguiente, se publicaban solicitadas de las Madres de Plaza de Mayo. 

El escritor Abelardo Castillo, frente al tablero de ajedrez. "Para mí, escritores son los otros", decía.

El escritor Abelardo Castillo, frente al tablero de ajedrez. «Para mí, escritores son los otros», decía.

Muchos años más tarde, otro escritor, Juan Forn, que falleció esta semana, fue quien le insistió en un momento tortuoso de su vida para que terminara El que tiene sed (1985), que terminaría siendo una de sus novelas más celebradas e integra una obra vasta, compuesta por otras novelas, antologías de cuentos y piezas teatrales.

«El verdadero sentido de tu cuento es el de la lectura del otro –decía Castillo–. No es la idea que tiene un escritor de lo que hace, sino la idea que tiene el lector de lo que ha hecho».

Ahora, un concurso internacional de cuentos se propone honrar su legado y dar visibilidad a los autores del género. Los ganadores recibirán un total de 280 mil pesos en premios: 120 mil y un dibujo del artista Fernando García Curten para el primer premio; 80 mil para el segundo; 50 mil para el tercero.

Ya está abierta la convocatoria y hay tiempo hasta el 17 de septiembre. pueden participar los escritores mayores de edad, con un cuento en español, original e inédito.

“El cuento es el género de la perfección: Horacio Quiroga lo comparó con la flecha que directamente busca el blanco. Juan Rulfo dijo que, a diferencia de la novela, el cuento se escribía con un hacha“

“El cuento es el género de la perfección: Horacio Quiroga lo comparó con la flecha que directamente busca el blanco. Juan Rulfo dijo que, a diferencia de la novela, el cuento se escribía con un hacha"

Leonardo Padura

ESCRITOR Y JURADO

“El cuento es el género de la perfección: Horacio Quiroga lo comparó con la flecha que directamente busca el blanco. Juan Rulfo dijo que, a diferencia de la novela, el cuento se escribía con un hacha», define el cubano Leonardo Padura, que encabeza un jurado que completan el escritor y periodista Sebastián Basualdo y Claribel Terre Morel, directora de la revista Be Cult, que impulsa la iniciativa.

«Latinoamérica es tierra de grandes cuentistas. Quiroga y Rulfo, ya mentados. Borges, Cortázar, García Márquez, Roberto Arlt, Tito Monterroso, el más atrevido y cuentista de todos –repasa Padura–. Como jurado de este premio me gustaría leer cuentos como flechas, tallados a puro hachazo, que me hicieran recuperar mi fe en el presente de una forma narrativa que ha perdido terreno en el mercado pero que conserva sus exigencias técnicas, su capacidad de síntesis y, para hacer grande un relato, su capacidad de conmovernos con unas pocas páginas”.

El músico Antonio Birabent y Esteban De Gori, integrantes del staff de la revista y los escritores Fernanda García Curten, Juan Pedro Finat y Vivian Lofiego, integran a su vez el jurado de pre-seleccióin.

El nombre del ganador se dará dada a conocer el lunes 25 de octubre, y ese mismo día se concretará también una maratón de lectura de textos de Castillo, con participantes de distintos países. La escritora Sylvia Iparraguirre, viuda de Abelardo Castillo, prestará su colaboración en las instancias finales.     

«Una revista, es la invitación a un juego de entradas y salidas. Casi una propuesta a que cada persona construya su aventura lectora», dice Terre Morel y cuenta que la idea del premio nació con la pandemia, «cuando todo era incierto».

«En medio de una inmensa distracción colectiva, donde buena parte de la atención está puesta en quienes dividen, rechazan y confrontan, hay también una necesidad de compartir ideas con respeto, buscar soluciones y aferrarse a certezas; todo lo que la literatura puede dar».

Por eso, explica, «tanto la revista como el premio se insertan en una propuesta editorial también encaminada a crear otras experiencias culturales, nativamente digitales y amigables. Tenemos una idea amplia de la concepción de la cultura como espacio de conversación y pensamiento, donde la diferencia existe y el respeto también».

El escritor cubano Leonardo Padura será uno de los jurados del premio. Foto EFE

El escritor cubano Leonardo Padura será uno de los jurados del premio. Foto EFE

Un país de cuentistas

«Este es, esencialmente, un país de cuentistas», define a su turno Basualdo, que fue alumno dilecto de Castillo. «Creo que la relevancia, en el caso de este concurso recae sobre lo que significa Abelardo dentro de la literatura contemporánea: un verdadero maestro del cuento. Utilizo esa palabra que él tanto detestaba pensando en su magisterio de la ética literaria. Y es esto lo que a mí me gustaría que se viera materializado en los cuentos que resulten ganadores.»    

Juzga, también, que es muy importante generar estos nuevos espacios de visibilidad para los autores, y recuerda aquel concurso que le cambió la vida en 1958, en palabras del propio Castillo: “Escribí El otro Judas cuando tenía 22 años. Al año siguiente se hizo el concurso de la revista Gaceta Literaria, que dirigía Pedro Orgambide. En esa época yo no tenía a nadie cercano que tuviera relación con la literatura, salvo un amigo mío que era muy buen lector. En esos días tuve un encuentro, casi por azar, con Nicolás Guillén, que estaba viviendo en Buenos Aires. Le hablé sobre mi intención de mandar esa obra, todavía sin terminar, a un concurso».

Siguió: «De memoria le recité El Otro Judas, se la actué, hice todos los personajes. Cuando terminó mi representación, Guillén me dijo que si la escribía como lo contaba debía ganar ese premio. El hecho es que, al ganar el concurso, de algún modo me probé que no estaba tan alejado de mis propósitos. En ese sentido fue decisivo para mí: o ganaba o me volvía a San Pedro. Era un disparate, por supuesto, porque un concurso nunca garantiza nada. Pero eso era lo que yo sentía en ese momento”.

“Abelardo contó muchas veces que ese premio decidió su destino de escritor. Humorísticamente, solía agregar que ayudaba bastante a convencer a la familia de que uno no era un vago.”

"Abelardo contó muchas veces que ese premio decidió su destino de escritor. Humorísticamente, solía agregar que ayudaba bastante a convencer a la familia de que uno no era un vago."

Sylvia Iparraguirre

ESCRITORA

Sylvia Iparraguirre señala que había escrito ese cuento en el servicio militar. «Contó muchas veces que ese premio decidió su destino de escritor. Humorísticamente, solía agregar que ayudaba bastante a convencer a la familia de que uno no era un vago. Como director de revistas literarias consideraba que los concursos eran inherentes a la existencia de una revista que buscara dar a conocer nuevos escritores».

«En El Escarabajo de Oro –agrega– un cuento premiado sacó a la luz a un muy joven Ricardo Piglia. Creía que un escritor joven puede probarse en un concurso. Él mismo fue jurado innumerables veces. Fue un maestro del género por presencia, por propio ejemplo y por obra escrita, nunca por ‘cómo se debe escribir’».

Y termina: «En su taller, chicas y chicos de diferentes miradas sobre el mundo y con diferentes sensibilidades, buscaban en la forma cuento aquello que querían decir. Sólo estoy tratando de enfatizar lo siguiente: Abelardo, esquivo a cualquier tipo de homenaje, estaría sinceramente conmovido con esta iniciativa, un gesto de reconocimiento a la persistencia de una obra viva en el tiempo. Obra medida sólo como puede medirse la literatura: por la constancia de sus fieles y renovados lectores.»      

En este link se pueden consultar las bases.  

Fuente: Clarín