Permanecieron inéditos durante más de un siglo por haber sido probablemente víctimas de la autocensura del autor de «En busca del tiempo perdido».
Cuatro meses antes del 150º aniversario del nacimiento de Proust (1871 – 1922) llega este puñado de textos que permiten ver la progresión de su escritura tan refinada. Todos proceden de los archivos de Bernard de Fallois, que a principios de los cincuenta recuperó y editó «Jean Santeuil» y «Contra Sainte-Beuve», dos obras póstumas del narrador.
Antes de fallecer, en 2018, Fallois dejó por escrito su voluntad de poner a disposición de los investigadores el conjunto de los archivos reunidos sobre el escritor para evitar así que se dispersaran en alguna casa de subastas.
«Los setenta y cinco folios», tal el título con el que se publicará la obra, no guardan demasiada relación con la prosa majestuosa del Proust definitivo, el más grande de los escritores franceses del siglo XX junto a Louis Ferdinand Céline ya que se trata de textos muy juveniles, varias décadas anteriores a la escritura del libro capital de su autor, que no deseó publicar esos setenta y cinco folios, recuperados casi un siglo después de su muerte.
Gallimard estima que el 150º aniversario del nacimiento del narrador es el buen momento para rescatar, editar y presentar esta obra, que fue recopilada por Nathalie Mauriac, bisnieta de Robert Proust, hermano del novelista. Jean-Yves Tadié, biógrafo y proustiano emérito ha escrito un prólogo que servirá de referencia.
Paralelamente, la Biblioteca Nacional de Francia había previsto presentar una gran exposición nacional, pero la dirección de esa institución ha decidido aplazar hasta el 2022 los honores debidos, con motivo, dentro de un año, del centenario de la muerte de Proust.
En 2019 salieron a la luz también otra serie de textos inéditos del escritor publicados como «El remitente misterioso y otros relatos inéditos», que en su día habían sido descartados por el autor tras la salida de su obra «Los placeres y los días», en 1895.
Estos materiales que fueron traducidos por el escritor argentino Alan Pauls, constituyen una serie de esbozos, narraciones interrumpidas o cuentos donde también se advierte que las formas y las ideas aún no han alcanzado la madurez, pero que anticipan la trayectoria ascendente de Proust.
«Leemos a Proust porque es nuestro contemporáneo», dice en el prólogo el escritor argentino, para quien el conjunto no es “un agujero negro absoluto”, sino “una formidable fuerza centrífuga” que nos depara de vez en cuando una preciosa “astilla”.
El escritor nació en París en el seno de una familia adinerada y abandonó pronto sus estudios de Derecho para dedicarse a escribir. Aquejado de asma desde la infancia, a los 35 años se convirtió en un enfermo crónico y pasó el resto de su vida recluido, sin abandonar prácticamente nunca la habitación revestida de corcho donde escribió su obra maestra, «En busca del tiempo perdido».