La pandemia del coronavirus parece tener hasta aquí una única vencedora: la virtualidad. Y la industria editorial argentina no es ajena a este nuevo escenario. El libro electrónico -que todavía tiene en el país una circulación incipiente, teniendo en cuenta que en diez años no ha superado el 5 por ciento del total de libros vendidos-así como el audiolibro -cuyo consumo también sigue siendo marginal- son los dos únicos formatos que tienen los lectores para adquirir nuevos títulos en este contexto de aislamiento. De hecho, en abril no se publicaron novedades en papel. Desde ese punto de vista es lógico que la demanda de los libros digitales también se haya incrementado de manera acelerada.
La plataforma de lectura Bajalibros, que ofrece la descarga de ejemplares en formato digital, registró un aumento del 400 por ciento de las ventas durante la cuarentena (y un tráfico de 600 mil usuarios), mientras que editoriales comerciales como Random House aseguran haber incrementado sus ventas en un 50 por ciento en ese formato (Planeta prefiere no arriesgar cifras, aunque también confirma un incremento importante).
También cabe aclarar, en simultáneo, que en el marco de la crisis que afecta al sector editorial en el país, en caída libre desde 2016, el aumento del formato electrónico está muy lejos de poder compensar las pérdidas de los actores de la cadena del libro. La Cámara Argentina de Librerías calcula una caída del 70 por ciento de la venta de ejemplares físicos debido al cierre temporario de los locales, en lo que va de marzo y abril de 2020.
Tanto los grandes sellos editores -Planeta, Random House- como las editoriales medianas e independientesprecisan vender los libros que componen sus catálogos para subsistir, y a su vez seguir encargando, imprimiendo y distribuyendo nuevos títulos durante el resto del año. Porque en ningún caso el libro en formato digital compensa la caída de las ventas, coinciden los editores consultados.
Qué estamos comprando
«Tenemos disponibles más de 25.000 títulos en formato Ebook y 1200 en audiolibro», dice Valeria Fernandez Naya, de la editorial Penguin Random House, que además libera un audiolibro gratuito por semana (ésta fue Las viudas de los jueves, de Claudia Piñeiro). ¿Los títulos más vendidos en ebook? «Catedrales, la última novela de Piñeiro, Lo mucho que te amé, de Eduardo Sacheri; Belgrano de Daniel Balmaceda; Horóscopo Chino, de Ludovica Squirru, Predicciones, de Jimena La Torre, Dime y ¿Quién es cómo Dios?, de Florencia Bonelli.
También En el huerto de las mujercitas, de Gloria Casañas y Caos, de Magalí Tajes», detallan.
Desde Planeta, entre tanto, confirman que la venta de ebooks se aceleró, aunque no tienen aún cifras precisas en términos de porcentajes. Lo que más se vendió, señalan desde la editorial «son los títulos de recetas, nutrición y nutrición para chicos, además de los últimos títulos de Viviana Rivero, Gabriel Rolón, Felipe Pigna, Dario Sztajnszrajber y Cecilia Ce (autora de Sexo ATR).»
También admiten que «el clima de preocupación es compartido y éste será un año de austeridad, en el que se reducirán los gastos más superfluos y probablemente se reduzca el plan anual, de 350 títulos anuales a 200 o 250. Aún es temprano para los pronósticos y lo que vaya a ocurrir dependerá de las medidas que se vayan tomando a nivel gubernamental y de cómo vayan afectando al sector en los próximos meses. Pero la apertura de la venta online y los envíos de libros permitiría una primera reactivación mientras dure el aislamiento y en ese sentido esperamos que progresivamente se vayan implementando medidas en este sentido y que se extienda la excepción de traslado y trabajo para el sector. Ya hay una negociación entre la Cámara del libro y el Ministerio de Cultura de la Nación», explican.
María Belén Marinone, de Leamos.com -un servicio de suscripción pago vinculado a Bajalibros que permite a los usuarios leer una cantidad ilimitada de títulos mensuales- explica que «en nuestro caso fue notable el aumento de tráfico y usuarios«. En esta plataforma -que funciona con la lógica de Netflix- los más leído fueron Psicoanalisis: por una erotica contra natura, de Alexandra Kohan, Nuestra parte de la noche, de Mariana Enriquez, La niña de la bolsa, de Florencia Etcheves, y Curame, de Lorena Pronsky.
Mientras que en Bajalibros -una librería online- los títulos más descargados hasta aquí son el último de Gabriel Rolón, Caos, de Magalí Tajes y Catedrales de Piñeiro, informa Marinone.
Durante la cuarentena, el catálogo de Leamos está liberado, y posteriormente volverá a costar alrededor de 200 pesos mensuales. «De verdad, esperamos que este aislamiento obligatorio sirva para conocer estos modos alternativos de lectura y que aquel lector que descubrió el formato electrónico o se habituó mejor siga demandando material», concluye Marinone.
«Esperamos que este aislamiento obligatorio sirva para conocer estos modos alternativos de lectura y que aquel lector que descubrió el formato electrónico o se habituó en mayor medida siga demandando material», dicen desde Leamos.
¿La presencia del formato digital y el audiolibro seguirán ampliándose? «En algún porcentaje, seguro», especula Victor Malumián, editor del sello Godot y organizador de la Feria de Editores (FED). «La pregunta es si ese porcentaje será suficiente para que entre en el radar de las editoriales, al menos por rentabilidad. Para nosotros es una prioridad, por un tema de accesibilidad, de poner a disposición textos para personas ciegas o graves problemas de visión, por ejemplo. Ni bien arrancó la cuarentena decidimos rebajar el catálogo digital en un 60% porque preferimos dejar de lado una parte de nuestras ganancias pero que los lectores puedan seguir leyendo a menor costo y los autores puedan cobrar sus regalías. La experiencia salió muy bien pero el ingreso sigue siendo completamente marginal, tiene más que ver con poder seguir en movimiento.»
Cuando todo esto termine, la cuarentena habrá servido, seguramente,para instalar en mayor medida un formato, el digital, que se elige por diversas razones: portabilidad, costo y, ahora, la posibilidad de hacer descargas inmediatas sin moverse de casa. Pero tan cierto como eso es que la industria local precisa seguir produciendo y vendiendo para que el 2020 no se convierta en uno de los peores años de su historia.
Son dos realidades paralelas: para los lectores, estas formas alternativas de lectura que habilitan el libro electrónico y el audiolibro suponen la posibilidad de acceder a los títulos de su preferencia de manera sencilla y a un costo mucho menor que lo que cuesta un ejemplar en papel, por lo que muchos ya empiezan a habituarse a leer en la pantalla del ebook, la tablet o el celular. Mientras que los editores, imprenteros, distribuidores, comerciantes y los mismos autores, velan porque la reapertura de los locales de venta al público vuelva a hacer girar la rueda de la producción y la ubicación de los libros ya impresos, antes de que su contabilidad se vea aún más afectada.
«Se da la paradoja de que probablemente la gente esté leyendo más», comenta Juan Ignacio Boido, director editorial de Penguin Random House. «Aunque en la Argentina, la inmensa mayoría de los libros se venden en las librerías y hoy están todas cerradas, lo que impacta de lleno en las editoriales, las imprentas, las distribuidoras y, desde ya, en los locales. Si bien en estos días se vio un aumento en la venta de los formatos digitales (el ebook y el audiolibro, en el cual Random viene invirtiendo mucho) no son formatos instalados masivamente en la Argentina, con lo cual es imposible que compense de pronto la caída de los libros físicos.»
Fuente: Clarín