Un repentino episodio -con varios links a debates contemporáneos- derivó en que la reconocida escritora Mariana Enriquez y la ensayista Alexandra Kohan cerraran este martes sus cuentas de Twitter, ambas con miles de seguidores, luego de que varios usuarios de la red social criticaran el apoyo de las argentinas a la escritora colombiana Carolina Sanín (Bogotá, 1973), acusada de “transodiante” o transfóbica por integrantes de la comunidad trans y LGBT+.
La autora colombiana, una voz muy escuchada en su país, contó en redes sociales que el sello Almadía, después de haber comprado los derechos de sus libros Somos luces abismales y Tu cruz en el cielo desierto para México, le había comunicado que no los publicaría por sus posiciones públicas sobre políticas identitarias. “Me parece que la decisión de cancelar un contrato ya firmado por unos libros (que, además, no tienen que ver con el tema en cuestión) sienta un precedente tenebroso”, compartió en su hilo de Twitter.
“El 4 de noviembre, mi exagente, Andrea Montejo, me avisó por un mensaje de voz que [Guillermo] Quijas le había confirmado que, tras mucha deliberación y a pesar de apreciar mis libros, no podía publicarlos por mis manifestaciones sobre el tema trans. La editorial desistió, en cumplimiento del contrato, de la devolución del anticipo. Nunca habló conmigo”, contó Sanín al diario mexicano Excélsior. Consultada por LA NACION, dijo: “Estoy realmente muy afectada y no puedo hablar más del asunto ahora mismo”. Este diario intentó comunicarse con los responsables de Almadía, hasta ahora sin éxito. En ese sello se publicaron libros de las argentinas Camila Fabbri y Samanta Schweblin, de la colombiana Vanessa Londoño y de las mexicanas Jazmina Barrera, Clyo Mendoza y Daniela Tarazona, flamante Premio de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz 2022 por la novela Isla partida.
Enriquez y Kohan -como otros escritores y editores latinoamericanos- expresaron su solidaridad con Sanín, una suerte de “J. K. Rowling tropical” según sus detractores y escritora censurada por Almadía en opinión de muchos. El apoyo de Enriquez a su colega causó revuelo en el mundo literario hispanohablante: varios manifestaron su respaldo y, también, varios criticaron su postura y la acusaron de “transodiante”.
Para algunos, Enriquez se convirtió en la nueva “mártir” del movimiento woke y la corrección política. Otros se interesaron en las opiniones de Sanín -algunos la descubrieron a causa de esta polémica- y, no hay mal que por bien no venga, por su literatura. El sello Blatt & Ríos aprovechó la oportunidad para adelantar que en diciembre publicará un libro de cuentos de la autora cancelada.
“Solidaridad Carolina, no lo esperaba de ellos a quienes aprecio mucho. Creo que es importante discutir y no estar de acuerdo. Es importante inclusive para afirmar la posición propia, sin contrastar cómo saber”, posteó la autora de Nuestra parte de noche. Su mensaje fue interpretado por algunos usuarios de Twitter como un apoyo a la posición señalada como “transfóbica” o TERF [Feminista Radical Trans-Excluyente] por un sector del feminismo (para el cual una mujer puede ser cis -cuando su biología coincide con su autopercepción- o trans y pueden convivir sin conflictos). “En vez de irte, esto se solucionaba con decir que no avalabas gente que reproduzca discursos transodiantes”, le escribió una tuitera de La Plata desde la cuenta @Ing_Torta. “Que una editorial decida bajarte un contrato no es cancelación, que decidas irte de tuitear porque la gente acá es re intensa (y violenta a veces, sí, lo sé) no es cancelación. Siguen llorando ‘cancelación’ y ‘silenciamiento’ mientras SIGUEN TENIENDO TREMENDAS PLATAFORMAS”, escribió con mayúsculas.
Antes de cerrar su cuenta Enriquez insistió: “Yo no soy terfa. Estoy feliz de vivir en un país con ley de identidad de género. Pero no me gusta que se decida no publicar a alguien porque piensa de una manera con la que no estoy de acuerdo -sus libros no tratan el tema en cuestión-. Pueden estar en desacuerdo con eso”. Y agregó: “Ya vi todos los posts con las que cosas que ella dijo. También vi su video donde explica con más tranquilidad. Sus libros no tienen nada que ver con eso. La editorial puede decidir no trabajar con ella? Claro. Y yo puedo pensar que no corresponde”.
“Compren, pidan prestados o saquen de alguna biblioteca libros de Mariana Enriquez. Háganse un favor. Yo en este momento mismo la estoy leyendo”, escribió Claudia Piñeiro desde su cuenta. Y recomendó con un hashtag la novela Nuestra parte de noche, el libro con el que Enriquez ganó el Premio Herralde y cuya versión al inglés desembarcó a inicios de mes en el Reino Unido. Para consuelo de sus seguidores, la cuenta de Enriquez en Instagram (así como la de Kohan) sigue en actividad.
Sin mencionar nombres, la escritora travesti-trans Camila Sosa Villada insinuó su posición al respecto en Twitter. “Quién tiene la culpa? Por supuesto que las travas. Y ahí tienen que alguien se benefició con todo esto”, bromeó. “No hay que dignificar esas discusiones con respuestas, mis amores. La que responde es nuestra vida”, agregó. “Censura, como siempre”, resumió la escritora Ariana Harwicz en diálogo con este diario. La comunidad travesti trans es una de las más vulnerables de la Argentina.
La escritora Samanta Schweblin compartió en su cuenta de Twitter: “Encontré esto en ‘Testimonios’, de Victoria Ocampo, y pensé en cómo se las ataca esta semana en redes a @LaEnriquez1973 y @SaninPazC. Tant@s ‘liberad@s’ atrapad@s otra vez en nuevas ataduras. Brindo por todo lo que nos ayude a pensar. Es decir, brindo por ambas”. A continuación, la autora publicó la imagen de un texto de la ensayista estadounidense Susan Sontag. “Toda mujer ya ‘liberada’ que acepte con complacencia su situación de privilegio se hace cómplice y participa de la opresión de las demás mujeres. De esto acuso a la gran mayoría de las que han hecho una carrera en las artes y las ciencias, en las profesiones liberales y en la política”.
Algunos expresaron su disidencia con Schweblin en cuanto a la interpretación de las palabras de Sontag. “Muy buena frase. Significa que todas las mujeres cis que estamos en una situación privilegiada tenemos el deber de defender a las mujeres trans que están siendo explícitamente atacadas. Estoy completamente de acuerdo y felicito que alces la voz”, ironizó la usuaria @karuvf. Se sabe que no hay un punto final para los “tuiterdebates”.
El escritor Sergio Olguín también opinó por la red social: “Mariana Enríquez no se va de Twitter por ataques nazis, ni por trolls pagos. Se va porque la intolerancia está más allá de las causas, por más dignas y nobles que sean. Atacan a alguien que siempre estuvo del lado correcto. Cuánta torpeza e ignorancia”.
En un nuevo tuit, esta tarde Sanín se permitió una ironía literaria. “Hola. He estado conversando con Octavio Paz en el paraíso que las mexicanas biempensantes han destinado a los escritores cancelados. La verdad es que, en cuanto a espacios virtuales, está mejor que este. Beso. Y hasta jamás”, escribió.
Con información de Télam
Fuente: Daniel Gigena, La Nación