En 2023, el Departamento de Archivos de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno (BNMM), que gestiona fondos y colecciones de origen privado vinculados a personalidades e instituciones relevantes de la cultura, la política y la vida intelectual de la Argentina desde principios de siglo XX hasta hoy, se enriqueció con nuevas incorporaciones. Mediante un proceso administrativo y jurídico, la BNMM se compromete ante el donante a dar tratamiento al archivo que recibe y ponerlo a consulta pública.
En forma completa o parcial, el año pasado ingresaron a la BNMM fondos documentales de los escritores Ulyses Petit de Murat (donado por la escritora Claudia Aboaf), César Fernández Moreno (donado por la escritora Inés Fernández Moreno), Horacio Salas (exdirector de la Biblioteca Nacional; donado por sus hijos), Juan Carlos Mauri (donado por las hijas y la nieta, y que incluye correspondencia con Elías Castelnuovo, César Tiempo y Luisa Vehil), Charlie Feiling (donado por la periodista Gabriela Esquivada) y Alberto Szpunberg (donado por las hijas del poeta), de la historiadora Hilda Sabato (que donó en persona su archivo, como había hecho con el de su padre, el científico Jorge Sabato) y del historiador Ricardo Falcón (que donaron sus hijos), de la médica y psicoanalista Marie Langer y de la bibliotecaria Josefa Emilia Sabor. Las donaciones serán identificadas y descriptas para poder ser puestas a consulta.
También se sumaron documentos a la colección Cartas de la Dictadura, con la incorporación de la correspondencia de Adalberto Oscar Martini y de los excombatientes de la guerra de Malvinas Ricardo Zarza, Gabriel Espir y Ramón Garcés.
Usualmente los archivos contienen epistolarios, manuscritos, folletos, fichas bibliográficas, volantes, recortes de prensa, publicaciones periódicas, libros y fotografías; a veces se incluyen documentos de audio y audiovisuales, en soporte analógico y digital. En varias ocasiones, con el material de los fondos documentales en la BNMM se organizan muestras y se publican catálogos.
Eso pasó con el archivo personal de la socióloga, editora e investigadora Elizabeth Jelin, pionera en conectar en sus trabajos mundos íntimos y públicos, en cuestiones de memoria, derechos humanos, terrorismo de Estado, familia y movimientos sociales en América Latina. Tras el receso de verano, la muestra Cartografías Jelin. Archivo, tiempo, afectos (al cuidado de Santiago Allende, Federico Boido y Antonio Dziembrowski, de la Dirección de Investigaciones) se podrá ver en la Sala Leopoldo Lugones y la Sala María Walsh hasta el 31 de marzo. Y en el catálogo se pueden leer ensayos de Ana Guerra, Guillemo David, Ludmila da Silva Catela y Agustina Triquell, entre otros, y observar imágenes de cartas, documentos, fichas, casetes, portadas de libros y fotografías del “laboratorio” de la autora de Los trabajos de la memoria.
“Como cada archivo requiere de todo un trabajo y procesamiento previo, nunca están a consulta apenas ingresan”, dice a LA NACION Ana Guerra, jefa del Departamento de Archivos de la BNMM. Si el archivo acaba de entrar, como pasó en septiembre de 2023 con el fondo personal de la historiadora Hilda Sabato (que donó material reunido a lo largo de años de trabajo académico en el campo de la historia social y política), se hace un inventario, se clasifica, ordena, describe, se hacen tareas de conservación y preservación (tanto si la documentación está en papel o es electrónica) y se selecciona qué documentos se digitalizarán. Luego, se lo guarda en cajas.
“Muchas veces, los archivos llegan porque hay ofrecimientos de bibliotecas; otras veces, porque ya nos conocen y se contactan con nosotros -indica Guerra-. Otras veces, nos comunicamos con familiares y herederos, preguntando si se ha guardado material. A veces, los usuarios del archivo e investigadores nos ofrecen archivos propios o de familiares”. El escritor Leopoldo Brizuela, de 2016 hasta su muerte, EN 2019, trabajó como “cazador de archivos” de la BNMM.
El archivo tiene un depósito en el cuarto piso de la institución, donde se guardan los fondos personales y de instituciones, y otro en un sector del tercer subsuelo.
Mientras ingresaban nuevos archivos, el año pasado se abrieron a la consulta pública muchos otros. Entre ellos, el del escritor, publicista y sociólogo Rodolfo Enrique Fogwill (16 cajas con borradores, contratos con editoriales, eslóganes publicitarios, libros propios y de otros, con dedicatorias y anotaciones); el del psicoanalista y profesor Jorge Belinsky; el del escritor e historiador Isaac Pearson, el “Sarmiento secreto” (donado por su nieta); el del escritor Alberto Szpunberg, que falleció en Barcelona en 2020; la colección completa de la revista Todo es Historia, creada por Félix Luna (el archivo, con documentación administrativa, imágenes y correspondencia, ocupa 55 cajas); el archivo de redacción del diario Crónica (con miles de dossiers de prensa), el archivo de redacción de la revista Qué Sucedió en 7 Días (cientos de dossiers, de 1910 a 1969) y el archivo de la editorial Haynes, que publicaba el diario El Mundo y la revista El Hogar (en la que escribió Borges). También se abrió a consulta parte del archivo personal del escritor Roberto Juarroz.
¿Cómo se consultan los archivos? La sala de consulta del Departamento de Archivos se encuentra en el tercer piso de la institución, en Agüero 2502, y atiende de lunes a viernes de 10 a 18, y los sábados de 12 a 18. La BNMM reabrirá sus puertas el 5 de febrero. El mail [email protected] y el teléfono 4808-6063. También se pueden buscar y consultar en este enlace.
Muchas veces, junto con los archivos se donan bibliotecas, y el Departamento de Archivos trabaja en simultáneo con el de Desarrollo de Colecciones ([email protected]). Recientemente, una sección de la biblioteca de la escritora Tamara Kamenszain, que murió en 2021, ingresó a la BNMM en 2023. Los hijos de la autora donaron los libros de poesía argentina y los ensayos sobre literatura argentina que la autora de Libros chiquitos utilizaba para sus estudios académicos.
Tras la renuncia del escritor Juan Sasturain a la dirección de la institución en diciembre del año pasado, el Gobierno designó a la bibliotecaria Susana Soto Pérez, cuyo nombramiento aún no fue publicado en el Boletín Oficial.
Fuente: Daniel Gigena, La Nación.