Alain Touraine (Hermanville-sur-Mer, 1925 – París, 2023) ha fallecido la madrugada del viernes a los 97 años en París, según ha confirmado su familia al periódico Le Monde. Fue uno de los últimos supervivientes de una generación brillante que marcó las ciencias sociales y el pensamiento occidental desde mediados del siglo XX hasta el inicio del XXI. Como sociólogo, su campo de estudio ha abarcado desde las fábricas que en la posguerra levantaron el país a la sociedad postindustrial, y desde los movimientos sociales a la crisis de la modernidad. Con sus intervenciones en el debate público —en Francia, pero también en otros países europeos como España y en América Latina—, Touraine se convirtió en un referente de lo que en su país llaman la segunda izquierda —de carácter socialdemócrata y netamente antitotalitaria—.MÁS INFORMACIÓNAlain Touraine, sociólogo: “Esta crisis va a empujar hacia arriba a los cuidadores”
El sociólogo compartió el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2010 con el también pensador Zygmunt Bauman (Poznan, Polonia) por ser “luminarias del pensamiento europeo que han contribuido a un mejor entendimiento de la realidad social de un mundo especialmente singular”, explicó entonces el jurado del galardón.
Touraine comenzó su carrera con un estudio sobre la evolución del trabajo en las fábricas Renault(1945). En setenta se interesó no solo por el sindicalismo laboral, también por nuevos movimientos sociales como el de los estudiantes del Mayo del 68, el ecologismo y el feminismo. No estaba convencido de la necesidad de formar un movimiento social a nivel mundial, sino recuperar los actores que se inventaron hace siglos: partidos políticos para conseguir derechos cívicos y sindicatos para lograr derechos sociales.
Fue un gran analista de los periodos de crisis políticas y económicas. En plena pandemia, en una entrevista con EL PAÍS, Touraine reflexionaba sobre la situación actual del mundo: “Lo que más me impresiona ahora, en tanto que sociólogo o historiador del presente, es que hacía mucho tiempo que no sentía un tal vacío. Hay una ausencia de actores, de sentido, de ideas, de interés incluso: la única preferencia del virus es hacia los viejos. Tampoco hay remedio ni vacuna. No tenemos armas, vamos con las manos desnudas, estamos encerrados solos y aislados, abandonados. No hay que estar en contacto y hay que encerrarse en casa. ¡Esto no es la guerra!”.
Superviviente de la Segunda Guerra Mundial, tenía 14 años en aquel momento, al recordar la guerra y el momento presente encontraba una clara distinción: “La ocupación, después, sí marcó toda mi juventud. Ahora es otra cosa: estamos en el vacío, reducidos a la nada. No hablamos, no debemos movernos, ni comprender”.
Touraine se definía como “muy europeísta, probablemente demasiado”. Lamentó el Brexit y la llegada de los ultras como Matteo Salvini en Italia. “Esta epidemia tiene lugar en un periodo en el que no sabemos ni cómo ni por qué. Es demasiado pronto para saber qué hacer económicamente”, aseguró en EL PAÍS. Su pronóstico sobre Europa era claro: “Ahora hay dos decisiones fundamentales. Primero, la liberación por medio de las mujeres. Es decir, el derrumbamiento de la razón en el centro de la personalidad y la recomposición de los afectos en torno a la razón y la comunicación, una sociedad del care [en inglés, cuidados]. Y segundo, la acogida de los migrantes, que considero un problema de peso. Nuestros países europeos se definen hoy por su actitud ante los migrantes”.
Escribió diferentes ensayos sobre los movimientos de trabajadores en todo el mundo, particularmente en los países latinoamericanos. Desde 1960 es Director de Estudios en L’ Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales de París, y desde 1989 miembro del College de la Prevention des Risques Tecnologiques. Entre su extensa obra destacan libros como ¿Qué es la democracia?, Igualdad y diversidad (nuevas tareas de la democracia), Cómo salir del liberalismo, ¿Podremos vivir juntos? o A la búsqueda de sí mismo.
Fuente: El País.