Las escritoras y artistas Diana Arias, Florencia Canale, Ana Wajszczuk, Katja Aleman, Leonor Benedetto, Andy Cherniavsky y Mariela Ivanier participaron del encuentro «Mujeres que escriben». (VERBO)
Estoy segura: inhóspito fue el adjetivo más acertado para definir el clima helado al inicio del encuentro. Y no fui yo. Fue Mariela Ivanier, organizadora del ciclo “Mujeres que escriben”, la que lo mencionó. “Inhóspito –dijo–, una palabra que me recuerda a mi recientemente fallecida madre. Justo se dio una situación en donde el clima quiso anteponerse a lo planeado. Me la imaginé quejándose y me reí. Este evento y el presente tienen mucho que ver con ella, y compartirlo con estas mujeres me enorgullece y me llena de energía para lo que viene”.
Sin embargo, y contra todo pronóstico , el tiempo transcurrió hechicero y seductor. El frío no pudo contra el calor de las historias de amores posibles e imposibles. Contra lo real y lo fantástico. Contra el mundo de los otros que nos regala la literatura y el arte.
Y para eso fuimos. Al cobijo de los muros históricos del bellísimo Monasterio de Santa Catalina de Siena (1745), primer monasterio para mujeres de la ciudad de Buenos Aires, Diana Arias, Florencia Canale, Ana Wajszczuk, Katja Aleman, Leonor Benedetto, Andy Cherniavsky y Mariela Ivanier, autoras y artistas argentinas, abrieron sus almas, sin pudor y revelaron qué se siente cada vez que se asoman al abismo de la creación.
Bajo la conducción de Veronica Martinez Castro y la música de Andrea De Marco, la noche de invierno se hizo verano y el viento frío se escapó por la ventana. Solo quedó la calidez de estas supermujeres que animaron la velada hasta el final.
Florencia Canale sobre las librerías: «Es un lugar que me detiene, me demora. Y, aunque llegue tarde a otro lado, eso me arrastra y me chupa». (VERBO)
De pronto, un ping pong de preguntas y respuestas avivó el fuego. Las risas y los comentarios de los presentes no tardaron en llegar. “¿Hay un lugar más lindo que una librería?”, pregunta la moderadora. “Donde hay libros pasan cosas”, dice Ana Wajszczuk, autora de Chicos de Varsovia y Fantasticland, su última novela, quizás basada en hechos reales, acerca del embarazo por medios artificiales. “Son universos en sí mismos -opina Diana Arias, autora de Amores inmigrantes, entre otros-. Me gustan las tiendas de libros llenas de gente. Y mirar lo que eligen”.
“Creo que no hay lugar más lindo -responde Florencia Canale, quien cuenta con una larga colección de títulos entre los que podemos mencionar Casas revueltas, de reciente publicación, Bastarda, Pecadora y El diablo-. Es un lugar que me detiene, me demora. Y, aunque llegue tarde a otro lado, eso me arrastra y me chupa. ¡Perdón por el vocabulario!”.
En cambio, para Leonor Benedetto, actriz de televisión y teatro, existe una puja entre librerías y zapaterías. Y en ocasiones no está segura de cual gana. Confiesa que hay dos lugares de los cuales presume para conocer a la gente: las librerías y los supermercados. “Estoy como chusma para ver qué compran. Espío los carritos de reojo. Y en las librerías, igual. Me convierto en la chismosa del lugar. Es un espacio para pensar, para oler, para escuchar lo que dice el público. Es un lugar hermoso que espero no se acabe nunca”.
Mariela Ivanier, organizadora del evento: «Quiero celebrar las páginas en blanco y el aliento que todas ustedes han tenido y tienen para llenarlas”. (VERBO)
Por su parte, Andy Cherniavsky, nombrada recientemente personalidad destacada de la cultura por la Legislatura Porteña, conocida como la fotógrafa del rock argentino en los 80 y autora de Acceso directo, reconoce que lo que le hace bien es lo que le pasa a los lectores con sus libros, las cosas que le comentan acerca de su obra: “Una vez, una lectora me dijo: ‘Me fui de viaje y me lleve tu libro y al final el viaje fue lo que vos escribiste en ese libro’”.
Cerca del cierre y antes del chin chin, llegó la pregunta para Mariela Ivanier, organizadora y autora del libro El arte está en casa: “¿Las mujeres somos generosas con otras mujeres?, arriesgó la conductora. A lo cual Ivanier disparó : “Estoy transitando un reencuentro con el mundo de las mujeres porque siempre trabajé con hombres. Eso me alejó del mundo de las mujeres. Tanto el libro como esta mesa tienen que ver con mi propio recorrido. Es mi propio proceso. Las mujeres podemos ser muy generosas con otras mujeres. Solo se trata de practicar”.
¿Su verdadero desafío? Ser la anfitriona: “Yo soy anfitriona y trabajo con eso. Mi página en blanco es organizar y asegurar que todo salga perfecto. Al final sale y sucede. Por eso quiero celebrar las páginas en blanco y el aliento que todas ustedes han tenido y tienen para llenarlas”.
“Mujeres que escriben” es el primer encuentro del ciclo “Mujeres que…”, que continuará desarrollándose hasta fines de 2024 y que convocará a mujeres para dialogar y repensar sus artes y oficios.
Fuente: Infobae