La idea es acompañar a los adultos mayores en esta etapa de cuarentena obligatoria: el programa se llama Libros puerta a puerta y permite acceder a títulos que los voluntarios del gobierno porteño finalmente acercan hasta las casas. Y, además, indirectamente sirve como acompañamiento, porque quien se comunica -muchas veces tímidamente- con el 147 (opción 2), termina conversando sobre libros con quienes los atienden del otro lado de la línea.
La iniciativa del Ministerio de Cultura de la Ciudad se lanzó el mismo Día Internacional del libro y permite que los mayores de 70 años dispongan de una oferta de cuentos, novelas, ensayos; relatos de distintos géneros y autores -contemporáneos y clásicos- que los mismos voluntarios del gobierno porteño acercan después hasta las casas, munidos de guantes y barbijos. Los libros no son nuevos, cabe aclarar, porque provienen de donaciones.
Pero, ¿funciona el sistema, en los hechos? Cuál es el mecanismo que, concretamente, permite acceder a algún título? Consultamos a dos personas que se interesaron por este programa.
Chichita dice sentirse más que satisfecha: se comunicó con la línea de voluntarios del gobierno porteño a comienzos de esta semana porque precisaba algún libro sobre los reyes de Francia, para un trabajo que -a sus 95 años- encara con entusiasmo, mientras ve crecer la enredadera y los malvones que en esta cuarentena florecen al sol.
-Me atendieron muy amablemente, un muchacho muy bien informado que consultó en el catálogo de libros y me explicó que no tenía uno sobre los reyes del período histórico que yo ando rastreando, pero sí otro sobre las reinas de Francia– cuenta.
El telefonista desplegó su propuesta en detalle y resultó convincente, así que llegaron a un acuerdo y Chichita aceptó que le enviaran el libro propuesto. También le explicaron que el envío demoraría 48 horas. Y que no se preocupara por nada relacionado con su salud, porque los protocolos de higiene para la entrega eran estrictos, y que le agradecían haberse comunicado y prometían responder a su demanda.
Dos días más tarde, un voluntario tocaba el timbre de su casa con guantes y barbijo, porque el tamaño del libro no permitía dejarlo en el buzón (en general, se trata de evitar el contacto directo). Se lo entregó con los recaudos del caso y ella quedó maravillada al abrir el paquete:
-Es un libro precioso, antiguo, encuadernado en rojo y dorado. Se llama Las reinas de Francia en tiempos de Valois. El bello siglo XVI, de Simone Bertiere.
Así que estos días, decidió, los dedicará a la lectura: ¿qué suerte le espera bajo el Antiguo Régimen a una mujer joven que se casa con el rey de Francia? ¿En qué consiste la condición de reina? ¿Por qué algunas florecen al acceder a ella y otras se desdibujan? Las reinas se suceden y no se parecen entre sí… la temática la tiene entusiasmada.
Le explicaron que el envío era gratuito y que hay un extenso catálogo para elegir o recomendar a otros adultos mayores que puedan tener ganas de leer, estando imposibilitados de salir a una librería o una biblioteca barrial.
En el caso de Elías, la experiencia también resultó satisfactoria, aunque hubo que dar algún detalle más sobre el programa a quienes atendieron el 147 las dos primeras veces, porque los telefonistas del 147 desconocían que hubiera un programa de entrega gratuita de libros. Después de tomarse unos minutos para averiguar, el segundo de ellos informó que otra persona devolvería el llamado al día siguiente. Cuando volvieron a comunicarse con Elías, para consultarle qué tenía ganas de leer (autores, géneros), la impresión fue muy buena: el voluntario parecía estar muy bien informado, no solo sobre el catálogo sino sobre el contenido mismo de los libros.
Elías buscaba puntualmente un título, Odorama, Historia Cultural del olor, de Federico Kukso, un compendio de historias asombrosas y desconocidas que conectan el pasado y presente de la humanidad a través de la memoria olfativa. Se lo habían recomendado enfáticamente y por estos días no puede salir de su casa. Pero el voluntario del gobierno porteño explicó que ese libro no estaba contenido en el catálogo de donaciones que se dispusieron para repartir en el marco del programa: a cambio le consultó por otros autores o géneros de su preferencia. ¿Policiales? La oferta de títulos era amplia, pero Elías los había leído casi todos, así que modificó su pedido:
-¿Hay algo de Leopoldo Marechal, que no sea Adán Buenosayres?
Había en el catálogo solo tres ejemplares de ese autor, y correspondían, justamente, a esa novela. Así que el voluntario retrucó:
– Adolfo Bioy Casares, Dormir al sol. Es una novela impresionante- juzgó. Le va a gustar mucho.
En este caso, se trata de una novela fantástica del escritor argentino Adolfo Bioy Casares. La primera edición fue publicada por Emecé en 1973, e incluso llegó al cine, en versión del director y guionista Alejandro Chomski en el año 2012, y Luis Machín en el rol principal.
-Hecho. ¿Cuándo me llega?
-Por el feriado del 1° de mayo, a lo sumo el lunes – le respondieron-. Pero el libro llegó el jueves anterior, prolijamente envuelto en un sobre de color madera y con el sello del nombre del programa, «Libros puerta a puerta».
En este caso, sí, el paquete fue dejado y retirado del buzón, sin mantener un contacto directo con el voluntario que trasladó el libro.
-Está bueno el libro de Bioy, lo estoy leyendo -cuenta él ahora-. Me pareció serio el sistema y muy bien predispuestos los voluntarios, que entienden que quien llama merece mucho respeto y quizás también necesita un poco de contención. En mi caso funcionó, y puede servir para muchos otros adultos mayores que estén en situación semejante, imposibilitados de salir y con ganas de leer, e incluso conversar un poco sobre libros.
Los libros donados encuentran, al parecer, un nuevo sentido en esta circulación y siguen haciéndole bien a nuevos lectores.
Fuente: Clarín.