Serán dos volúmenes que sumarán, en total, casi 3.000 páginas, en edición de tapa dura: factura exquisita y una traducción memorable, que componen un acontecimiento editorial en sí mismo. La selección de entrevistas, a cargo de Sandra Ollo -directora de la editorial Acantilado e impulsora del proyecto, cuya idea original pertenece al fundador del sello, Jaume Vallcorba- incluirá 100 entrevistas emblemáticas. En ellas, escritores y escritoras célebres de todos los tiempos revelaron todo aquello que sabían del oficio y aspectos íntimos de sus rutinas privadas.
Las conversaciones integran la serie que en su momento dio origen, desde las páginas de The Paris Review, a un nuevo género, el de las “entrevistas a escritores”: un clásico que a partir de entonces daría pie a otros cientos de títulos y colecciones. Pero que, sobre todo, terminan siendo un verdadero festín para los lectores, que así asoman a la “cocina” de la producción literaria escoltados por referentes del del siglo XX; novelistas, poetas y también críticos y dramaturgos.
El novelista William Faulkner, un clásico de la literatura estadounidense.
The Paris Review Entrevistas (1951 – 2012), de la editorial barcelonesa Acantilado, insumió cinco años de trabajo y llegará a la Argentina en marzo, con traducción de M. Belmonte, J. Calvo, G. Fernández Gómez y V. F. López Martín. Será distribída por la importadora Waldhuter, que confirmó a Clarín que el envío partirá de España durante febrero. Con predominio de autores anglosajones y franceses, esta nueva edición incluye conversaciones con firmas de la talla de Ernest Hemingway, William Faulkner, Eliot, Pound, Forster, Céline, George Simenon, Jack Kerouac, Raymond Carver, Milan Kundera, Marguerite Yourcenar, Margaret Atwood, Nadine Gordimer, DeLillo, Susan Sontag, Ian McEwan, Paul Auster, Haruki Murakami, Salman Rushdie, Umberto Eco o Javier Marías, entre muchísimos otros, mientras que entre los latinoamericanos figuran J.L. Borges; G. García Márquez, Octavio Paz, Mario Vargas Llosa y Julio Cortázar.
Milan Kundera. El escritor checo más famoso después de Franz Kafka. Referencia de la literatura del siglo XX. / Foto: AFP
“Querido lector, The Paris Review quiere enfatizar el trabajo creativo –ficción y poesía– con el simple objetivo de eliminar la crítica del lugar dominante que ocupa en la mayoría de las revistas literarias” para “dar la bienvenida en sus páginas a los buenos escritores y a los buenos poetas”. Con esta presentación, que transparentaba la voluntad de darles espacio protagónico a los testimonios de los propios autores, nacía en 1953 una de las revistas literarias más relevantes del último siglo, y el medio de referencia que reinventó la entrevista periodística: ser entrevistado para la publicación -que en 1973 se trasladó a Nueva York- implicaba, de por sí, una forma de consagración a nivel mundial. En la actualidad, The Paris Review sigue vigente y lleva publicados unos 235 números.
“Las entrevistas del Paris Review son excepcionales. No sólo te entretienen, sino que te hacen pensar e incluso cuestionan lo que creías que ya sabías”, supo remarcar Salman Rushdie. En la Argentina, éstas se conocen y circularon en una edición de El Ateneo, con volúmenes prologados en los años 90 por grandes críticos locales, como Luis Chitarroni, Héctor Libertella, María Moreno, Noé Jitrik, Alberto Ure y Elvio Gandolfo.
La revista original, aparecida en los años 50 en la capital francesa y que después se mudó a Nueva York, es considerad la biblia del periodismo cultural.
Los diálogos “ilustran parcialmente el siglo XX, lo desarrollan, lo hacen correr como un filme de la conciencia literarias”, celebraba Chitarroni en la apertura de uno de los volúmenes de aquella serie que ahora se reedita renovando la fórmula, y nota que entre los entrevistados pueden adivinarse cruces imaginarios, en los que éstos confirman sus percepciones o se refutan unos a otros.
Simone de Beauvoir. Intelectual y escritora francesa. / Foto: AP
El repaso actual recuerda que Faulkner piensa que la individualidad del escritor “solo es importante para él mismo” y que lo único que puede destruir -léase distraer- a un buen escritor es la muerte: “Los que son buenos no tienen tiempo de preocuparse por el éxito ni por hacerse ricos”, dice. Tampoco de prestarles atención a los críticos», a los que Nabokov juzga capaces solo en contadas ocasiones de lograr piezas «instructivas», capaces de iluminar al autor y/o a los lectores de una obra.
Faulkner piensa que «los buenos escritores no tienen tiempo de preocuparse por el éxito ni por hacerse ricos”, como tampoco de prestarles atención a los críticos, a los que Nabokov juzga capaces solo en contadas ocasiones de lograr piezas «instructivas», capaces de iluminar al autor y/o a los lectores.
Yourcenar, juzga que el cuento Los asesinos de Hemingway es una pieza maestra y éste, a su vez, revela que uno puede escribir “si es despiadado con los demás, aunque la mejor escritura se produce, por cierto, cuando uno está enamorado”, además de repensar a conciencia sobre los riesgos que supone el periodismo para los «escritores serios».
Raymond Carver. El autor estadounidense en un intercambio histórico. También integra la selección de editorial Acantilado.
La legendaria revista The Paris Review, que consagra esos diálogos, había hecho su aparición en escena en 1953 en París y dos décadas después se trasladó a Nueva York. Sus impulsores, eran un grupo de críticos y escritores norteamericanos, todos ellos veinteañeros, como Peter Matthiessen, Thomas H. Ginzburg, Harold L. ‘Doc’ Humes y George Plimton, que la dirigió hasta su muerte, ocurrida en 2003.
Hemingway, Faulkner, Simenon, Kerouac, Carver, Kundera, Atwood. La selección de Acantilado reúne un centenar de piezas periodísticas escritas entre 1953 y 2012.
Hubo quienes cuestionaron que, a lo largo de su historia, The Paris Review haya publicado entrevistas a más de 400 autores de los cuales solo 87 fueron mujeres -menos de la cuarta parte-; una proporción que se mantiene en la edición de Acantilado, que presenta 16 entrevistas a autoras de un total de 100. Casi todas ellas reflexionan sobre las dificultades que supuso y a menudo supone publicar en una escena ampliamente dominada por los autores y editores hombres, y de los esfuerzos extras que, en los casos de las que son madres, les impuso la vida doméstica.
Ernest Hemingway, tomándose un daiquiri en La Habana.
La ensayista y escritora estadounidense Susan Sontag, por ejemplo, juzga que las mujeres son siempre vistas como una minoría. Beauvoir, que cuenta que “siempre he creído ser vieja” y acusa a Hemingway de ser «el tipo de escritor que nunca quiere comprometerse”, elogia en cambio a Virginia Woolf: en Un cuarto propio, dice, “explica muy bien por qué las mujeres no pueden escribir” y concluye que “están obligadas a representar lo que no son, a representar”.
Si leer supone «el anticuado alarde de nuestra juventud imaginaria» (Chitarroni dixit), hay que reconocer que estos diálogos serán una nueva excusa perfecta para renoval el goce atemporal de volver a encontrarnos con los creadores, en un téte a téte memorable.
Fuente: La Nación