Si se mira el organigrama de la Fundación El Libro -la entidad que organiza la Feria del Libro de Buenos Aires– se notará algo raro. Su presidente no es un editor -como solía ser- sino el presidente de la Sociedad Argentina de Escritores, Alejandro Vaccaro. Es decir, el coleccionista que le vendió a Alejandro Roemmers los objetos de Jorge Luis Borges que el empresario ofreció donar al Estado. El que escribió varios libros sobre Borges. El que está enfrentado con María Kodama. Es él quien lo dice: «Todavía no sabemos cuándo será la Feria«. Pero, cuenta, se piensa en el segundo semestre de 2021. Y en ferias más pequeñas durante todo el año.
Probablemente, para entonces, Vaccaro ya no sea presidente de la Fundación El Libro: ahora ocupa el lugar de manera interina, tras la renuncia de María Teresa Carbano y de que no se lograra en diciembre la mayoría necesaria para nombrar otro presidente.
No es tan sencillo cambiar la fecha de la Feria del Libro. «La semana pasada tuvimos una reunión con La Rural, ellos son los que nos alquilan el predio», cuenta Vaccaro a Clarín. La Fundación piensa en septiembre u octubre, pero, claro, no es el único evento que cambiaría su programación y la Rural suele tener sus pabellones ocupados mes tras mes.
Alejandro Vaccaro. Coleccionista de Borges, biógrafo y presidente interino de la Fundación El Libro. Foto Juan Manuel Foglia
-Ustedes apuntan a septiembre, octubre.
-Hace un mes creíamos que la podríamos hacer en abril, con 5 millones de vacunas. Estamos en contacto con el Ministerio de Salud, pero hay un hermetismo muy grande. Entonces estamos trabajando un plan B. Para que la Feria se haga, La Rural tiene que modificar su agenda. Hace unos días nos ofrecieron una fecha que no es plausible dentro del proyecto que tenemos, con la excelencia que necesitamos. O sea, que vengan escritores del exterior. Y otras cosas: sólo las jornadas profesionales, donde hay libreros, bibliotecarios, agentes literarios, editores, traen más de mil personas.
-Y el cambio de fecha lo complica…
-Por ejemplo, la próxima Ciudad Invitada de Honor es La Habana. Yo me reuní hace unos días con la agregada cultural de la embajada de Cuba, porque ellos traen 60 escritores, más libreros. No es lo mismo decirles que vengan en abril o en septiembre. La mujer me decía que los pasajes salen 2 mil dólares cada uno. Para los cubanos 100 mil dólares es una fortuna. Después hay que tener disponibilidad, porque tampoco es que vos llamás a un escritor y le decís, «che, vení a la Argentina a la Feria del Libro» y el tipo se sube al avión y viene.
-Usted, en 2013, fue partidario de hacer la Feria en Tecnópolis.
-No, no. Eso fue una estrategia. Eso ahora no va. Todos los dirigentes de la Fundación El Libro, lo que es la mesa chica, estamos sin vacaciones, trabajando todos los días, atentos a cualquier novedad que haya.
-Se suele tratar de no chocar con otras ferias, como la de Frankfurt o la de Madrid, que son en octubre.
-Bueno, hay cosas que van a ser un poco inevitables. El tema es la fecha: nuestra feria son 28 días. Son 5 días antes de armado, 22 días de feria y un día de desarmado. Por supuesto, si mañana nos dan la posibilidad y nos dicen que en vez de 28, hay 23 días, creo que lo haríamos. Un poquito menos, bueno, es una emergencia, salimos de una pandemia. Pero, insisto, si vamos a una fecha donde no haya riesgo de contagio, va a ser una feria muy exitosa, la gente va a ir con mucho entusiasmo. Para nosotros la Feria del Libro no es un shopping de venta de libros, es una gran actividad cultural, que necesita de la venta de libros para subvencionarse. Por eso el director general de la Fundación El Libro es el director cultural. Y el nuestro, Oche Califa, se jubila.
-¿Ya no estará en esta Feria?
-En la próxima, posiblemente esté. Porque se comprometió a estar, hasta tanto haya un reemplazante. Ya empezamos el proceso para buscarlo. O sea, llamamos a licitación para ver a las empresas que quieran hacer la búsqueda. La licitación se va a abrir el 2 de febrero y eso va a llevar unos meses. La vez pasada, cuando lo elegimos a Oche, se anotaron 1800 personas.
-¿Cómo será el perfil de quien dirija la Feria en adelante?
-Necesitamos una persona que tenga ya experiencia en tareas similares. Que hable inglés fluido y que tenga comunicación con todas las ferias internacionales. Nos gustaría que no fuera demasiado grande, para evitar esto que pasó con Oche, que se jubila. Pero hay algo más: Oche no era el director general sino que era el director cultural, solamente la parte cultural. No tenía incidencia, ni en la parte comercial, ni en la parte administrativa. Yo creo que tenemos que tener un director general con fuerte acento en lo cultural. Esa discusión para mi no es ideológica, es una discusión técnica, pero algunos lo entienden como algo ideológico.
La presentación de «Sinceramente» en la Feria del Libro 2019. A su izquierda María Teresa Carbano, entonces presidenta de la Fundación El Libro. Foto Archivo Clarín
-La Fundación El Libro es un lugar ideologizado. Se ve en las aperturas de las Ferias, por ejemplo. Y cuando Cristina Kirchner presentó «Sinceramente», la presidenta de la Fundación, Carbano, estaba sentada a su lado.
-Yo soy claramente peronista, pero a la SADE vino, hace no mucho, Horacio Rodríguez Larreta. Yo soy el presidente, me senté al lado de Rodríguez Larreta, lo recibí, llené el salón de gente y me saqué la foto con él porque como presidente es mi obligación. Yo creo que una de las virtudes de la fundación es el pluralismo, nosotros tenemos que ser plurales.
-¿Y no lo es?
-Digamos, que haya una calle dentro de la feria que se llame Jauretche está bien. Pero todas las calles no se pueden llamar Jauretche. Que haya una calle Borges, está extraordinario, pero todas las calles no se pueden llamar Borges. Nosotros ahora hicimos cursos, que fueron muy exitosos. Cursos y charlas. Yo hago una autocrítica: no fuimos todo lo pluralistas que debimos ser. Creo que tendríamos que haber invitado a algunas personas que yo ni siquiera hubiera ido a escuchar.
-Estuvieron Vicente Battista, Juano Villafañe, Horacio González… ¿Faltó Juan José Sebreli, como un ejemplo?
-Sí, es un buen ejemplo. Por eso digo, nos equivocamos, hago la autocrítica. No es que hicimos una Unidad Básica. Pero debimos ser más pluralistas en la elección de los conferencistas y de quienes dieron las charlas. No podemos descuidar ese detalle. Política hay en todo, ideología hay en todo, no hay duda. Yo quiero una feria multitudinaria.
-¿No todo el mundo?
-Vos me podrías decir: «¿No es mejor hacer una feria para 300 mil personas, cobrar una entrada cara y que los que vayan tengan poder adquisitivo y los tipos vendan libros?» Bueno, yo no quiero esa feria.
En pandemia. La feria del libro que se hizo en el Parque ed la Estación fue un modelo para 2021. Foto Emmanuel Fernández
-¿Cómo viene el trabajo con el gobierno porteño y con el gobierno nacional?
-Trabajamos con todos. Ahora en diciembre hicimos una reunión con Enrique Avogadro, el ministro de Cultura porteño, por la Librería de las Luces, que desafortunadamente cierra para siempre. Nosotros hicimos una feria, la primera semana de diciembre, en el Parque de la Estación, que es de la Ciudad. Tuvimos 41 stands y se nos anotaron 80 expositores. O sea, hubo que ir a un sorteo. Eso ya da la pauta de la necesidad que tenía la gente de participar de este tipo de cosas. Ahora pensamos que esas ferias hay que repetirlas, que hay fines de semana largos-
-¿Más ferias chicas en distintos lugares?
-Sí, algunas pueden ser temáticas. Algunas pueden ser ahí, otras en otro lado. Porque son ferias de cercanía, para gente del barrio. Avogadro está totalmente de acuerdo. Hacer cuatro o cinco ferias, hay que aprovechar los fines de semana largos, los días puente. ¿Quiénes van a ser los expositores de esas ferias? Primero, los libreros de la ciudad tienen prioridad absoluta. Si después hay lugar, sorteo.
-Una feria de librerías, más que de editoriales.
-Nosotros pensamos en ferias de libros. Que haya editores en una feria es un tema importante, no es menor. Esto es nuevo, lo tenemos que ir trabajando, lo tenemos que ir viendo. Incluso, pensamos en ferias temáticas. Por ejemplo, feria del libro de cocina, feria del libro gastronómico. El tema del libro infantil, el libro infantil crece. Nosotros ahora hacemos la feria 30, la que no se hizo, creemos que vamos a llegara Julio con la posibilidad de hacer la feria del libro infantil.
La feria de los chicos
¿Dónde se hará la Feria del Libro Infantil? A diferencia de las de los grandes, el espacio de la Feria del Libro Infantil -que hace años ceden distintos gobiernos- viene cambiando de lugar. En 2013 hizo la última edición en el Centro Municipal de Exposiciones -junto a la Facultad de Derecho- y luego fue al predio de El Dorrego, al Polo Circo y, finalmente, al CCK. Paralelamente, hubo años en que se hizo otra feria en Tecnópolis.
¡Hoy arranca la Feria del Libro Infantil y Juvenil! Tenemos una gran programación para que disfruten desde sus casas ¡No se la pierdan! pic.twitter.com/K1zrwvXLYH
— Feria Libro Infantil y Juvenil. Edición Virtual. (@ferialibroinf) July 20, 2020
Por distintos motivos, ninguno de esos espacios resultó ideal. Por chico -quedaban editoriales afuera-, por alejado, por mal acondicionado. ¿Qué pasará este año?
«Se venía haciendo en el CCK y creo que es casi imposible este año cambiarlo», dice Vaccaro. «El CCK, como todo, tiene sus pro y sus contras. Tiene la ventaja de una ubicación bárbara, porque ahí tomás subte, colectivos. El lugar no es lo suficientemente grande, como debería serlo, para una feria de esas características. Y el problema del armado cultural, queda muy disperso en varios pisos».
La Feria Internacional del Libro piensa «plan B» para el segundo semestre de 2021
Frente a la situación epidemiológica actual, la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, que cada año se realiza entre abril y mayo, está pensando «en un plan B» de cara a la inminente postergación de su edición presencial, aunque mantiene un diálogo permanente con las autoridades del predio de La Rural «ajustándonos a las pequeñas certezas que vayamos teniendo» para que este 2021 el evento pueda realizarse «de manera presencial en el segundo semestre», sostuvo Alejandro Vaccaro, presidente interino de la Fundación El Libro.
En un escenario dominado por la pandemia y las medidas de distanciamiento, el anuncio de la cancelación de la edición presencial de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires prevista originalmente para abril era un hecho esperado.
«Las autoridades de salud no autorizarían una feria de estas características», dice a Télam el presidente interino de la Fundación el Libro, Alejandro Vaccaro, luego del mandato finalizado de María Teresa Carbano. «Nosotros tampoco expondríamos a los lectores en esta situación sanitaria que está viviendo el mundo», sostiene.
Acostumbrada a tener 50.000 visitas en una jornada, los organizadores de la Feria del Libro de Buenos Aires ven imposible aplicar restricciones en la entrada: «el aforo para ingresar a la feria se descarta, nos parece imposible», asegura Vaccaro, quien además preside la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), es escritor, coleccionista y uno de los biógrafos de Jorge Luis Borges.
Todos los años, como otras grandes ferias del mundo, la FIL tiene invitada una delegación de escritores de una nacionalidad que llegan para mostrar un recorte geográfico de lo que se está escribiendo. Este año la ciudad invitada es La Habana. Desde la delegación cultural de la capital cubana, aseguraron que serán 60 los escritores que traerían a la FIL, lo cual implicaría un gran trabajo logístico que no se solucionaría en solo un par de meses para movilizar esa cantidad de personas.
A la delegación cubana habría que sumar el movimiento de 100 profesionales invitados del exterior, lo cual implica la contratación de hoteles, traslados y otros aspectos para lo cual la Fundación trabaja durante todo un año, una logística que en este caso habría que resolver en menor margen de tiempo y con el adicional de las restricciones que impone la pandemia.
El año pasado, con motivo de la emergencia sanitaria que obligó a estos grandes eventos a reconfigurarse en tiempos récords, la Feria tuvo que cancelar su edición presencial y optó por realizar una edición virtual reducida que incluyó cursos y conferencias (incluso un programa en la TV Pública) y esa experiencia fue muy buena, «sobre todo los cursos tuvieron mucho éxito», señala el presidente interino.
A Vaccaro le parece que la modalidad «híbrida» (palabra que no le gusta usar, porque no se ajusta a la realidad) podría funcionar, pero siempre que lo fuerte sea lo presencial y que lo virtual solo sea un complemento. Y en ese sentido, sostiene: «Estamos abiertos a cualquier modalidad, mientras la incertidumbre nos siga desafiando: pensamos en un plan B, un plan C… Estamos atentos a todas las posibilidades de superar esta pandemia y las autoridades de la Rural saben, sin desprestigiar a las demás, que nuestra Feria es la más importante del país».
Fuentes: La Nación y Télam.