Todo cambio es una oportunidad. Una serie de profundos avances tecnológicos están transformando la industria de los medios y la profesión periodística enfrenta un momento crucial en su historia. Atenta a este desafío, la Academia Nacional de Periodismo acaba de elaborar una guía imprescindible para ofrecer claridad ante la confusión y la incertidumbre en momentos en los que prima la disrupción y la inmediatez.
El documento titulado “Los 20 principios permanentes del periodismo”, difundido este miércoles por la entidad que preside Joaquín Morales Solá, apunta especialmente “a aquellos que inician con esperanza su carrera periodística”.
Los académicos destacan el valor de la honestidad y la búsqueda permanente de información basada en la verdad. Se hace hincapié en la independencia periodística frente a otros poderes públicos o privados y en el respeto de valores como el secreto profesional, la preservación del derecho a la identidad de las fuentes y la responsabilidad de admitir ante la audiencia los errores publicados.
Los siguientes son los 20 principios que se incorporan al estatuto de la Academia, sin que signifique una coacción legal, pero sí una recomendación para todos los periodistas que ejerzan la profesión:
1. La viga maestra del periodismo profesional, independiente, ejercido de manera honesta, es una información basada en la verdad.
2. El rol del periodismo en la democracia del siglo XXI es informar, opinar, y hacer rendir cuentas a todos los poderes. La información es un derecho, no una mercancía.
3. El periodista debe resguardar su independencia frente a los gobiernos de turno, otros poderes, las empresas privadas y sus propias audiencias.
4. Se recomienda distinguir la información de la opinión, incluso en las redes personales del periodista.
5. Las noticias deben estar separadas claramente del contenido esponsoreado por empresas, partidos políticos, asociaciones sociales o particulares.
6. La libertad de expresión tiene una limitación de hierro: no incitar al odio ni a la violencia, de modo que deben evitarse las agresiones verbales o escritas.
7. El periodista debe atribuir la información. Siempre que sea posible, debe identificar al emisor con nombre y apellido (“on the record”). Cuando la información es difundida por personas que no quieren identificarse (“off the record”), el periodista debe aportar datos que ayuden a evaluar esa información, siempre que no pongan en riesgo el compromiso de anonimato.
8. Los errores deben ser corregidos e informados a las audiencias lo más rápido posible.
9. El secreto profesional está protegido por el artículo 43 de la Constitución, no como un privilegio personal sino por su función en beneficio del derecho de la ciudadanía a ser informada de manera fidedigna, especialmente cuando se trata de información que los poderes intentan ocultar.
10. Antes de dar a conocer una información que pueda resultar acusatoria, se debe recurrir a las personas o entidades que son objeto de esa información, para que den su visión de los hechos.
11. Deben evitarse los comentarios sexistas, racistas y los prejuicios de cualquier tipo; al igual que las generalizaciones que afecten a personas por su etnia, nacionalidad, ideología, religión, sexo, educación o condición económica, o que se basen en prejuicios de cualquier otra índole.
12. El periodismo profesional rechaza el plagio, los sobornos, las extorsiones y otras prácticas similares. Ningún periodista debe aceptar pagos, retribuciones, dádivas ni privilegios que pudieran influir en el contenido de su trabajo.
13. La búsqueda de primicias no justifica poner en riesgo la vida de una persona, entrometerse en el trabajo de la Policía en una toma de rehenes, ni obstaculizar la labor de los jueces de manera deliberada.
14. Los periodistas darán cobertura a las noticias de interés público de una sociedad democrática. Las personas públicas están sometidas a un mayor escrutinio, pero sus vidas privadas sólo serán de interés cuando afecten al bien común, al uso de los recursos del Estado, a la vida de otras personas, de manera directa o indirecta, o cuando ellas mismas las expongan.
15. En toda noticia se respetará el principio constitucional de inocencia de las personas hasta que el fallo confirme la culpabilidad. No se publicarán fotos ni nombres de menores de edad vinculados a causas judiciales.
16. El uso de cámaras, micrófonos ocultos u otros métodos no convencionales para lograr datos u obtener testimonios puede ser utilizado sólo cuando se viera involucrado un bien o valor público mayor al derecho a la intimidad de las personas; y, además, cuando se hayan agotado los métodos convencionales de búsqueda de información.
17. Las fotografías y los videos deben ser auténticos. Si se realiza un montaje con fines ilustrativos se debe explicitar claramente que se trata de una recreación.
18. Los periodistas deben dar a los datos que les lleguen a través de las redes sociales u otros canales digitales el mismo tratamiento de verificación y contrastación que aquellos surgidos de las fuentes tradicionales de información.
19. Las buenas prácticas periodísticas se recomiendan no sólo para la tarea que los periodistas realizan en los medios sino también para la actividad que desarrollan en sus propias redes sociales.
20. Es obligación de los periodistas respetar las leyes y el sistema que fundamenta y protege nuestra profesión, la democracia republicana, garantía del pluralismo y el respeto a las minorías. Un debate democrático es el que admite la pluralidad de voces y miradas que conviven en una sociedad.
La Academia, fundada en 1987, está integrada actualmente por los siguientes miembros: Marcelo Longobardi, Fernando Sánchez Zinny, Alberto Munin, Gustavo González, Silvia Naishtat, Roberto Guareschi, Miguel Wiñazki, Fernán Saguier, Julián Gallo, Antonio Requeni, Mariano Grondona, José Claudio Escribano, Jorge Fontevecchia, Daniel Dessein, Nelson Castro, Nora Bär, Osvaldo Granados, Roberto García, Héctor Guyot, Daniel Santoro, Beatriz Sarlo, Héctor D’Amico, Fernando Ruiz, Hinde Pomeraniec, Alicia de Arteaga, Hugo Alconada Mon, Ernesto Tenembaum, Fernando Bravo, María O’Donnell, Santo Biasatti, Eduardo Fidanza, Eduardo Van der Kooy, Ricardo Kirschbaum, Norma Morandini, Enrique Maceira, José Ignacio López y Carlos Reymundo Roberts.
Fuente: La Nación