Si el verbo haber tuviera que escribir su currículum, declararía los dos grandes puestos que ejerce en la lengua española. Por un lado, se usa para construir pasados en los llamados tiempos compuestos, o sea, en los verbos conjugados en dos palabras; en ellos, el verbo haber es siempre el que encabeza la conjugación: había venido, habrían estado, hayas comido, hubiéramos salido, por ejemplo.
Por otro lado, tiene otro gran oficio en español: sirve para presentar cosas que existen, también en ese caso poniéndose en cabeza de la expresión, por ejemplo, en las frases de existencia hay libros, había un problema, habrá una sorpresa o hay una chica nueva en la oficina.
Se trata de dos importantes desempeños en la gramática de nuestra lengua, ambos muy antiguos y ambos vivos en el español de hoy. Nos ocuparemos ahora del segundo de esos oficios, y, en concreto, de frases como habían barcos o habían problemas. Cuando haber expresa que algo existe en español lo hace dentro de esa estructura en la que se puede decir que él manda, ya que no tiene jefe que lo controle (es decir, no tiene sujeto gramatical, es una frase impersonal); no importa, por tanto, que la existencia que exprese haber sea de una cosa o varias: siempre ha de aparecer el verbo en singular. Decimos, por tanto, «hay una casa» o «hay unas casas», «había un barquito chiquitito» o «había unos barquitos», y ni hay ni había cambian si lo que existe es singular o plural. El verbo haber, pues, no necesita adaptarse a ninguno de sus acompañantes, no tiene nada que ver con ellos, encabeza el equipo y anuncia lo que existe. Y eso que existe es un complemento directo (los hay, lo hay).
La situación es esa pero algo la está modificando desde hace tiempo. Los hablantes, siempre tan amigos de inventarse relaciones, llevan años quitándole al verbo haber su puesto dominante, poniéndolo al mando de un nuevo jefe, inventándole un sujeto. Hacen así que haber tenga que concordar con esa cosa que existe, y construyen frases como «habían problemas», «habrán víctimas» o «hubieron muchos que se quejaron». Este tipo de concordancias se da para cualquier forma del verbo haber y sobre todo se repite más con había(n), o sea, con la correspondiente al imperfecto de indicativo.
Diferencias entre España y América
Tenemos aquí un curioso caso de diferencia entre España y América: en el español europeo, los casos del tipo habían casas se dan en hablantes de cualquier zona, quizá algo más en ámbitos catalanohablantes por influencia del catalán. En cambio, en la América hispanohablante estas frases con haber concordado se localizan con muchísima frecuencia y no solo en la lengua poco cuidada sino también en la lengua periodística o en el habla pública de quienes comparecen ante los medios. Es un caso interesante en que un cambio lingüístico se produce a ambos lados del Atlántico pero se valora de forma distinta entre ellos. En América, el fenómeno de haber que expresa existencia en plural tiene, pues, una diferente altura social a la de España.
Relacionado con este fenómeno está el caso de habemos, primo de nuestro haber, que aparece en frases de referencia humana del tipo «habemos seis personas» y que los libros de estilo recomiendan sustituir por el verbo ser («éramos seis»). En este caso, habemos es aún más llamativo lingüísticamente que «habían problemas», porque habemos es una forma que existió en nuestra conjugación para los tiempos compuestos (cantado habemos, habemos de cantar) pero que desapareció del castellano en el siglo XVI. En general, los estudios de dialectología constatan que habemos se suele dar en zonas donde para el otro oficio de haber también se sigue usando la vieja forma habemos y no la reducida hemos: quienes dicen habemos comido dicen seguramente también habemos seis.
Las frases del tipo «habían problemas» son consideradas incorrectas y los libros de buen uso de la lengua recomiendan mantener el verbo haber usado como impersonal. Pero hay que detenerse a pensar por qué los hablantes de español dicen cosas como «habían problemas». Pensemos que, por una parte, existen las formas habían, hubieran y similares, usadas correctamente dentro de los tiempos compuestos. Por otra parte, muchos verbos que expresan existencia tienen como sujeto la cosa que existe (por ejemplo existen casas o existe una casa) y varían según el número de cosas que existen. Al decir habían problemas, los hablantes se empeñan en quitarle impersonalidad al verbo haber y convertirlo en un verbo normal con sujeto propio. En una época donde se nos dice que debemos ser especialistas en algo y que la profesionalidad se mide en la capacidad plena y específica sobre una sola cosa, la lengua nos enseña que las palabras pueden asumir muchos papeles, trabajar en muchos puestos y que ese pluriempleo se da al gusto de los hablantes.
Hayn problemas
LOLA PONS
En Alemania hay un pequeño pueblo llamado «Hayn», cercano a Leipzig, pero en español hayn es otra cosa: una forma dialectal, documentada con poca frecuencia pero localizada en encuestas en el siglo XX (en puntos de Canarias, Valencia, Colombia…). Para algunos hablantes de español, el singular hay («hay una cosa») tiene un plural: hayn; dicen, por ejemplo, «hayn dulces que me sientan mal» o su variante haen: «haen comidas que no tolero». El proceso es similar al de «habían muchos coches», ya que implica la suma de la marca de plural (la ene de tenían, vivían o salían) a la forma de haber hay. Este hayn es, de nuevo, incorrecto para la norma del español, pero responde a una tendencia de todos los hablantes, cualquiera que sea su lengua: la de buscar correspondencias y parecidos entre las formas de expresar una realidad.
Fuente: El País, España