Publicada el año pasado en España con gran éxito de crítica y ventas, Los jueves de redención, del escritor y periodista argentino Matías Crowder (La Plata 1973), parte de un hecho verídico, los “vuelos de la muerte”, para interiorizarse en el corazón de la ficción con una historia tan atrapante como aterradora. En el mes de la memoria, habiéndose cumplido un nuevo aniversario del fatídico golpe de estado, Marea Editorial publica en Argentina esta fascinante historia.
Todo sucede en un pueblo del Delta de Paraná donde los pobladores comienzan a ver aparecer cuerpos en sus canales. La gente les llama “llovidos”, porque saben que su aparición está relacionada con los aviones que ven cruzar el cielo nocturno a altas horas de la madrugada.
Los vuelos de la muerte constituyeron una forma de exterminio practicada por la dictadura militar consistente en arrojar desde pleno vuelo a personas hacia el mar o el Río de La Plata. En la última dictadura cívico-militar en Argentina, autodenominada Proceso de Reorganización Nacional (1976 y 1983), utilizó los vuelos de la muerte con miles de personas que padecieron esta forma de exterminio.
Crowder utiliza los recuerdos de una infancia donde el silencio obligado y el terror de la dictadura lo acaparan todo.
Periodista: ¿Reconstruye parte de la atmósfera de aquellos años con su propia experiencia?
Matías Crowder: Era un niño y todo lo que sucedía parecía “normal”, parte de la naturaleza. Mis padres hablaban en susurros de la desaparición de conocidos. Entre ellos, de Pablo Díaz, que era el hijo del jefe de mi padre, el superviviente de la Noche de los Lápices.
P: ¿Que recuerda de aquel tiempo?
M.C: Recuerdo que vivíamos a un lado de la Catedral de La Plata y que todas las noches se escuchaban tiros. Por la mañana veíamos metralla en las paredes. Por eso mi madre nos hacía dormir debajo de la cama, por miedo a una bala perdida.
P: El título habla de redención. ¿La hay?
M.C: En la novela la redención se queda en utopía. En la idea de una justicia histórica, que no la hay. Seguiremos presos de aquel pasado terrible para siempre, los que lo han vivido en primera persona, los que hemos crecido con el.
P: Usted vive en España desde hace muchos años. La memoria histórica ha sido algo muy diferente de la memoria argentina en cuanto a las víctimas de la Guerra Civil.
M.C.: Siempre se dice que Argentina tiene que mirar al primer mundo, cuando, en algunos temas, el primer mundo debe de mirarnos a nosotros. Al menos en el tema de la memoria histórica.
P: Como escritor, pese a vivir lejos de Argentina por tanto tiempo, sus historias siempre suceden en el país.
M.C.: Mis hijos son catalanes, mi mujer es rusa, el escritor que llevo adentro es y seguirá siendo siempre argentino.
P: ¿El periodismo le ayuda a escribir ficción?
MC: Para mí el tema de los géneros es una chorrada -ríe- Esto quiere decir, traducido, algo así como una tontería. Y eso que amo el periodismo y amo la literatura de todo tipo. Pero en mi caso los géneros son siempre aleatorios a las historias. Son ellas las que vienen en un género u otro. Yo nací para contar historias. A ellas me debo.
P: ¿Escribe para alguien en especial?
M.C.: Ya me gustaría. Escribir para mis hijos. O para el resto de mi familia o amigos. Pero las historias son muy egoístas. Cuando llegan, te exigen que escribas solo para ellas, para hacerlas más vivas, más fuertes, más atractivas.
P: ¿Se siente un escritor con un mensaje y un cometido?
M.C.: No tengo ningún mensaje. Si tuviera un cometido que no fuera una incógnita, ya no escribiría.
Matías Crowder es licenciado en Comunicación Social. Ha colaborado con medios de comunicación de Sudamérica y Europa y ha sido galardonado con el Premio Saramago de Literatura (2009, Madrid) y el Premio Universidad de Barcelona (2010, Barcelona). Es autor de las novelas En el tren (Ediciones Albores, 2010), La duna (Ediciones La Discreta, 2013) y El cuerpo de las palabras (Ediciones Biebel, 2013) y del libro de no ficción Frontera Límite (2014).