Es nueva escala de una movida que agiganta la resonancia del género a través de encuentros, irrupción de sellos especializados y cruces perfomáticos que revalidan la pertinencia de este lenguaje para alojar el impacto del extravío pandémico, aunque como advierte Graciela Aráoz, la organizadora del ciclo, «la poesía siempre estuvo viva, resistiendo, de pie, nunca se doblegó».
Todavía no se extinguen los ecos del Festival Internacional de Poesía de Rosario que culminó hace días su 29º edición y el calendario poético traza una inminente oferta de charlas y talleres que en secuencia paralela toman las instalaciones del Centro Cultural Recoleta y convocan desde las pantallas a pensar las distintas dimensiones del ejercicio poético: como registro ligado al enigma y la resistencia, pero también a lo impiadoso y lo descarnado que emerge en obras como la de la uruguaya Cristina Peri Rossi, reciente galardonada con el Premio Cervantes.
«Soy de otra parte, otro cuerpo, otro golfo/para que me entiendan/para que no me entiendan demasiado/por atajos y digresiones/escribo, A mano limpia. A campo traviesa» dice la cuentista, traductora y poeta Luisa Futoransky, que a 60 años de la publicación de su primer libro dejó por unos días su casa en Francia -donde está radicada desde hace 40 años- para participar de la actividad de apertura, en el Centro Cultural Recoleta. También estarán allí la performer y poeta suiza Heike Fiedler y Hussein Habass, de Kurdistán. En paralelo, de manera virtual están la cubana Reina María Rodríguez y el mexicano José Javier Villareal.
Bajo el lema «Escuchá con tu imaginación», el FIP se reencuentra con el público después del silencio impuesto por la pandemia en 2020, precisamente un año en el que frente al extrañamiento y la incertidumbre que instaló el coronavirus, la experiencia poética tomó cuerpo en distintas iniciativas como «Poesía en tu sofá» -impulsado por la española Elvira Sastre y con una versión local a cargo de Tamara Tenembaum y Claudia Piñeiro, Hernán Casciari, Tomás Rosner, entre muchos autores- o en las cuantiosos volúmenes del género que se fueron sumando en este tiempo como «Un tiempo sin destino (fragmentos de un discurso en pandemia)» de Sara Cohen y Osvaldo Picardo, «Decálogo para un casamiento», de María Paula Zacharías» o «Un año sin dormir», de Raquel San Martín.
«En esta pausa de encuentros, no han faltado expresiones de belleza en balcones de todo el planeta y videos que recorrieron el mundo. La belleza nos acompañó a soportar el peso de la realidad», resalta en diálogo con Télam la filóloga, poeta e investigadora Graciela Aráoz, organizadora del FIP, que hasta el próximo domingo reunirá invitados de Argentina, Japón, Canadá, China, España, Suiza, Japón, Palestina, Italia, Suecia, Uruguay, México, Chile y Colombia.
«La poesía resiste», «Más allá de las palabras», «La poesía y su imperfecto perfecto», «No hay ciudad sin poesía» o «Más allá de las palabras» son algunas de las líneas orientadoras que tendrá esta sucesión de intercambios entre poetas de distintas latitudes entre los que se destacan Laura Wittner, Lila Zemborain, Paula Maffia, Cristina Pérez, Elena Annibali, Verónica Merli, Mario Sampaolesi, Beatriz Schaefer Peña, Alejandro Berón, Lidia Vinciguerra, Valeria Pariso, Juliana Calvo y Claudia Melnik como créditos locales, junto a internacionales como Ming Di (China), Fernando Herrera Gómez (Colombia), Diane Régimbald (Québec, Canadá) o Álvaro Ojeda Bentancor (Uruguay).
La hibridez del formato será versátil para alojar a una programación heterodoxa que incluye charlas, experiencias performáticas, segmentos de jazz o ritmos afroamericanos, una fusión de registros y lenguajes que implica una toma de posición sobre la noción de lo poético: «El Festival toma un concepto amplio del sentido de lo poético. Esto es, no se centra únicamente en la lectura de obras de poesía, integra todas las disciplinas del arte y por eso la poesía está también en la música, la performance, los otros géneros y en la vida cotidiana en general encontramos poesía», apunta Aráoz.
«En otras ediciones, por citar un ejemplo, se ha realizado una acción en estaciones de subtes, titulada ‘Cartas a pedido’ y allí los transeúntes solicitaban cartas a sus amores, a padres, a hijos y situaciones muy conmovedoras, eso también es poesía. O llevar la poesía y a los poetas a un mercado de frutas, verduras y carnes», acota.
El FIP es una de las iniciativas que grafican hoy la centralidad y persistencia de la poesía, pero no la única en ciernes por estos días: este mismo fin de semana tendrá lugar también desde Mar del Plata la 14º edición del «Festival de poesía de Acá» de Mar del Plata, mientras que hoy mismo está dando comienzo desde la ciudad alemana de Berlín el Latinale, un festival itinerante de poesía latinoamericana que celebra su edición número 15 con una programación enfocada en la traducibilidad y la transformación de las lenguas.
En simultáneo con la oferta de encuentros, recitales y perfomances que dan lugar a la poesía, irrumpen por estos días numerosas novedades editoriales vinculadas al género -ya sea con dedicación excluyente o en flirteo con otros formatos literarios-, algunas de ellas surgidas en colecciones específicas o en sellos editoriales como es el caso de Caleta Olivia, que acaba de lanzar «Envíame tus poemas y te enviaré los míos», en el que el escritor Fabian Casas reúne una serie de poemas espontáneos que fue enviando por esa aplicación a un grupo que tenía con sus hermanos y a otro con unos amigos de La Plata.
En paralelo a estos poetas consagrados, es posible detectar otra clase de recorrido, urgente y plebeyo, donde la lírica se escribe a través de las redes sociales, uno de los formatos más utilizados para dar a conocer poesía, una práctica que Santiago Llach registra en su «Manifiesto de la literatura del yo»: «Los gigantes digitales le entregaron la literatura a la gente común./ Mientras persistimos en el capricho de la demora y de la pausa,/ los poetas de Instagram postean sus epifanías/ y los poetas de tuiter inventan heterónimos/ y los poetas de facebook descubren/ las venas abiertas de su sensibilidad».
«La poesía siempre se ha dado por grupos, con nombres que han tenido distintas estéticas. Siempre han sido estos grupos en todo el país los que han militado por la poesía y los poetas. Los festivales, encuentros, ciclos, siempre han sido una impronta de la poesía: en nuestra ciudad han marcado una característica esto, y siempre con mucho público», señala Aráoz.
«Que se esté reconociendo a la poesía, el género de los géneros, con premios como el Nobel, Cervantes, Princesa de Asturias de las letras, entre otros, no es un auge: es una consagración a la militancia y no silenciosa», explica la directora del FIP. Y a continuación cita al escritor y crítico Ricardo Piglia: «Los narradores miramos a los poetas con respeto porque trabajan el lenguaje en su punto más perfecto. Los poetas tienes una indiferencia absoluta por la relación entre la verdad y mayoría, los poetas construyen comunidades que parecen microscópicas, pero alteran las relaciones básicas con el lenguaje. Los poetas tienen una ética, el lenguaje es el objeto de su experimentación».
¿De qué manera esta explosión actual de la poesía permite anclar o profundizar algunos sentimientos o sensaciones que durante la fase más cruenta de la pandemia estuvieron en estado de letargo o extravío?
«Nos encontramos con el misterio de la poesía después de tanto dolor y pérdidas donde hemos reflexionado profundamente sobre el mundo y su sentido. Decidimos acercarle las palabras y que circule la belleza entre nosotros, dice Aráoz. Y remarca: «La poesía siempre estuvo viva, resistiendo, de pie, nunca se doblegó».
Para consultar la programación completa del Festival de Poesía se puede ingresar al siguiente link: http://festivalpoesiabsas.com.ar/wordpress/
Fuente: Julieta Grosso, Télam.