«Es imposible no especular sobre qué te habría parecido todo esto. Siempre te fascinaron las plagas, reales o literarias, así como las cosas y las personas que retornan», asegura García Bacha en la carta publicada en el diario The New York Times.
El cineasta asegura que el 17 de abril, el sexto aniversario de la muerte del celebre escritor colombiano «en gran medida el mundo ha seguido como siempre, con el ser humano comportándose con crueldad creativa y asombrosa, con generosidad y sacrificio sublimes y con todo lo que hay en medio».
«Todavía no habías nacido cuando la pandemia de la gripe española azotó el planeta, pero creciste en una casa donde reinaban las historias y donde una plaga, así como los fantasmas y los remordimientos, debieron servir de buen material literario», expresa y recuerda que su padre decía que «la gente hablaba de acontecimientos que sucedieron en los días del cometa, probablemente refiriéndose al paso del cometa Halley a principios del siglo XX».
García Bacha recuerda en su carta lo emocionado que estuvo el autor de «Crónica de una muerte anunciada» al ver al cometa con sus propios ojos «cuando regresó hacia el final del milenio» y señala que lo cautivó, «como si fuera un reloj misterioso marcando silencioso la hora una vez cada 76 años, en un ciclo que se aproxima al tiempo asignado al ser humano».
En ese sentido, asevera que su padre era ateo pero reconoce que también pensaba que «era inconcebible que no hubiera un plan maestro del universo» o que no hubiera «quién contara el cuento» y advierte que es posible que el punto de vista de su padre «sea ahora más claro» que el suyo.
«Dos de los países que más querías, España e Italia, se encuentran entre los más afectados. Algunos de tus amigos más antiguos y queridos en Barcelona, Madrid y Milán están sobrellevando la pandemia lo mejor que pueden en los mismos pisos que tú y Mercedes visitaron innumerables veces durante décadas», indica el director de cine y televisión.
En la carta a su padre, García Bacha dice que por estos día «la muerte no es lo único que nos aterroriza, sino las circunstancias. Una salida final sin despedidas, atendidos por extraños disfrazados de extraterrestres, máquinas pitando despiadadamente, rodeados de otras personas en situaciones similares, pero lejos de nuestra gente» y destaca que eso lo que más él temías, la soledad.
Además indica que si su padre estuviera «aquí ahora», estaría «fascinado por el hombre» y resalta: «El término “hombre” no suele usarse como antes, pero haré una excepción, no como un guiño al patriarcado que detestabas, sino porque resonará en los oídos del joven y escritor aspirante que fuiste, con más sensibilidad e ideas de las que sabías expresar, y con una fuerte convicción de que la suerte está echada, incluso para una criatura a imagen de Dios y condenada al libre albedrío».
García Bacha dice seguir «en la niebla», que tendrá que «esperar a que los grandes maestros, presentes y futuros, metabolicen esta experiencia compartida» y que espera ese día con impaciencia.
«Mientras tanto, el planeta sigue girando y la vida sigue siendo misteriosa, poderosa y sorprendente. O, como solías decir tú con menos adjetivos y más poesía, nadie le enseña nada a la vida, finaliza el cineasta.I