Está el Salman Rushdie de la vida real y está el Salman Rushdie en versión virtual, el que postea limericks sobre Kim Kardashian, que se pelea con Facebook por su nombre propio y que bloquea gente en Twitter. En su momento, hasta tuvo cuenta de Tumblr. Y ahora Rushdie puede agregar Substack a su lista de incursiones en la publicación digital.
Rushdie, el celebrado novelista ganador del Premio Booker, tiene previsto publicar su primera entrega en Substack el miércoles, “para probar de hacer cosas que nunca hice”, comenta el escritor.10Ads by
El escritor norteamericano nacido en Bombay vive desde hace dos décadas en Nueva York y no sabía de la existencia de esta plataforma hasta que la empresa lo contactó. “Me puse a investigar un poco y descubrí que mucha gente que conozco y admiro se está lanzando de cabeza”, dice Rushdie entrevistado por Zoom desde su estudio, rodeado de libros, y agrega que se sorprendió al enterarse de que Patti Smith, Etgar Keret y Michael Moore también estaban en Substack.
Rushdie tiene previsto empezar con alguna ficción serializada y tal vez un par de ensayos, todo lo cual al principio será gratuito. En algún momento, empezará a cobrar entre 5 y 6 dólares mensuales para desbloquear, por ejemplo, los últimos capítulos de una obra de ficción en curso o para acceder a la posibilidad de interactuar con el propio Rushdie.
“Me gustaría publicar algo y preguntarle a la gente lo que opina, para generar un hilo de comentarios al que pueda sumarme”, dice. “Veremos qué pasa, porque la verdad que no sé cuánta repercusión tendrá entre el público.”
Rushdie pasó un tramo de su vida adulta en la clandestinidad, después de que el ayatola Ruhollah Khomeini, líder supremo de Irán, condenara su novela de 1988, Los versos satánicos, y pidiera su muerte. En determinado momento se fue reintegrando a la sociedad como un hombre de letras, asistiendo a presentaciones de libros y galas literarias, como una especie de Zelig intelectual.
En tiempos más recientes, se convirtió en blanco de la furia de los usuarios de Twitter por un posteo burlón sobre el divorcio de Kim Kardashian. Además, en esa plataforma todavía permanece una cita islamófoba falsamente atribuida a Rushdie, que el escritor ha reclamado infructuosamente que la empresa elimine.
Rushdie tiene actualmente 74 años y dice que no era muy fan de las redes sociales, “al menos no en su forma actual”, aunque sigue bastante activo en Twitter, donde tiene más de 1,1 millones de seguidores, un cifra que según él “no se compara con los números que maneja la verdadera aristocracia de Twitter”.
Prefiere lo que tiene para ofrecer Substack, donde según dice puede profundizar en toda clase de temas, desde la fotografía y la música hasta el amor que siente desde su adolescencia por el cine francés de la nouvelle vague. La empresa le endulzó la propuesta con el ofrecimiento de un adelanto, cuyo monto el autor prefiere no revelar, aunque aclara que fue muy inferior a lo que recibiría normalmente por un libro.
“O sea que si publicara un libro, sacaría más plata”, dice. De todos modos también piensa ceñirse al formato tradicional y está trabajando en una novela que será publicada por Random House. Substack, por su lado, rebalsa de dinero: la valuación de sus acciones creció 83 millones de dólares, y recientemente la empresa adquirió Cocoon, una aplicación de red social sostenida por subscriptores y sin avisos ni publicidades.
Rushdie siempre fue un maximalista, tanto en la página como en la vida. Sus ficciones son una mezcla sumamente estilizada de realismo mágico y relato metateatral, historias dentro de historias contadas por múltiples narradores. La vida personal de Rushdie ha sido azarosa y se casó muchas veces. En más de un sentido, Substack parece el espacio natural para él. La laxitud de sus gustos e intereses suele darle pie para esas epístolas extensas y a veces amorfas que ya integran un corpus de miles de gacetillas.
«“Siento que en este nuevo mundo de la tecnología de la información, la literatura todavía no encontró un verdadero espacio de originalidad”»
Y sin embargo, Rushdie piensa que en Internet la palabra escrita está como atascada. “Siento que en este nuevo mundo de la tecnología de la información, la literatura todavía no encontró un verdadero espacio de originalidad”, dice el escritor, y agrega que le gusta el potencial de experimentación que ofrece la plataforma. “Me permite volcar de inmediato lo que me viene a la cabeza, sin intermediarios ni guardianes.”
El escritor brindó un adelanto de lo que viene en un libro de ensayos publicado este año, un trabajo de amplio espectro que ataca temas que van desde Shakespeare a la muerte de Osama ben Laden. Los críticos destrozaron el libro. Lapidario, uno de ellos lo describió como “una confundida visión de este siglo”. Su más reciente obra de ficción, Quijote, una recapitulación posmoderna de Don Quijote, fue recibida de la misma manera.
El paso de Rushdie a Substack tal vez sea un exitazo para ambas partes. El novelista le da a la plataforma cierto lustre literario y Substack le presta un viso de modernidad a un autor que se adentra en el crepúsculo de su carrera, esos años en los que los novelistas tienen un ojo puesto en Estocolmo, aunque finjan que no. “Veremos cómo anda la cosa”, dice Rushdie de su nuevo experimento. “Me intriga tanto como ustedes.”
Fuente: Edmund Lee, Traducción de Jaime Arrambide , La Nación