El manuscrito de El Aleph, esas páginas consideradas las sagradas escrituras borgeanas, duerme desde hace décadas en la Biblioteca Nacional de España. Fue adquirido en 1985 en una subasta de Sotheby’s en Londres y es una de las joyas que la biblioteca española luce cada vez que está de fiesta.
No tienen la misma suerte los últimos manuscritos de Jorge Luis Borges que esta biblioteca compró hace más de dos años: el relato Emma Zunz y el ensayo Quevedo humorista le costaron al Estado español 300.000 euros en 2018 pero, hasta hoy, casi nadie sabe que esas obras de Borges integran el patrimonio cultural de España. ¿Por qué será?
Los manuscritos estaban en manos de la argentina Solange María Fernández Ordóñez, hija del abogado cordobés Carlos Fernández Ordóñez, consultor y letrado de Borges que lo liberó judicialmente, entre tantos otros probables pesares, de su desdichado matrimonio con Elsa Helena Astete Millán, aquella noviecita de juventud que a los 57 años se convirtió en la áspera señora de Borges por voluntad de doña Leonor, la mamá del tímido y talentoso Georgie.
Manuscritos de Borges: párrafos de «Emma Zunz»
La boda fue en agosto del ’67 y la pareja duró hasta que un día de 1970 Borges salió de casa y no volvió más. Fue el abogado Fernández Ordóñez quien, según cuentan, lo hizo por él: “Señora, tranquilícese, el señor Borges me ha pedido que le comunique que le deja todo; no quiere que le devuelva nada. Sólo me ha recomendado una cosa: que tenga la gentileza de entregarme Las mil y una noches en la traducción de Lane. Es todo lo que él desea”, habría dicho el abogado.
Según cuenta Solange en un libro que escribió en 2006, “dichos cuadernos fueron entregados por el propio Borges a mi padre, Carlos Fernández Ordóñez, en atención a la asistencia que éste le proporcionó como amigo y como abogado, durante más de una década”.
En La mirada de Borges, la autora no aclara cuáles eran los manuscritos que ella habría heredado: “Mi padre murió tres meses después que Borges y los cuadernos debieron repartirse entre los herederos -señala-. Se vendieron en ese momento, aunque algunas condiciones se plantearon como indiscutibles para su adquisición: los manuscritos debían quedar en la Argentina y era necesario garantizar su buena conservación y el acceso para el estudioso que deseara trabajar con ellos”.
Poco o nada de todo esto se cumplió, según parece.
De puño y letra, «Quevedo humorista».
En otro pasaje del libro, Solange detalla que se trata de “un conjunto de cuadernos manuscritos utilizados por el escritor a lo largo de veinte años como cuadernos de notas”.
“Abarcan un largo período: desde final de los años veinte, parte de las décadas del treinta y del cuarenta, hasta la pérdida total de la visión, en los años cincuenta”, agrega.
Para realizar la operación de venta de los manuscritos de Borges a la Biblioteca Nacional Española, Solange Fernández Ordóñez, casada con el médico y artista plástico Florentino Sanguinetti -recordado por haber sido el director del Hospital de Clínicas cuando estalló la bomba que atentó contra la AMIA en julio de 1994-, designó como apoderado a su hijo, Pablo Sanguinetti.
Borges, una imagen imborrable, en una fotografía reproducida en la Biblioteca Miguel Cané de Buenos Aires. Foto: Luciano Thieberger
Clarín lo consultó sobre la adquisición de los manuscritos, el itinerario que habrían recorrido desde Buenos Aires hasta Madrid y el enigma de por qué no figuran en el catálogo de la biblioteca española. “Te sugiero que hables directamente con la Biblioteca Nacional de España”, fue su respuesta.
En su web, la Biblioteca Nacional de España señala que, desde hace más de 300 años, su voluntad “es revertir en la sociedad el inmenso legado cultural que atesora, potenciando al máximo el acceso, uso y reutilización de la información que conserva y genera, en beneficio de la sociedad”.
Sin embargo, nadie puede consultar, ni para su estudio ni por curiosidad, los manuscritos Emma Zunz ni Quevedo humorista.
En el expediente 2018C0095NS3 de la Administración General del Estado español se señala como motivación de la compra de los manuscritos de Borges que “dicha adquisición no consta en el Patrimonio Bibliográfico de la BNE (Biblioteca Nacional de España), y se considera de interés singular e imprescindible para la misma”.
Las negociaciones comenzaron cuando el director de la biblioteca española era Luis Alberto de Cuenca, un reconocido filólogo que ocupó ese cargo entre 1996 y 2000.
Por entonces, según pudo saber Clarín, los propietarios de los manuscritos pedían 260.000 euros por Emma Zunz y 170.000 por el ensayo sobre Quevedo. Finalmente la operación se cerró en 2018 por 300.000 euros en total.
“El origen es bueno. Son manuscritos de Borges auténticos. En algún momento les hice un estudio a esos manuscritos. Los tuve en mis manos. Puedo dar fe de que, si son esos, son buenos”, comentó a Clarín Alejandro Vaccaro, presidente de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), coleccionista de Borges y autor de varios libros sobre el escritor argentino.
“La reciente adquisición de los manuscritos Emma Zunz, relato en clave policial y Quevedo humorista ensayo de su temprana producción, de Jorge Luis Borges, por parte de la Biblioteca Nacional de España constituyen el resguardo para la posteridad de dos joyas literarias de la producción borgeana”, escribió Vaccaro.
“La primera versión del relato apareció en la revista Sur, que dirigía Victoria Ocampo, en el número 167 del mes de setiembre de 1948 y su versión definitiva se conoció en la primera edición de El Aleph, de junio de 1949. Las sucesivas hasta la fecha han sido sin modificaciones”, agregó.
“El manuscrito es de los denominados limpios ya que tiene una sola corrección, una tachadura para reemplazar una frase, lo cual presupone un original anterior y quizá otro, posterior, con los agregados que figuran en la edición definitiva”, subrayó.
Respecto del otro manuscrito adquirido por España, Vaccaro señaló: “El conjunto se beneficia con el ensayo Quevedo humorista texto de su juventud y que se publicara en el diario La Prensa el 20 de febrero de 1927. Borges escribió varios ensayos sobre Quevedo, escritor a quien admiraba sin tapujos, pero éste lo preservó de publicaciones posteriores y que se incorporó recién a libro en forma póstuma cuando se publicó en Textos Recobrados, 1919-1929, edición de 1997”.
“El manuscrito (de Emma Zunz) es de los denominados limpios ya que tiene una sola corrección, una tachadura para reemplazar una frase”.
Alejandro Vaccaro
ESPECIALISTA EN LA OBRA DE BORGES
Del informe que la Biblioteca Nacional de España encomendó realizar sobre los dos originales de Jorge Luis Borges, se destaca que Emma Zunz es un manuscrito autógrafo de 16 hojas.
“Borges leía cada una de las letras como si deletreara. El de Emma Zunz es un caso. Tiras de papel, todas de cuaderno, todas iguales y todas distintas. Borges copiaba una y otra vez cada párrafo en una página diferente, lo corregía, y la versión manuscrita es un ‘cut and paste’ de las anteriores”, dice el informe.
Sobre Quevedo humorista: “Manuscrito autógrafo de 9 hojas escrito por Jorge Luis Borges después de su larga estancia en Europa, ya de regreso en Buenos Aires, en la década conocida como ‘los años veinte’ del siglo XX, cuando en Argentina, junto a otros escritores jóvenes, intentaba encontrar un lenguaje que pudiera calificarse como el lenguaje de los argentinos. A pesar de ello, o quizás ajustándose a sus inquietudes por el idioma, el joven escritor indagaba en otras fuentes del lenguaje: fue entonces cuando se interesó por las expresiones del gran Quevedo y compuso estas páginas que fueron publicadas en el año 1927 por el diario argentino La Prensa”.
El 18 de diciembre de 2018, la actual directora de la Biblioteca Nacional de España, Ana María Santos Aramburo, firmó, junto al hijo y apoderado de Solange Fernández Ordóñez, la adquisición de los manuscritos, acto que nunca fue anunciado a la sociedad como la biblioteca suele hacer cada vez que engorda su patrimonio.
Clarín pudo saber que existió un comunicado de prensa que nunca vio la luz.
La directora Santos Aramburo, que dirige la Biblioteca Nacional de España desde 2013, había concedido una entrevista a este diario que, luego de solicitar las preguntas por anticipado, canceló “por motivos de agenda”.
“No obstante, me confirma que responderá por escrito a las preguntas que le facilitaste por correo”, agregó gentilmente Bárbara Vidal Munera, directora de Comunicación de la Biblioteca Nacional de España.
Una pena que las respuestas nunca hayan llegado.
¿Por qué tanto misterio?
“La señora Solange vino a verme a la Biblioteca Nacional para prestarnos el manuscrito de Emma Zunz que (según ella) Borges le había regalado a su padre. A los pocos días vino a retirarlo diciendo que la habíamos calumniado declarando que el manuscrito era falso (yo no intervine en nada de eso)”, confió a Clarín el escritor Alberto Manguel, quien fue director de la Biblioteca Nacional argentina entre 2016 y 2018.
Además de El Aleph, España cuenta con otros manuscritos del escritor argentino: El Dios y el Rey y Everything and Nothing.
Que Emma Zunz y Quevedo humorista se mantengan en silencio es un enigma que desconcierta a los pocos españoles que conocen el entramado de su adquisición. Un dilema más que se suma al universo real y de ficción de Jorge Luis Borges.
Fuente: Clarín