La asociación estadounidense de librerías, ABA (American Booksellers Association) lanzó una feroz campaña publicitaria contra Amazon para alertar sobre el peligro que supone el gigante de comercio electrónico en esta época de pandemia. Esta campaña, la primera de ese tipo, se lanzó al mismo tiempo que la promoción “Prime”, martes y miércoles, dos días en los que Amazon ofrece atractivas ofertas comerciales. Desde que empezó la pandemia, 35 miembros de librerías ABA han tenido que cerrar sus puertas, dijo la asociación que estima que un 20% de los libreros independientes están bajo amenaza de bajar la cortina.
“Cuando estas librerías independientes cierran, el coronavirus es la causa oficial de su muerte, pero la comorbilidad para muchas es Amazon”, explicó la ABA en un comunicado.
Para Allison K. Hill, directora general de ABA, el auge de la plataforma de venta en línea de Amazon “ocasiona la pérdida de empleos locales, de ingresos fiscales y del tejido social”. Según ABA, en 2019 abrieron 104 librerías, mientras que en este año sólo han abierto 30 hasta ahora. La campaña se lanzó en las redes sociales, pero también en las librerías de los 1.750 miembros de ABA. Varias de ellas, como Solid State Books, en Washington, cubrieron sus fachadas con un color que simula una gran caja de cartón, aludiendo a las utilizadas por Amazon para sus entregas a domicilio.
“Los libros se eligen por las personas, no por horrible algoritmos”, dice uno de sus slogans en la fachada, delante del cual hay también tarjetas con otras frases.
“Si quieres que Amazon se convierta en el único minorista del mundo, sigue comprando ahí”, dice otro. Según los datos de la Oficina del Censo, la facturación de las librerías físicas ha disminuido en un 31% en los primeros siete meses de 2020. Al mismo tiempo, en el segundo trimestre de 2020, internet representó un récord de 16,1% de las ventas al por menor, todos los productos combinados, con un aumento de un tercio en comparación con el primer trimestre, según la misma fuente.
Los lemas de esta campaña comenzaron a aparecer en numerosas librerías; además del ya citado, otros dicen “Cómpreles libros a los que venden libros, no colonice la luna” (alusión a la colonización robótica de la luna), “Amazon, por favor, déjele las distopías a Orwell” (por el autor de “1984”), “Si usted quiere que Amazon sea el único librero del mundo, sígale comprando”. De acuerdo con The New York Times, que también dedicó ayer un artículo al tema, la totalidad de los mensajes que componen esta campaña se resumen en uno solo: “Compre libros en las librerías tradicionales, o las verá desaparecer para siempre”. Como sucede con tantos otros rubros, las librerías sobrevivientes, que no sólo debieron enfrentar en los últimos años la competencia del e-book (más amplia en los Estados Unidos que en el resto del mundo, donde la proporción de poseedores no es significativa aún), se vieron en la pandemia ante el cóctel destructivo de la caída de ventas y los costos de alquiler del local y el personal a sueldo.
Aunque el aislamiento por coronavirus tuvo un fuerte impacto en el aumento de libros vendidos (más de 6% este año comparado con 2019), esto ocurre por vía electrónica y no personalmente en las librerías. Muchas de ellas actualizaron o se incorporaron por primera vez a la venta online, al envío a domicilio o al “take away” de libros, aunque su incidencia en el total romodo, debieron reinventarse mediante múltiples formas de mejoramiento de oferta, como promociones por compra en cantidad, merchandising de remeras y otros productos.
Take Vroman’s Bookstore, una librería de 126 años de antigüedad que es una institución en California, tiene más de 200 empleados y 1900 metros cuadrados de superficie. Los actos que realizaba (firmas de ejemplares, presentaciones de libros, conferencias, vinos de honor) oscilaban entre los 300 a 400 al año. Nada de eso ocurrió en 2020. Las presentaciones de libros que hizo fueron exclusivamente virtuales, lo que significa que no obtuvo ganancias. En una de sus últimas comunicaciones imploró a los clientes que regresaran a su local. “De la venta que hagamos de aquí a tres meses dependerá la supervivencia de Vroman”, dijo dramáticamente uno de sus voceros a The New York Times.
A los males enumerados anteriormente se agrega otro, que es también fatal: la falta de turistas nacionales e internacionales. El SoHo, uno de los barrios neoyorquinos con mayor densidad de librerías, se ve durante la pandemia como en una película de ciencia ficción, desierto.
Fuente: Ámbito