A media mañana, Anne Carson (Toronto, 1950) se convirtió hoy en Princesa de Asturias de las Letras, al recibir el galardón que reconoce la exaltación y promoción de valores humanísticos , en este caso, por medio de la literatura y, más específicamente, de la poesía contemporánea. Según el acta del jurado, que la reconoce también como ensayista, «Carson ha alcanzado unas cotas de intensidad y solvencia intelectual que la sitúan entre los escritores más destacados del presente». Estudiosa del mundo grecolatino (como se comprueba al leer su ensayo Eros, el dulce-amargo ), la escritora canadiense desarrolla «una poética innovadora donde la vitalidad del gran pensamiento clásico funciona a la manera de un mapa que invita a dilucidar las complejidades del momento actual». Tradición y modernidad (una modernidad repleta de ruinas) conviven en su obra.
Ensayista, traductora y profesora de literatura clásica en universidades como Princeton y Michigan, Carson enrarece el legado del mundo clásico por contacto con la actualidad. Su poesía conjuga diferentes géneros: diarios y anotaciones, epitafios y sátiras, ensayo erudito, guion y teatro, como en Hombres en sus horas libres , que presenta biografías poetizadas de Safo, Antonin Artaud o Anna Ajmatova y donde Virginia Woolf y Tucídides discuten sobre la guerra del Peloponeso. «Leería cualquier cosa que Carson escribiera -señaló Susan Sontag -. Es una escritora inquietante, culta y atrevida. Su poesía ofrece intensidades hipnóticas». Todo dicho.Ads by
Eros, el dulce-amargo (1986)
Con traducción de las poetas argentinas Mirta Rosenberg y Silvina López Medin, en este ensayo bastante clásico, si se lo compara con la arriesgada escritura que desarrolló después, Carson explora el concepto griego de eros y sus variaciones a lo largo de las épocas, mientras se iba modificando con nuevos sentidos históricos y culturales . En sus páginas, y por medio de la poesía lírica, los diálogos platónicos y escritos de diversas épocas (de Safo a Roland Barthes ), Carson postula que la voluntad de conocer es una actividad erótica y que el nacimiento de la escritura y el placer de la lectura se explican por el eros. «¿Qué tiene de erótico leer y escribir?», se pregunta. Las respuestas se encuentran en este tratado sobre el amor, el odio, el deseo y, desde luego, la ausencia. (Fiordo)
Autobiografía de Rojo (1998)
Basada en el mito de Gerión, esta novela en verso recrea el mito del monstruo de tres caras, que aparece en la Eneida y La Divina Comedia , y que protagoniza la Gerioneis del poeta griego Estesícoro. En la versión de Carson, Gerión aparece primero como un niño tímido, que admira a su hermano mayor (un fanfarrón); luego, como un adolescente obsesionado por el sexo que intenta componer una autobiografía con fotos. En una parada de ómnibus se enamora de Heracles (Hércules) y son amantes hasta que este se cansa de él. Con el corazón roto, Gerión inicia un recorrido por el mundo. Uno de los capítulos de Autobiografía de Rojo narra el viaje de Gerión a la Argentina; en el avión lee acerca de la tribu de los yámanas que, entre otras virtudes, tenían quince palabras para nombrar a las nubes. «Los fragmentos de Gerioneis se leen como si Estesícoro hubiera compuesto un sustancioso poema narrativo y luego lo hubiera hecho trizas y enterrado los pedazos en una caja junto con letras de canciones y apuntes y trozos de carne», observó la autora, ofreciendo de paso una clave sobre sus procedimientos poéticos. (Pre-Textos)
La belleza del marido: un ensayo narrativo en 29 tangos (2001)
«No me avergüenza decir que lo amé por su belleza./ Como volvería a amarlo/ si lo tuviera cerca. La belleza convence. Sabes que la belleza hace posible el sexo./ La belleza hace el sexo sexo», se lee en uno de los «tangos» de esta obra inspirada en un verso de John Keats: «La belleza es verdad». Con ironía y cierto aire de revancha, la autora aborda la historia del fracaso de una pareja (la suya) desde los orígenes hasta la llegada del dolor y el resentimiento. Lo íntimo se hace poético mediante sus modulaciones, provistas de recursos retóricos cultos y coloquiales, datos históricos e incluso teorías filosóficas sobre el amor que subyacen en las obras de autores como Platón, Franz Kafka, Marcel Proust y Samuel Beckett («Esto es trivial. Parece Beckett. ¡Di algo!»). Para la autora, una relación afectiva es como un tango: se baila de a dos de principio a fin. Tradujo la poeta argentina Ana Becciu. (Lumen)
Red Doc (2013)
Este híbrido de poesía, epopeya, guión teatral y prosa autobiográfica fue el primer libro de la autora publicado en la Argentina, con traducción y prólogo de la chilena Verónica Zondek. Aquí Carson vuelve a los personajes de Autobiografía de Rojo , ya adultos. Gerión (convertido en un kafkiano «G.») cuida a su ganado y acompaña a su madre. Con su examante Sad But Great, veterano de guerra con problemas de adicción (pero alguien genial, como deja entrever su apodo), inician un viaje por glaciares, campos, volcanes y cuevas pobladas de murciélagos para recalar en un hospital psiquiátrico y, después, en un taller mecánico. En 2018, Carson y Zondek leyeron juntas fragmentos de Red Doc en Santiago de Chile, invitadas por la Universidad Diego Portales ( clic aquí ). «No es una soledad/ casual. Él y ella. Traen una máquina/ de oxígeno y la conectan. Sus párpados/ se agitan pero no se abren. Él se/ sienta. La pieza está calurosa. Hay un/ olor. Será que Proust tiene un verbo/ para esto. Esta batalla a la cual ella/ se enfrenta ahora su una vez terrible/ cita con la Noche. Primera cita última», se lee en uno de los poemas más emotivos de este volumen. (Bajo la Luna)
Tipos de agua: el Camino de Santiago (2018)
En este pequeño y a la vez enorme libro, la autora vuelve al motivo del viaje, para contar (de un modo que intenta evitar las referencias personales) su experiencia como peregrina en el Camino de Santiago. Es, también, un viaje en el tiempo , hacia el pasado grecolatino: otro letimotiv de la obra de la flamante Princesa de Asturias 2020. Hermética, erudita y elevada, se podría hablar de Carson como una mística laica. «Sería una historia de amor casi perfecta, ¿no? Esa entre el peregrino y el camino. Sin duda es una cosa hermosa, el camino. Se extiende lejos de ti. Te conduce hasta el oro real: mira cómo brilla. Y solo pide una cosa. Que resulta ser precisamente aquello que anhelas dar. Das un paso al frente. Te estremeces en la luz. No queda nada en ti salvo el deseo de esa economía de acción perfecta, usando todo el corazón, sin residuos, sin ningún error: camino. Sería tan simple como el agua, ¿no? Si existiera tal cosa como una simple acción para seres como nosotros». (Vaso Roto)
Fuente: Daniel Gigena, La Nación