La ciudad que vio nacer a Carmen Balcells, la agente del Boom latinoamericano de Cortázar y García Márquez; la misma que visitaron Sancho Panza y Quijote, la que fue exilio y refugio de escritores como George Orwell y la que es cuna editorial en dos lenguas -catalana y castellano- ya se puso en marcha de cara a lo que será su participación en la feria argentina, que tendrá lugar entre el 23 de abril y el 13 de mayo.
De acuerdo con el anuncio realizado en el Saló de Cent de Barcelona encabezado por la alcaldesa, Ada Colau, la ciudad catalana se presentará bajo el lema «Barcelona, ciudad literaria» en un espacio de 200 metros cuadrados, que incluirá una gran librería, 120 actividades y contará con la participación de 78 invitados, de los cuales 56 serán escritores en ambas lenguas y en paridad de representación.
«Una palabra puede cambiarte la vida, también un topónimo. Pues ahora, para los escritores, ilustradores, editores y artistas de Barcelona nuestro topónimo es Buenos Aires», aseguró a Télam del otro lado del Atlántico Iolanda Batallé, directora del Instituto Ramón Llull, cuyo trabajo es proyectar al mundo la lengua y la cultura común de Cataluña, Baleares, Andorra y Valencia.
De la mano del instituto, la Fundación El Libro y del gobierno local, llegarán a La Rural más de 40 editoriales dispuestas a abrir una gran ventana de literatura catalana con la misión de que «haya un antes y después en la relación de editoriales de ambos países. Estamos sembrando para que a partir de aquí la unión de ambos lados del Atlántico sea mucho más potente», señaló la titular del instituto responsable de difundir al mundo la producción cultural catalana.
La relación literaria que une ambas orillas rastrea una historia de períodos políticos y sociales difíciles: en palabras de María Teresa Carbano, directora de la Fundación El Libro, es fundamentalmente «el doble exilio de editores y escritores huyendo de la dictadura argentina y del régimen franquista, como Antoni López Llausàs que en la Argentina creó Sudamericana, la editorial que publicó ‘Cien años de Soledad’».
Más allá de estos vínculos icónicos en el terreno editorial, «Barcelona ejerce un atractivo entre los argentinos y, especialmente entre los porteños, lo que le va a dar mucho brillo a la feria. Lo llamativo es la importancia que le da Barcelona a mostrar su cultura en Buenos Aires», resumió Carbano, quien estuvo este lunes en la presentación oficial junto a las autoridades de la ciudad.
Durante las tres semanas de la feria, irán circulando autores, editores, libreros e ilustradores como Carlos Zanón y Jordi Sierra i Fabra, conocidos para los lectores argentinos, pero también estarán Clara Usón, Eva Baltasar, Marina Garcés, Raül Garrigasait, Javier Pérez Andújar, Antonio Ramirez, Maria Carme Roca, Albert Salvadó, Care Santos, Antoni Vidal Ferrando y Sergio Vila.
En la clásica noche que la feria abre al público de manera gratuita (este año será el 27 de abril) la cantante Sílvia Pérez Cruz ofrecerá un concierto con artistas de ambos continentes, en tanto que durante el evento se podrán ver dos exposiciones: uno sobre la ciudad en ilustraciones y otra que presentará cinco momentos de la literatura catalana conectándola con la literatura universal.
La programación promete una sucesión de mesas redondas, charlas, debates y conferencias diseñadas para ofrecer un panorama de «la variedad temática y de puntos de vista, los distintos prismas desde los que se puede explicar la ciudad y su bagaje literario, y que pone una especial atención en las nuevas voces emergentes de la ciudad».
Con este espíritu se edificará una gran librería de venta y exhibición que contará con unos 700 títulos de 350 autores y 10.000 ejemplares en castellano y en menor medida en catalán, los cuales fueron seleccionados con el objetivo de «abarcar todos los géneros literarios para que la comunidad argentina y de América Latina nos conozca mucho más», explicó Batallé.
Porque al final, consideró la titular de la comitiva catalana de honor en la próxima Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, «las cosas funcionan no tanto por lo que contamos sino por lo que hacemos sentir, por estas experiencias que tejemos, por enamorarnos de una lengua».