Se trata de uno de los artistas argentinos más reconocidos a nivel internacional. Su música profunda y vigorosa -aclamada en las salas más importantes del mundo-, se caracteriza por combinar sin artificios diferentes estilos como el jazz con músicas argentinas.
Nació en Campo Santo, Salta, en 1935. Se acercó a la música cuando tenía siete años, de la mano de su padre, el folclorista Cayetano Saluzzi, tiempos en los que jugaban a adivinar los acordes que este hacía sin mirar el instrumento.
Dino creó un lenguaje propio inspirado en la música del Noroeste argentino y otras músicas autóctonas como la rioplatense. Se animó a cruzar los límites entre la música popular y la música «culta» y entre composición y la improvisación. Su obra incluye música solista, de cámara y orquesta.
Su hijo José Saluzzi, guitarrista y compositor, quien a sus 16 años grabó por primera vez con su padre tocando la batería (en el disco“Mojotoro”) definió a Dino como“un verdadero artista en todo el sentido de la palabra”.
“Es un creador, pensador, músico, intérprete y compositor. Un verdadero hacedor de la cultura argentina y un artista universal que en cada cosa que produce y hace lleva su tierra adentro siempre, en cualquier parte del mundo –apuntó-. Se lee muy bien eso en su obra, que la ha podido realizar en Argentina y en el mundo”.
“Además, la música de mi padre desdibuja las fronteras de lo “culto” y lo popular, creando una música indudablemente argentina que es algo nuevo y, a la vez, transmite nuestras raíces”, agregó el músico que desde 1991 integra el quinteto liderado por Dino, y que lo completan otros miembros de su familia: José María (guitarra), Félix (saxo, clarinete), Matías Saluzzi (bajo) y Jorge Savelón (percusión).
Y aunque el camino del artista no ha buscando bendiciones de ningún tipo, su hijo sostuvo que «creo que en Argentina el valor del aporte de mi padre a la cultura está muy lejos de ser considerado como corresponde. Esperemos que el tiempo y el compromiso con el arte puedan darle a mi padre el lugar que se merece».
El bajista Matías González, quien tocó junto a Saluzzi durante cinco años, expresó a esta agencia: “Para mí fue mi primer maestro, yo tenía 18 años, me iniciaba en la música cuando empecé a tocar con él. No solo me modificó la manera de tocar, sino que me corrió hacia las formas de la música de acá”.
“Para mí Dino es uno de los más grandes artistas de la Argentina, es muy importante que haya llevado el bandoneón y la música argentina a donde él los llevó, con músicos de jazz muy prestigiosos, siempre con ese toque regional, Acá no hay músicos de esa talla, como compositor y arreglador es impresionante”, agregó el músico que durante una década integró la agrupación Alfombra Mágica.
A mediados de los 50 Saluzzi llegó a Buenos Aires, donde Integró la Orquesta Estable de Radio El Mundo. Luego trabajó con Alfredo Gobbi, Roberto Caló, Enrique Francini y el Gato Barbieri, entre otros; y realizó sus primeras grabaciones en RCA.
En esa época conoció a Ástor Piazzolla, con quien entabló una amistad. Luego, en 1956, regresó a Salta para profundizar en la composición.
Una gran parte de su carrera la realizó fuera de la Argentina. Viajó por el mundo y su música es particularmente valorada en Europa y Asia.
«A esta altura sólo quiero hablar a través de la música, porque ya he hablado mucho en estos años. No quiero convencer a nadie. Esa es una forma de inducción. Cada uno debe hacerse cargo de lo que busca y lo que no», dijo el bandoneonista a Télam, en una entrevista realizada el año pasado.
Siempre filoso y agudo, aseguró que existe un patrimonio cultural «amenazado y en riesgo», que «la Argentina no puede darse el lujo de tirarlo a la basura» convirtiendo al arte en «un campo de disputa o en un campeonato».
Saluzzi es parte de los circuitos de festivales internacionales. Su música se escucha en filmes de grandes cineastas como Jean-LucGodard, Pedro Almodóvar y otros.
Hasta fines del año pasado estuvo en plena actividad, coronó un gran 2019 con una nueva presentación en Café Vinilo junto a su quinteto.
“La música, bien concebida, es un instrumento para la emancipación, para el libre pensamiento. Artista es quien te hace ver cosas que no has podido ver. Esa es la liberación. Si no, no hay arte. No hay arte en la mera repetición”, dijo en otra oportunidad el músico redondeando una idea que lo representa y lo define.