«¿Ese es tu walkman? ¡Qué moderno que es!». En 1982, Luis Alberto Spinetta y Pedro Aznar introducen con este diálogo el tema «Peluca telefónica», incluido en el primer álbum solista de Charly García,Yendo de la cama al living. Uno podría imaginar que están hablando de un walkman Sony modelo TPS-L2, de líneas rectas y botones metálicos, que por entonces era sinónimo de «modernidad». Pero definitivamente nadie hubiera imaginado que en 2014 ese mismo walkman se convertiría en protagonista casi central de una taquillera película de superhéroes para niños nacidos y criados en la era digital. Y sin embargo ahí está Star-Lord, en los títulos del inicio de Guardianes de la Galaxia, calzándose sus auriculares naranja y dándole play al Sony TPS-L2, ajustado a su cinturón.
A cuarenta años de la salida del primer walkman al mercado, la cultura del casete vuelve a escena para un puñado de amantes de la música, y buena parte de este microfenómeno se debe a esta saga de superhéroes galácticos liderada por el Peter Quill y su inseparable walkman. Tanto así que la edición casete de las bandas de sonido de la película y de su segunda parte lideran el ranking de ventas del formato desde hace cuatro años en los Estados Unidos.
Según los números provistos por Nielsen Music, la venta de unidades físicas en casete creció 23% en 2018 (en 2017 había crecido 35% y en 2016, 74%), y en total se vendieron el último año 219.000 casetes (una cifra que si bien no representa demasiado en las ventas globales de la música, cuadruplica las del mismo formato de cuatro años atrás).
Además del Awesome Mix Vol. 2 de Guardianes de la Galaxia, entre los más vendidos en los EE.UU. se encuentran la última producción de Twenty One Pilots ( Trench);…Baby One More Time, de Britney Spears, y otro soundtrack de una serie que también colaboró en sumar adeptos al casete en los últimos años: Stranger Things (en su primera temporada, la serie que homenajea a la cultura de los años 80 como ninguna le dio un rol estelar a otro compilado en casete que arrancaba con «Should I Stay or Should I Go», de The Clash).
Así las cosas, el casete, suerte de hermano menor (por cierto, muy menor) del vinilo, intenta replicar la sorprendente repuntada que este formato tuvo en la última década, aunque lejos de apoyarse en su calidad de sonido, su regreso a escena se debe casi exclusivamente a la nostalgia y a una pequeña dosis de hipsterismo. «Amo los casetes porque crecí con ellos y esa nostalgia es el mayor motor», dijo hace un tiempo la DJ inglesa Jen Long, una de los tres creadores del Cassette Store Day, que se lleva a cabo en distintas ciudades del mundo desde 2013 y también en la Argentina.