Tal vez viaje con los ojos cerrados a algún recuerdo o deseo sepultados, acompañado por la mano de un susurro íntimo, tan a medias entre ficción y realidad. Suspendidos en la espera, el aislamiento por la pandemia disparó fantasmas que el escritor Santiago Loza y el director Guillermo Cacace buscan atrapar en Amor en cuarentena .
«La idea le pertenece al productor uruguayo Ignacio Fumero Ayo que me pidió escribir a partir de una anécdota repetida durante esta cuarentena: el brote de mensajes de antiguos amores. A mí no me ocurrió pero es cierto que está pasando mucho y busqué entonces reconstruir esa voz del pasado que volvía pero sin mencionar nunca la palabra ‘cuarentena’», dice Loza sobre esta experiencia a la que no le pone etiqueta. «Es un juguete actoral para los intérpretes. Un mismo texto con la marca de cada uno de estos cinco artistas, que también pueden agregar canciones y fotos», dice el autor de los grandes unipersonales Nada del amor me produce envidia , Todas las canciones de amor , La mujer puerca o Todo verde , un sensible captador de voces solitarias.
Cada oyente podrá seleccionar la voz de quien guiará su trayecto. Durante dos semanas, esa voz le enviará mensajes de WhatsApp en los que reconstruye un vínculo amoroso imaginario. El receptor podrá rearmar, a partir de estas huellas, una relación lejana y, a la vez, reconocible. Para el director Cacace, con quien Loza ha trabajado en varias puestas como La enamorada y El mar de noche , se trata de experiencias que intentan balbucear nuevos lenguajes: «El dispositivo no será nunca celebrado como el fin, insistimos en reducirlo a ser el medio e indagar qué operaciones artesanales habilita. Tal vez el ADN de esta propuesta ya estaba en La voz humana , de Cocteau», dice acerca de este experimento ya realizado en Uruguay y Ecuador, y en breve, en España y Chile además de la Argentina. Si bien en cada país hay adaptaciones pertinentes a estilos del habla, una de las posibilidades de este medio es que cualquiera puede acceder desde cualquier lugar.
Los mensajes de voz de Fonzi, Marrale, Roth, Sbaraglia y Sosa Villada duran alrededor de diez minutos, están grabados y llegan puntualmente desde el día acordado (siempre un miércoles o sábado) y se suceden durante 14 días a partir del miércoles 10 hasta el sábado 11 de julio (por ahora). Las entradas se compran por Alternativa Teatral y parte de lo recaudado será donado a La casa del teatro.
«No me gusta actuar para una webcam. En cambio, esto sí puede pasar, me parece interesante que quien escuche el mensaje pueda pensar que es para él o para ella. No imagino a nadie en particular del otro lado como oyente. Al principio, quise tener algún registro de algún ex con el que me hayan quedado cosas por hablar pero mira, yo lamentablemente estoy muy superadita, ya no tengo nada para decirle a ninguno de mis tóxicos, así que me invento todo, me como todo el viaje, se lo mando a un bombón, me imagino eso, no mucho más», dice la cordobesa Sosa Villada, talentosa actriz deCarnes Tolendas, de la miniserie La novia de Rafael y autora de la novela Las malas . Sin falsa modestia, reconoce que le han llovido motones mensajes de sus ex durante este tiempo, «aun de los más ariscos»: «Todos buscamos que nos den algo de tranquilidad. La protagonista trata de restablecer una calma en su vida, desordenada y caótica, intenta tener alguna sensación que la haga sentir en casa, algún cuerpo que reconozca, alguna respuesta en una respiración, algo que tenga que ver con lo que se conoce en profundidad», dice Sosa Villada, acostumbrada a trabajar sola, a mirarse, escucharse y percibir la propia presencia en el escenario. Esta vez los ensayos también son solitarios, frente a la computadora, grabarse una y otra vez hasta encontrar el tono.
«Nadie sabe cómo se hace esto, es experimentación, veremos qué le pasa a la gente con estas cartas de amor de encuentros y desencuentros, las que ya no escribimos pero en un formato cotidiano, que casi ha reemplazado a los llamados telefónicos», dice Sbaraglia, otro de los intérpretes que no dudó en participar cuando supo quiénes lo hacían y porque piensa que este momento necesita de una voz que acompañe y nutra el mundo de la imaginación. «Esta situación de encierro nos ha vuelto de algún modo más analógicos -independientemente de la saturación de contenidos digitales- porque hay tiempo para observarnos a nosotros mismos, al entorno, a los detalles, escuchar las voces de los vecinos, la del corazón y los recuerdos a los que volvemos, recuerdos que nos sacan de este presente incierto. Necesitamos imaginar un futuro y las huellas de un amor trae esperanza. Esta experiencia resume esto que nos está pasando. Y también es un acompañamiento para mucha gente en medio de esta rareza», dice el actor.
Para Loza, Amor en cuarentena es una caricia en este momento tremebundo, algo amoroso, un alivio, la evasión necesaria cuando no se puede con la realidad. Parte de su propia experiencia, cuando años atrás hundido en una depresión, encontró una guía, un folletín donde esperar novedades, una semilla con algo parecido al entusiasmo, la tira colombiana Café con aroma de mujer . De esa misma manera, como se miraba una vieja telenovela o, más lejos aún, como se escuchaban los radioteatros, se conforma un vínculo de íntima compañía pero que no es interactivo. Que nadie intente contestar porque no es posible. En Uruguay, se les preguntó a los oyentes, al final, qué les había parecido la experiencia y sí, la gente se quedaba con ganas de decir algo. Habrá que dejar la ilusión flotando y, sin salas ni pantallas, atender la remota presencia de una voz conmovedora.
Para agendar
Amor de cuarentena , de Santiago Loza y dirección de Guillermo Cacace
Entradas por Alternativateatral.com: $ 600 + Colaboración voluntaria.
A elección: la fecha de inicio (miércoles y sábados) y el intérprete.
Es fundamental dar el número de celular real.
Fuente: Leni González, La Nación