Un enorme insecto de la era Jurásica, que se presumía desaparecido del este de América del Norte durante al menos medio siglo, fue redescubierto a las afueras de un supermercado en Arkansas, EE.UU. El hallazgo de la crisopa gigante –o Polystoechotes– fue llevado a cabo por el científico Michael Skvarla.
De acuerdo al informe inédito divulgado por Skavarla esta semana, según informó The Guardian, el hombre mantuvo un raro encuentro con el espécimen en 2012. En ese entonces, lo identificó erróneamente y solo descubrió su verdadera identidad después de impartir un curso online basado en su colección personal de insectos casi diez años después.
“Lo recuerdo vívidamente, porque estaba caminando hacia Walmart para comprar leche y vi este enorme insecto en el costado del edificio. Pensé que se veía interesante, así que lo puse en mi mano e hice el resto de mis compras con él entre mis dedos. Llegué a casa, lo guardé y me olvidé por una década”, narró.
No fue hasta dictada la pandemia de COVID-19 que se descubriría la verdad sobre la crisopa. En otoño de 2020, el también director del laboratorio de insectos de Penn State estaba dando un curso a estudiantes universitarios, el cual se denominaba “Entomología 432: Biodiversidad y evolución de insectos”.
Mientras sus alumnos lo seguían de forma remota con microscopios prestados, él les enseñaba su propia colección de insectos. Y, cuando fue a demostrar las características de un espécimen que había etiquetado como “hormiga león”, notó que no coincidían con las del insecto depredador parecido a una libélula.
En cambio, pensó que se parecía más a una crisopa. Una crisopa gigante tiene una envergadura de aproximadamente 50 milímetros, que es bastante grande para un insecto, un claro indicador de que el espécimen no era una hormiga león, como Skvarla lo había rotulado de manera errónea.
“Mis compañeros y yo nos dimos cuenta de que el insecto no era el que parecía ser. Se trataba de una crisopa gigante súper rara. Todavía recuerdo la sensación. Fue tan gratificante saber que la emoción no se apaga, la maravilla no se pierde”, evocó Codey Mathis, candidato a doctorado en entomología en Penn State.
Para una confirmación adicional, Skvarla y sus colegas realizaron análisis de ADN molecular en la muestra. Tras confirmar su identidad, el director depositó al insecto en las colecciones del Museo Entomológico Frost en Penn State, donde los científicos y alumnos tendrán acceso a él para futuras investigaciones.
El descubrimiento de una especie que era abundante en la era de los dinosaurios pero que se pensaba que había desaparecido de grandes franjas de América del Norte avivó la especulación de que puede haber poblaciones enteras escondidas en partes remotas de las montañas Ozark, Arkansas.
Lo que sigue siendo un misterio sin embargo es comprender cómo llegó el insecto al exterior de un Walmart. De acuerdo a los análisis y estudios hechos sobre ejemplares ya extintos, estos solían encontrarse en lugares como Alaska hasta Panamá o el este y oeste de América del Norte.
Los investigadores sospechan que el nuevo espécimen representa una población oriental rara y sobreviviente de crisopas gigantes.
Respecto de la desaparición de este tipo de insectos, prevalece la hipótesis de que podría deberse a la contaminación del ambiente junto con la introducción de depredadores no nativos como grandes escarabajos terrestres y lombrices no nativas, lo que alteró significativamente el ecosistema.
Fuente: La Nación