Escaneos de esqueletos de una especie de dinosaurio que vivió hace casi 200 millones de años en suelo patagónico revelaron que estos en sus primeros meses de vida «gateaban» y con el correr de su desarrollo modificaban su andar hasta lograr caminar apoyándose sobre sus patas traseras y utilizando las delanteras como brazos. La investigación la lideró un investigador del CONICET.
Según la publicación científica, no es un rasgo común en los animales a lo largo de la evolución, sin embargo se confirmó que el Mussaurus patagonicus, un gigantesco dinosaurio que habitó el sur argentino, nació como cuadrúpedo y luego fue enderezándose hasta convertirse definitivamente en bípedo.
La conclusión fue posible gracias al escaneo de esqueletos de ejemplares recién nacidos, juveniles y adultos. Las imágenes 3D permitieron simular la postura que habrían tenido en cada etapa similar a la que experimentan los seres humanos durante el crecimiento.
Alejandro Otero, el investigador del CONICET que lideró la investigación explicó: «La evidencia más contundente fue obtenida a partir del centro de masa, que es el lugar del cuerpo en que se concentra la mayor parte del peso, algo así como un punto de equilibrio», y aclaró: «Lo que vimos es que en los bebés se encuentra a mitad del tórax, forzando su peso hacia adelante. En los jóvenes de un año de edad, el centro de masa se ubica un poco más atrás, mientras que en los adultos está prácticamente en la cadera, y esto nos permite deducir que de pequeños eran cuadrúpedos y paulatinamente se iban enderezando hasta convertirse definitivamente en bípedos».
El trabajo lo realizó Otero en conjunto con investigadores del Colegio Veterinario Real de Londres. Con restos fósiles correspondientes a tres etapas ontogénicas reconstruyeron las formas y estructuras de este dinosaurio patagónico a lo largo de su vida.
Estos huesos que fueron hallados en distintas oportunidades a partir de la década del ´60 en Santa Cruz evidenciaron también un dato impactante del desarrollo del Mussaurus: al nacer pesaban aldedor de 60 gramos; al año pesaban cerca de 7 kilos, y en su adultez -a los ocho años- alcanzaban a pesar una tonelada.
La investigación fue posible gracias una técnica llamada Micro Tomografía Computarizada que les mostró los huesos sin la roca en la que fueron hallados –algunos estaban adheridos y es imposible separarlos sin destruirlos–. De esta forma se logró articular los esqueletos y agregarles tejido y volumen. Así, calcularon en qué punto del cuerpo estaba el centro de masa y por ende pudieron determinar cuál era su postura.
El hallazgo que fue publicado en Scientific Reports también incluyó el análisis sobre el crecimiento de los miembros. Esta especie de dinosaurio al nacer tenía sus cuatro patas en similar proporción, pero a medida que se iba desarrollando las patas delanteras se iban acortando en relación a las traseras hasta marcar la mayor diferencia en su adultez.
«Las garras eran muy potentes, especialmente la del que sería el dedo pulgar, que a su vez estaba inclinado hacia adentro. Esto nos hace pensar que, si bien le era posible apoyarse con ellas, es probable que le sirvieran para otras funciones relacionadas a sus hábitos de vida», explicó Otero.
Fuente: Infobae