Ella es mi destino, dice el diseñador Martín Churba. Se refiere a una colega, Jessica Trosman. Y vaya si tiene razón en la definición: apenas se conocieron, hace más de veinticinco años, vivían en la misma calle, La Pampa, en el barrio de Belgrano, a pocas cuadras de distancia. Fue la primera señal de que habría química entre los dos. ¿Y cómo terminaron de interceptarse esos destinos?
Empecemos por Jessica, el “destino de Churba”. Nació en Buenos Aires el 20 de julio de 1966. A los doce años, se mudó a Miami dónde estudió diseño de moda y luego, de regreso en Argentina, se recibió de traductora pública al mismo tiempo que dio sus primeros pasos en la moda como consultora de marcas.
Por su parte, Churba nació el 3 de octubre de 1970. Se formó en artes escénicas (se entrenó en actuación con Agustín Alezzo), en diseño gráfico y también estudió Bellas Artes. Pero la pasión por lo textil fue más fuerte.
En los ‘90, juntos construyeron la dupla más revolucionaria de la moda argentina, a fuerza de sus diseños arrugados y engomados y los millones de canicas (pelotitas de plástico) que pegaron en la ropa que los llevó a ser parte en 1999 de la Semana de la Alta Costura en Roma (donde la prensa especializada los elogió sin límites) y a desfilar en dos ediciones del San Pablo Fashion Week (2000 y 2001).
Martín Churba: Con los nuevos experimentos textiles de 2021.
Un antes y un después
Los Trosman Churba (así se llamó la marca entre 1997 y 2002) definieron un antes y un después en el diseño local. Los años ‘90 fueron suyos: megadesfiles, notas en todas las revistas, publicidad en la vía pública y todas las famosas usando su ropa. Sus diseños se lucieron en las vidrieras de Barneys New York y exportaron prendas a Asia y Europa. En el año 2000, el dúo ganó el Premio Tijeras de Plata al Mejor Diseñador de Moda.
Después de cosechar laureles por doquier, vendiendo su moda por el mundo, se separaron. El destino, que le dicen. Cada uno entonces armó su historia, siempre basada en la experimentación textil, eso que los caracteriza hagan lo que hagan, juntos o separados.
Martín creó su marca Tramando y se instaló en un petit hotel de la calle Rodríguez Peña, en plena Recoleta. Jessica también armó su marca, la vendió y luego rearmó otra desde los headquarters que habían tenido juntos, frente a la cancha de Atlanta, en Villa Crespo, un barrio dominado por los talleres mecánicos más que por las pasarelas y el glamour. Hasta que decidió dar un paso al costado y empezó a experimentar con al arte: ahora hace obras tridimensionales muy coloridas, piezas escultóricas de telas que transforma dándole diferentes volúmenes.
Sin embargo, el destino, de nuevo, hizo lo suyo y los reencontró el año pasado en plena pandemia. Los Trosman Churba están de vuelta.
Jessica Trosman, y las esculturas textiles que ahora crea.
Operación Retorno
“Necesitamos constituir nuestras personalidades e identidad”, cuenta Churba. “Una vez que lo hicimos, fuimos la mejor opción el uno para el otro. Pasaron 20 años. Y volvimos a encontrarnos. Siempre pensé en ella como mi compañera/equipo. Inclusive cuando estábamos separados, seguía su desarrollo como diseñadora. Sentía que no habíamos terminado. ¡Había algo más para hacer juntos!”.
Martín no sólo se dedicó a su marca, sino también a su familia: con su pareja, el arquitecto Mauro Bernardini, son papás de Alexis, que ya tiene 11 años.
“Quizás divididos sumábamos más en ese momento en que cada uno necesitaba buscarse a sí mismo. Fue una necesidad de desarrollo individual, para seguramente hoy poder volver a estar juntos”, agrega Jessica. Ella está en pareja con en el ex empresario de moda Freddy Gotlib, y es mamá de Momo, que tiene 29 años, y Rosa, de 14. “No hubo reproches, tampoco arrepentimientos. Creo que la falta de madurez hizo que tomemos caminos separados, algo que al mismo tiempo nos hizo crecer mucho… Fue una locura separarnos en la gloria, pero salió bien para volver a elegirnos hoy”, cierra ella.
Fue una locura separarnos en la gloria, pero salió bien para volver a elegirnos hoy.
Jessica Trosman
DISEÑADORA
De aquellos años dorados al renacimiento
-¿Qué es lo que más recuerdan de esos años dorados?
-Jessica Trosman: Los momentos que laburábamos miles de horas tratando de inventar textiles, siempre divirtiéndonos.
-Martín Churba: Juntos vivíamos el vértigo de la “cocreación”. Recuerdo los momentos de epifanías textiles, encontrar una manera de estampar, de bordar, de plastificar y gritar ¡Eureka! y después viajar por el mundo para mostrarlo. Y confirmar el hallazgo en lugares grosos. Eso nos pasó juntos y separados.
El año pasado, hicieron juntos un vivo para la cuenta de Instagram de Martín en plena cuarentena. Luego, desarrollaron para Tramando la Colección Jaramillo x Jessica y Martín, compuesta por 7 prendas elaboradas en base a unos uniformes de trabajo de la marca Ombú. Sin embargo, la versión 2021 de los Trosman Churba está más orientada al arte que al fashion. Y en la sede de su nuevo estudio en Recoleta (dentro de Tramando) –donde más que “trabajar” obligados, juegan, experimentan y, disfrutan– se encontraron una mañana a charlar con Viva, café de por medio, luego de una divertida sesión de fotos en donde posaron entremezclados con su propia obra.
-¿Se reinventaron?
-J.T: De algún modo desmantelamos nuestro trabajo anterior para abstraerlo en esto que hacemos ahora.
-M.C: Nosotros aprovechamos la pandemia para alejarnos un poco de la moda, sobre todo porque apareció ese pensamiento acerca de lo que iba a pasar con la moda a partir del Covid. Primero diseccionamos nuestro trabajo, hicimos una especie de laburo forense de investigación sobre él. Así nos dimos cuenta de que nuestra materialidad textil tiene una entidad en sí misma. Es importante más allá de la moda que hicimos con esos textiles. Es un trabajo que tiene más de 20 años, que revolucionó un mercado, que trascendió fronteras, que atravesamos primero juntos y luego separados…
Nosotros aprovechamos la pandemia para alejarnos un poco de la moda, sobre todo porque apareció ese pensamiento acerca de lo que iba a pasar con la moda a partir del Covid.
Martín Churba
DISEÑADOR
-Revaloraron telas, texturas, estampados…
-M.C.: Claro, hoy nos reencontramos y vemos el valor de ese trabajo textil hecho. Nosotros sabemos que cuando hacíamos en Trosman Churba lo que llamamos “las lechugas“ (arrugábamos las telas y le dábamos tintas), aparecían esos diseños que nos hicieron famosos. Ahora en el 2021 volvimos a pasar por esa experimentación, pero sin hacer moda. Hacemos “Arte textil”.
-J.T.: Incluso apelamos a veces a la silueta, pero de una manera muy abstracta.
-¿No será que como vienen de la moda no pueden escaparse de ella?
-M.C.: ¿Sabes de qué nos escapamos? Del cuerpo humano. Porque uno puede hacer máscaras que nos visten como si fueran damas antiguas, en una cosa muy influida por Antonio Berni, muy abstracta, pero estamos libres del usuario. Quien posea nuestra obra textil la comparte con el universo, no la guarda en el placard y la saca como parte de sí mismo. La tiene en su living y la comparte. Una colección de moda se va. El arte no.
-¿Cómo definen el proceso creativo de lo que hacen hoy, de qué se trata concretamente?
-J.T.: Como dijo Martín, es “Arte textil”, usamos la tela como medio de expresión, mutándola a través de procesos que inventamos nosotros mismo.
-M.C.: Trabajamos con técnicas de pintados, de estampados, de intervenciones. Hacemos como si fuese una ropa para la casa que no es tal, son obras que no tienen morfología de ropa pero que pueden ser duras o blandas y conforman en la casa una obra textil que se integra a la arquitectura. En alguna época se llamaban “tapices”, podríamos decir también “telones”. Pero básicamente se trata de una pieza textil que se integra a un hogar, armando una relación con el lugar. Por eso decimos que antes vestíamos cuerpos, ahora vestimos casas.
En el apogeo. Martín y Jessica en la década del ’90.
50% Trosman y 50%.Churba
Cuando se trata de dúos, siempre la pregunta es si el trabajo se reparte 50 y 50, o si hay uno que lidera en algún punto este trabajo experimental, de probar y descubrir. “Yo tengo una energía de llevarla a Jessi más hacia lo físico”, cuenta Churba. “Pero ella tiene una energía más conceptual, más orientada al pensamiento».
-J.T.: Hay días y días. A veces uno empieza algo y el otro lo termina. O se comparte todo el proceso, depende. Nos estamos entendiendo como nunca.
-M.C.: Bueno, como siempre.
-J.T: O como más que siempre (risas). Antes, lo que nos pasaba con la ropa es que veíamos la silueta y pensábamos: “Esto no sé si va a quedar bien, va a hacer defecto; cómo caerá de hombros“. Acá eso no pasa.
-M.T: Repito: porque sacamos al usuario, al cuerpo humano.
-J.T: Acá todo es una hoja en blanco que no toca tu cuerpo, ni siquiera tu piel.
-¿Es mejor entonces hacer arte que moda, es más “liberador” en un punto, por decirlo de alguna manera?
-M.C.: Es mejor juntos que separados en este momento y es mejor en este momento hacer arte que moda para nosotros porque creo que soltarnos de los límites del cuerpo humano, de la presión de la temporada, nos da libertad. ¡Y nosotros como diseñadores nos merecemos un poco de libertad! Estuvimos muy atados por las condiciones del mercado, por la presión de que las colecciones se tuvieran que vender bien, de que las clientas estuvieran satisfechas. Acá estamos en realidad satisfaciendo nuestra propia búsqueda artística. Y eso es muy satisfactorio después de tantos condicionanantes.
-¿Alguna vez no se tientan de hacer un vestido?
-M.C.: Es que somos tan libres que si nos tentamos, lo hacemos…
-J.T.: A mí la moda me tienta mucho. Pero acá no hay que olvidarse que está la marca Tramando, que es la que dirige Martín y con la que sigue adelante.
-M.C.: Sí y en mi marca tengo un director creativo, Robert “Bob” Honors, desde hace dos años. El decide lo que se hace, lo comparte conmigo y a mí me encanta lo que decide. Y aunque a veces puede no gustarme algo, respeto su búsqueda. Eso me habilita a trabajar con Jessica. Ahora trato de no pensar en moda. Eso también me liberó. Creo que le dedicamos a los cuerpos, a las usuarias y a la moda, muchos años de carrera, mucho amor, mucha pasión.
-Ahora también hay pasión, claro.
-J.T.: Yo siento que esto que nos pasa en un punto es como más elevado a nivel estético. Pero uno le mete un montón de garra siempre. Lo hicimos con la moda pensando en todo: el concepto, la tela, la morfología, todo…. Es divino ver a alguien con tu pantalón o tu campera, pero no deja de ser ropa. Y si bien es una manera de comunicar un poco tu arte, creo que nos queda chico ahora quedarnos en la moda.
Experimentando. La dupla ya no piensa en el cuerpo humano para crear: se han liberado de la silueta.
Covid, cuarentena y después
Existe un gran cambio de paradigma en la moda luego de las cuarentenas por pandemia. Basta ver marcas grandes como Armani y otras que decidieron hacer menos moda. Se calcula que habrá sólo dos colecciones al año. El proyecto artístico de dos exponentes de la moda de vanguardia como Trosman y Churba se enmarca en este cambio internacional del diseño de indumentaria.
“Después de la pandemia, el lugar de la ropa en la vida de las personas es otro”, dice Jesica. “Es que la moda estuvo muy inflada hasta ahora”, agrega Churba. “Ahora se volvió una disciplina más racional, incluso más real. Toda la situación del encierro y el encuentro con uno mismo, con tu confort hogareño, con tu ser querido al lado, hizo que lo social –que es la clave de la moda– quede un poco fuera de tiempo. A nosotros siempre nos decían ‘Ustedes hacen arte’ y uno pensaba que era el comentario de una tía que te quiere (risas).
-J.T.: Es cierto, era como nuestro slogan, pero ahora lo hacemos.
-M.C.: Pero en el fondo lo que nos estaban diciendo es que nuestro arte textil estaba más allá de la moda y nosotros entendíamos eso, pero no lo podíamos plasmar, hacer realidad. También nos decían algo que nos hacía pensar: “Tu ropa no pasa de moda“. Es cierto, hoy 20 años después, podés ponerte algo que hicimos en Trosman Churba, pero se usan otras morfologías, las siluetas cambiaron, hasta hay otras telas, todo es distinto.
-El arte trasciende su época.
-Claro, el arte no está asociado a algo temporal, algo que pasa: es una manifestación que, cuando se supera ese momento, queda como un recuerdo de esa época. En cambio la moda la tenés que dar de baja cuando termina la temporada. El arte en un punto es más democrático: lo disfrutás vos, quien visita tu casa, y está, permanece. El textil en función de obra no lo disfrutas sólo vos, sino todos los que pasan por tu casa.
El arte en un punto es más democrático que la moda: lo disfrutás vos, quien visita tu casa, y está, permanece.
Martín Churba
DISEÑADOR
-J.T.: ¿Sabés como vestiría gente hoy yo? Con las obras, con esas máscaras, como las que hicimos las fotos. Es como un cuento. Nuestra manera de vestir hoy a la gente es vestir sus casas, con un formato casi humano y un juego. Nosotros no perdimos el sentido del humor que te saca la moda en algún punto.
-¿Quiénes van a comprar su arte?
-M.C.: Nuestra tribu, que es gente que ama nuestro laburo.
-J.T.: Y que nos sigue desde hace 25 años cuando éramos Trosman Churba. Por eso nosotros no renegamos de la moda, porque nos dio un montón. Esta es otra etapa. Pero hoy nos busca el que todavía se acuerda o tiene la remera con las canicas. Ellos vienen a este open studio que montamos a ver nuestro arte.
Y la moda, ¿qué?
Nacieron en le mundo de la moda y de ahí pasaron al arte, pero cómo ven ahora ese mundo que van dejando atrás. “Hoy le falta la fuerza de otra época”, asegura Jessica. “Antes existía el diseño de autor y de diseñadores que dejaban una marca como Martin Margiela o Helmut Lang, por ejemplo, que son parte de nuestra generación Creo que Internet magnifica el caos que estamos viviendo, para bien y para mal. El sistema se volvió más vulnerable y todo se rige bajo la ecuación económica, por lo menos en estos años.”
Desfiles de los ’90. Asistían artistas del underground y emprendedores de la moda por igual.
-Les confieso que, más allá de cualquier valoración, me resisto como editora de moda y que además los conozco desde el primer día que arrancaron a que no vuelvan con todo (más allá de la cápsula que ya hicieron juntos)…
-J.T.: Todos los días lo pensamos. Este lugar te invita a hacer moda, es muy tentador. Después nos metemos en lo nuestro de ahora. La moda es una parte importante de mi vida pero hoy no la extraño para nada.
-M.C.: El tiempo dirá. No tenemos respuesta a eso por ahora. A primera vista ella tiene más tendencia a la moda que yo, y yo tengo la marca. Es muy loco. Acá no sabemos como será. Acá mandara el destino. Yo quiero jugar con ella este juego ahora. Después veremos. Si nos llamaran de una marca como la japonesa Comme de Garcons para hacer una cápsula, me tiro a la pileta ya (risas). Pero que mande el destino. Ahora soy un jugador, no quiero ser el grupiere.
-J.T.: Pensamos de una manera artística. Si nos metemos en algo de moda, tiene que ser más artístico que nunca.
-¿Y cómo imaginan entonces su futuro artístico?
-J.T.: Estamos recién en la primer parada, disfrutando a pleno cada paso que damos. Al mismo tiempo, dibujando esa hoja de ruta y aprendiendo humildemente de todo lo que encaramos. Me imagino con Martín creando proyectos de todo tipo. Somos dos hacedores. Somos creadores. Soñamos con exponer en un museo y ya hay tratativas para una muestra futura.
-M.C.: Ella es mi destino, más que mi socia. Yo la extrañé mucho. Y ahora nos reencontramos.
Fuente: Clarín