Un retrato esculpido del joven faraón Tutankamón será subastado el jueves en Londres pese a las quejas del gobierno de El Cairo, que reclamó en vano la anulación de la venta y que la obra sea restituida a Egipto.
Este busto de cuarcita rojiza, de más de 3.000 años de antigüedad y 28,5 cm de altura, se estima en más de 4 millones de libras (4,5 millones de euros). Representa al dios Amón con los rasgos del faraón Tutankamón, «una forma de poner al gobernante al mismo nivel que los dioses», explica la casa de subastas Christie’s, que organiza la venta.
Esta ha provocado la ira del ejecutivo egipcio, que en junio pidió a la casa de subastas que la anulase.
El Cairo también pidió «que cese la venta de todas las demás piezas egipcias en esta subasta prevista por Christie’s los días 3 y 4 de julio, subrayando la importancia de obtener todos los certificados de adquisición» relativos a estos artículos.
«Es extremadamente importante establecer la propiedad reciente (de la obra) y la legalidad de la venta, lo que hicimos con toda claridad», reaccionó una portavoz de Christie’s.
«No ofreceríamos a la venta ningún objeto cuya propiedad o exportación suscitara dudas», añadió, precisando que la embajada egipcia fue informada de la subasta.
En El Cairo, el exministro de Antigüedades Zahi Hawass dijo que el gobierno pretende llevar a Christie’s a la justicia ya que «hasta ahora no han mostrado cualquier documento legal que demuestre la propiedad» del busto. La pieza «corresponde a la 18º Dinastía, de unos 1.500 años antes de nuestra era. Pensamos que salió de Egipto en 1970» cuando se registraron varios robos importantes en el Templo de Karnak, dijo el experto.
«Pensamos que salió de Egipto en 1970″ cuando se registraron varios robos importantes en el Templo de Karnak», denunció el , el exministro de Antigüedades egipcio Zahi Hawass.
Esta disputa entre Londres y El Cairo tiene lugar en pleno debate sobre el retorno de las obras de arte a sus países de origen, como lo ilustra la cuestión de los frisos del Partenón conservados en el Museo Británico de Londres y reclamados por Atenas durante décadas.
Chile, por su parte, negocia desde hace meses con este museo para recuperar, tal vez como préstamo a largo plazo, el moái Hoa Hakananai’a, el de mayor valor espiritual para la Isla de Pascua, situada en el Pacífico sur.
El busto en litigio forma parte de la Colección Resandro, una de las colecciones privadas más renombradas del mundo, y ha sido expuesto en numerosas ocasiones en los últimos años, subraya Christie’s.
La escultura puesta a subasta fue comprada en 1985 a Heinz Herzer, un vendedor con sede en Múnich. Anteriormente estaba en manos de Joseph Messina, un vendedor austriaco, que la había adquirido en torno a 1973-1974 del príncipe Wilhelm von Thurn und Taxis, que la habría tenido en su poder desde los años 1960.
Elinterior de la cámara funeraria de Tutankamón, en el Valle de los Reyes de Luxor (Egipto). / EFE
En ella se pueden reconocer los rasgos de Tutankamón: un labio inferior ligeramente caído, ojos en forma de almendra y un profundo hueco entre los ojos y las cejas.
Esta obra «respira fuerza y serenidad y testimonia el saber hacer de los escultores de Amarna», un arte que se caracteriza por su realismo, afirma Christie’s.
Se habían esculpido representaciones similares del dios Amón, con los rasgos del joven faraón para el templo de Karnak de Egipto.
Coronado en torno al año 1333 a.C., Tutankamon es el faraón egipcio más famoso de la Historia debido al increíble descubrimiento de su tumba, intacta, en el Valle de los Reyes en 1922 por el arqueólogo británico Howard Carter y su rico mecenas Lord Carnarvon.
Hijo del faraón Akenatón, esposo de la legendaria reina Nefertititi, el «niño faraón» llegó al poder a la edad de nueve años y murió diez años más tarde de malaria combinada con una afección ósea.
Otra vista del interior de la tumba de Tutankamón. La historia del antiguo Egipto sigue fascinando al público.
Un año después del fabuloso descubrimiento de su tumba, Lord Carnarvon murió de septicemia debido a una herida infectada.
Le siguieron otras muertes, como la de Howard Carter, quien murió de cáncer en 1939 a la edad de 64 años sin haber completado la publicación de su libro sobre la sepultura, lo que alimentó el mito de la maldición del faraón que golpearía a quines abrieron su tumba.
Hoy en día, el antiguo Egipto sigue fascinando al público, como lo demuestra el éxito de la exposición «Tutankamón, el tesoro del faraón», que se exhibe actualmente en París, después de haber sido presentada en El Cairo y antes de venir a Londres.
Fuente: Clarín