Al borde de la extinción un siglo atrás, la ballena franca austral (Eubalaena australis) se encuentra protegida en aguas territoriales de nuestro país. Se calcula que de los cien mil ejemplares previos a las matanzas han quedado unos siete mil.
Ballena Franca Austral
Año de designación 1984 / Norma legal de creación Ley Nacional N° 23.094/84
Al borde de la extinción un siglo atrás, la ballena franca austral (Eubalaena australis) se encuentra protegida en aguas territoriales de nuestro país. Se calcula que de los cien mil ejemplares previos a las matanzas han quedado unos siete mil.
Esta ballena vive en el sector austral de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico. De junio a noviembre, varios cientos de ejemplares llegan a la Península Valdés para reproducirse. Se caracteriza por tener manchas ventrales y callosidades sobre las que se instalan colonias de cirripedios, pequeños crustáceos de caparazón blanco. De su mandíbula superior cuelgan unas 220 a 260 barbas córneas, de hasta 2,5 metros de largo que emplea como “colador” para retener toneladas de krill, su alimento.
Los saltos, uno de los atractivos del avistaje de ballenas franca austral
Las hembras tienen una cría cada tres años; esto explica, en parte, la lenta recuperación de sus poblaciones. Hoy existen otras amenazas para esta especie: la contaminación en los mares y océanos y las infracciones que puedan cometer las embarcaciones que se dedican a la práctica turística del avistaje de ballenas.
También está protegida a nivel mundial por la Comisión Ballenera Internacional –que prohíbe su caza– y la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna (CITES), que veda toda acción de comercio internacional de sus productos por estar incluida en su Apéndice I.
Huemul
Año de designación 1996 / Norma legal de creación Ley Nacional N° 24.702/96
El huemul (Hippocamelus bisulcus) es un ciervo exclusivo de Argentina y Chile que vive, aislado, en la región de los bosques patagónicos. Se encuentra protegido en los Parques Nacionales Nahuel Huapi (Neuquén y Río Negro), Lago Puelo y Los Alerces (Chubut), Perito Moreno y Los Glaciares (Santa Cruz).
Ha sido parte importante en la vida de los antiguos habitantes de la Patagonia, cuando las poblaciones de este ciervo ocupaban no sólo la cordillera andina austral sino también parte de la estepa. Hoy la supervivencia del huemul depende de las medidas de conservación que se adopten.
Puede vivir solitario o en pequeños grupos familiares. Su apareamiento tiene lugar desde fines del verano hasta promediar el otoño. Excelente nadador, cruza ríos y lagos con facilidad. De cuerpo robusto, sus miembros fuertes y relativamente cortos indican su adaptación para trepar en ambientes montañosos. Sólo los machos poseen astas, de unos 30 centímetros de longitud y bifurcadas, que caen hacia fines de julio.
El pelaje, de color pardo a amarillento, denso y grueso, lo protege del clima riguroso. Los machos adultos tienen en su cara una característica mancha oscura con forma de “Y”. Sus grandes orejas, de más de 20 centímetros, actúan como pantallas que les permiten escuchar los mínimos sonidos en el ambiente.
Taruca
Año de designación 1996 / Norma legal de creación Ley Nacional N° 24.702/96
El cuerpo macizo de la taruca (Hippocamelus antisensis) y sus patas cortas con pezuñas nos recuerdan que este ciervo es animal de montaña, capaz de trepar laderas escarpadas. La llamativa cornamenta bifurcada y una notoria mancha negra en forma de “Y” en la cara, diferencia al macho de la hembra.
Se puede encontrar en serranías y valles aislados de las provincias del noroeste de Argentina, entre los 1.800 y los 4.000 metros de altura. Allí ocupa pastizales, arbustales y los faldeos rocosos de las montañas de Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca y La Rioja. También habita en Chile, Bolivia y Perú.
Vive en grupos de 3 a 15 miembros, integrados por hembras maduras con sus crías e individuos juveniles nacidos el año anterior. Estos grupos pueden incluir machos juveniles de menos de 2 años a juzgar por su tamaño corporal y el desarrollo de sus astas. Entre junio y agosto, meses de la reproducción, es común ver grupos integrados por un macho adulto y 2 a 6 hembras maduras.
Hoy sólo sobreviven pequeños grupos aislados, cada vez más chicos, en ámbitos reducidos, divididos y alterados. Debido a sus distintas amenazas, entre las que se encuentran la pérdida y degradación de hábitat, el desarrollo de actividades productivas e infraestructura lineal y la caza de estos animales, se la considera una especie en peligro en el país.
Yaguareté
Año de creación 2001 / Norma legal de creación Ley Nacional N° 25.463/01
Con su cuerpo musculoso y compacto, cuello grueso, patas cortas y fuertes y una dentadura adaptada para cortar y desgarrar, el yaguareté (Panthera onca) es un formidable cazador que captura pecaríes y corzuelas, aunque también se alimenta de carpinchos, tapires, agutíes, peces y reptiles como serpientes y yacarés.
Gracias al diseño de su pelaje pasa inadvertido ante sus presas: su silueta se desdibuja entre las luces y sombras del monte o el pastizal. Cada individuo posee un patrón único de manchas que permite identificarlo.
Predominantemente nocturno, el yaguareté es solitario y esquivo. Es un gran caminador que recorre alrededor de 10 a 15 km diarios. A diferencia de otros felinos, es un buen nadador y cruza ríos anchos y caudalosos como el Paraná, el Iguazú o el Bermejo.
A comienzos del siglo XX se distribuía ampliamente en el territorio nacional, desde el norte hasta el río Colorado. En la actualidad sólo sobrevive en las yungas de Salta y Jujuy, la selva misionera y algunos sectores de la región chaqueña.
En nuestro país se lo considera en peligro crítico ya que, en estado silvestre, enfrenta un riesgo de extinción alto en un futuro inmediato. Las principales causas son la destrucción y degradación de ambientes, la caza furtiva y la escasez de presas naturales.
Fuente: La Nación.