Las líneas y geoglifos de Nazca y Palpa generan la atracción propia de lo enigmático, lo grandioso, lo trascendente. Fueron tallados hace cerca de dos milenios por culturas preincaicas (entre el 400 a. C. y el 1.000 d. C.) y en 1994 la Unesco las declaró Patrimonio de la Humanidad. Hoy son parte de los nueve emplazamientos de Perú que ostentan ese título, junto a Machu Picchu y Caral-Supe, la ciudad más antigua encontrada en América.
Ubicados a 400 kilómetros de Lima, cerca del océano Pacífico, estos grafismos se extienden en 450 kilómetros cuadrados. Las figuras de aves -de hasta 275 metros de largo-, son particularmente llamativas. Y, al igual que el resto de los dibujos, generaron extensos debates entre los arqueólogos e historiadores.
Un estudio reciente realizado por investigadores japoneses y publicado por el Journal of Archaeological Science: Reports arrojó nueva luz sobre el misterio de Nazca.
«Hasta ahora, las aves en estos dibujos habían sido identificadas en base a impresiones generales o unos pocos rasgos morfológicos (…). Observamos de cerca las formas y tamaños relativos de los picos, cabezas, cuellos, cuerpos, alas, colas y patas y los comparamos con los de las aves que actualmente habitan en el Perú», explica Masaki Eda, del Museo de la Universidad de Hokkaido.
Junto a sus colegas aplicaron un novedoso enfoque ornitológico (es decir, la parte de la zoología que trata de las aves) sobre 16 geoglifos. Así, observaron que entre estos hay colibríes y pelícanos: dos especies que no habitan la llanura desértica. «Nuestros hallazgos muestran que dibujaron aves exóticas, no locales», agrega Eda.
Líneas de Nazca, en Perú. (EFE)
Del grupo también participaron Takeshi Yamasaki (del Instituto de Ornitología de Yamashina) y Masato Sakai (de la Universidad de Yamagata). A través de su trabajo, se reclasificó a un colibrí previamente identificado como ermitaño y un pájaro no identificado, como un pelícano. Además, hay otros dibujos que aún no pudieron ser recatalogados (ya que no cuentan con las características suficientes), pero que tampoco son consistentes con las aves locales modernas.
Aunque las aves identificadas existen en el país vecino, se encuentran en otras regiones. Los ermitaños, por ejemplo, se presentan en las laderas de los Andes, los bosques y el norte cerca de Ecuador. Los pelícanos, por su parte, son hallados a lo largo de la costa.
De acuerdo con Eda, quien realizó las imágenes pudo haber visto pelícanos mientras recolectaban comida en la costa. Otras comparaciones con restos de animales y otras aves retratadas en el período podrían aportar nuevas pistas en el futuro.
Las líneas, animales y trazos antropomórficos en Nazca son tan grandes, que solo pueden apreciarse en su totalidad desde el aire. Una pregunta se mantiene entre eruditos y visitantes: ¿cómo hicieron hombres y mujeres, hace miles de años, para trazar esas figuras colosales y precisas con la tecnología disponible?
Fuente: Clarín