En vez de desalentar el deseo de seguir explorando, las barreras impuestas por el Covid-19 inspiraron a muchos creadores. Por ejemplo, a estos dos fotógrafos argentinos que, en simultáneo y en ambos hemisferios, debieron suspender sus actividades por la pandemia, pero decidieron no esperar hasta el final del confinamiento para seguir haciendo sus trabajos. El fotógrafo documental de escena Alejandro Carmona (Buenos Aires, 1966), en la ciudad de Buenos Aires, y el profesor de literatura latinoamericana y fotógrafo Alejandro Meter (Buenos Aires, 1971) en San Diego, Estados Unidos, optaron por experimentar con las «tomas remotas» de bailarines en movimiento, el primero, y de retratos de escritores, en el caso de Meter.
Seguir en movimiento
«Tardé veintiún días en hacer la primera foto desde que comenzó la cuarentena -revela Carmona a LA NACION-. Necesitaba reacomodarme. Guardé la cámara por un tiempo y me dispuse a entregar los últimos trabajos, ordenar archivos, volver a mis proyectos personales, imprimir, editar en papel, escribir. Sin embargo, extrañaba los encuentros, el ritual de tomar unos mates, charlar, escuchar historias y luego hacer las imágenes».Ads by
De ese anhelo por la presencia nació Siempre es ayer, un proyecto de fotos hechas a distancia con los recursos que ofrece la virtualidad. «Comencé a investigar, pero todo era muy tecnológico, había que bajarse apps o hacer que otro dispare en modo remoto, y no se parecía a lo que tenía en mi cabeza», dice Carmona, que quería hacer las fotos a la vieja usanza, esto es, con su cámara. «Elegir cuándo disparar o dónde haría foco y, sobre todo, quería sentir de nuevo esa hermosa sensación de esperar la imagen que está por llegar».
En contacto con la bailarina Sofía Arévalo, con la que trabajó en varias oportunidades, empezó a experimentar con un nuevo dispositivo: fotografiar escenas de baile a través de la pantalla y por medio de la plataforma Zoom.«Acomodó su celular para tener un buen ángulo y una linda luz natural, eligió la música, comenzó a moverse por todo el espacio, y sucedió una vez más: Sofi contó su breve relato -describe-. Yo, esta vez a través de una pantalla, la acompañé con mi mirada». En algunas de las fotos que tomó a lo largo de estos tres meses, en un recuadro minúsculo de la superficie aparece el fotógrafo con su cámara.
Las imágenes de Siempre es ayer se vinculan más allá del lugar físico, de la distancia y del país donde se encuentren los artistas, el fotógrafo y también los espectadores. «Es un proyecto que invita a seguir en movimiento, juntos, emocionados, mirándonos a los ojos», dice.
«Como yo trabajo con luz natural y sobre la improvisación y el movimiento, eso me ayudó a trasladarlo al modo virtual, y adaptarnos a todas las variables que existen: luz, calidad de Internet, espacios reducidos, y nos pone en un lugar donde no estamos buscando la foto linda sino la foto real, la que hable de nosotros en ese momento y lugar». Es probable que Siempre es ayer se convierta en un fotolibro.
Hasta hoy, Carmona tuvo 53 encuentros con 76 artistas de dieciocho ciudades, entre ellas Córdoba, Nueva York, Montreal, La Habana, Lima, La Paz, Madrid, Montevideo y Buenos Aires. «Planeo cerrarlo el fin de semana que viene en un encuentro virtual con Sofi, que fue la primera con la que hice estas fotos, para darle ese carácter de loop. Después de ciento veinte días nos volveremos a encontrar en el mismo espacio, pero totalmente diferentes», agrega. Para él, este tipo de práctica no sustituirá la experiencia presencial de los fotógrafos sino que constituye, nada más y nada menos, «una forma de seguir en movimiento».
Postales del confinamiento
Alejandro Meter está radicado en Estados Unidos desde los 13 años y es profesor de literatura latinoamericana en la Universidad de San Diego, California, hace veinte. «En la última década, mi interés por la fotografía devino en un proceso de profesionalización y, desde entonces, mantengo dos carreras simultáneas -dice-. Sin habérmelo propuesto, logré unir mi pasión por la literatura y por la fotografía dedicándome al retrato de escritores». Sus fotos han aparecido en diversos medios de América Latina, Estados Unidos y Europa, y ha realizado muestras en México, la Argentina y Estados Unidos.
Ante la imposibilidad de continuar con ninguno de sus proyectos en curso, Meter empezó a idear diferentes maneras de retratar a escritores latinoamericanos en diversos rincones del mundo, de forma remota. «Son retratos contextuales que ofrecen una perspectiva de cómo se vive el encierro o el aislamiento en sus diferentes etapas y circunstancias», sintetiza.
El método es similar al de su colega porteño. Luego de contactar a los escritores por teléfono o correo electrónico para explicarles el proyecto, acuerdan el momento para hacer la foto. «El día de la sesión, los contacto vía Zoom u otras plataformas desde una computadora que tengo conectada a un proyector; desde allí proyecto la imagen sobre fondos de diversa índole, por ejemplo, sobre cartón, madera, vidrio o plástico, y hago la toma fotográfica con mi cámara».
«Si bien el retrato fotográfico es siempre una colaboración en mayor o menor grado, en este caso se trata de una colaboración ciento por ciento entre el retratado y el fotógrafo, ya que el autor o la autora debe, ante todo, buscar la luz, pensar en el encuadre, el punto de vista -explica Meter desde San Diego-. Mi trabajo es uno, sobre todo, de ‘director’, dando indicaciones sobre el modo de interactuar con la cámara, cómo y dónde ubicarse».
La galería de fotos totalmente digitales, con un semblante de baja resolución debido a que se suman varios lentes o capas de vidrio que se interponen entre el sujeto y la toma final, incluye retratos de Ana María Shua, Claudia Piñeiro, el guatemalteco Eduardo Halfon, Mempo Giardinelli, la chilena Andrea Jeftanovic, Ariana Harwicz y Fernanda García Lao, las mexicanas Myriam Moscona y Margo Glantz, la boliviana Giovanna Rivero, el venezolano Rodrigo Blanco Calderón, Guillermo Saccomano y Juan Sasturain,, entre otros. Los escritores posan en el interior de sus casas en Málaga, Nueva York, París, Berlín, Buenos Aires, Resistencia, Ciudad de México o Santiago de Chile, en una atmósfera que parece suspendida.
«La textura de las piezas de cartón o de madera ayuda a crear una imagen que se parece a una postal del siglo pasado», dice Meter. Así es como se verán estos documentos de la pandemia de 2020 décadas después.
Fuente: Daniel Gigena, La Nación