El Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades reveló que aunque los hombres y las mujeres se han infectado en números casi iguales, la tasa de mortalidad entre los varones es 2,8%, en comparación con el 1,7% de las mujeres (REUTERS)
Que el COVID-19 discrimina por edad y por condiciones de salud subyacentes es moneda corriente. Sin embargo, se ha vuelto cada vez más evidente que también discrimina por sexo, con los hombres más propensos a dar positivo por coronavirus y con más probabilidades de morir de la enfermedad.
La tendencia se vio por primera vez en China, donde un análisis encontró una tasa de mortalidad del 2,8% en los hombres en comparación con el 1,7% en las mujeres. Desde entonces, el patrón se ha reflejado en Francia, Alemania, Irán, Italia, Corea del Sur y España.
En Italia, los hombres han representado el 69% de las muertes y, en España, los datos publicados sugieren que el doble de hombres que mujeres han muerto. En Alemania, los hombres representan el 52% de los casos y el 65% de las muertes, mientras que las cifras de Inglaterra y Gales, siguen un patrón similar, con un61% de hombres entre los que han muerto.
Y la lógica se mantiene en los seis países que, hasta el 20 de marzo, tenían registros de defunciones por sexo de COVID-19: la proporción de hombres era mayor que la de las mujeres. Para cuatro de ellos (China, Francia, Italia y Corea del Sur), las tasas de mortalidad masculina fueron más de un 50% mayores que las tasas femeninas.
Pero, ¿por qué los hombres son más vulnerables?
Al principio, se sugirió fumar como una explicación probable. En China, casi el 50% de los hombres, pero solo alrededor del 2% de las mujeres fuman, por lo que se supone quelas diferencias subyacentes en la salud pulmonar contribuyen a que los hombres sufran peores síntomas y resultados.
La hipótesis del tabaquismo fue respaldada por un artículo, publicado el mes pasado, que encontró que los fumadores constituían aproximadamente el 12% de aquellos con síntomas menos graves, pero el 26% de los que terminaron en cuidados intensivos o murieron.
Fumar también podría actuar como una vía para infectarse en primer lugar: los fumadores se tocan más los labios y pueden compartir cigarrillos contaminados.
“La proporción en general es 56/44 o 54/48 y si bien la causa se desconoce, lo cierto es que en muchas enfermedades infecciosas el hombre se infecta más que la mujer”. El médico infectólogo Eduardo López consideró que pese a que en la Argentina no se conoce la proporción exacta “pareciera que se comporta de la misma manera que en el resto del mundo”.
El especialista que integra el comité de expertos que asesora al Gobierno destacó a Infobae que “la relación ‘hombre y fumador’ es una de las que presentó mayor incidencia de muerte en China”, al tiempo que señaló a las hormonas “como un factor protección que tendría la mujer”, pero aclaró que “se encuentra en discusión”.
Los factores de comportamiento que difieren entre los géneros también pueden tener un papel. Algunos estudios han demostrado que los hombres son menos propensos a lavarse las manos, usar jabón o buscar atención médica y más propensos a ignorar los consejos de salud pública. Estas son generalizaciones radicales, pero en una población podría poner a los hombres en mayor riesgo.
Sin embargo, existe una creciente creencia entre los expertos de que también están en juego factores biológicos más fundamentales. Si bien hay una mayor proporción de fumadores masculinos en muchos países, en Italia, alrededor del 28% de los hombres y el 19% de las mujeres fuman, las diferencias no son tan extremas como en China. Pero los hombres siguen estando sobrerrepresentados en las estadísticas de la COVID-19.
Hay un patrón biológico: el cuerpo de los hombres tiende a generar una respuesta inmunológica más débil contra las infecciones. “Este es un patrón que hemos visto en muchas infecciones virales del tracto respiratorio: los hombres pueden tener peores resultados”, sostuvo Sabra Klein, un científico de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins, consultado por The New York Times. “Hemos visto esto con otros virus. Las mujeres los combaten mejor”, agregó.
Para la médica infectóloga Paula Rodríguez Iantoro «por un un lado hay algo bastante claro y es que la mayor mortalidad se da a mayor edad del paciente; es decir que la mayoría de las series están mostrando que el 60% de las muertes ocurren en mayores de 80 años y eso es un hecho que tal vez tiene que ver con lo que se llama inmunosenescencia, entre otros factores, que es el envejecimiento celular que ocurre en el sistema inmune y en las células en general asociado a la edad».
“Por otro lado podemos ver que hay diferencia en la mortalidad entre los géneros: parecería que además de la edad, la mortalidad es mayor en el sexo masculino que en el femenino y eso es algo que hay que analizarlo muy bien y hay que esperar la publicación de todas las series porque pueden darse muchas variables”, señaló la coordinadora médica de Helios Salud, para quien “uno de los factores puede ser el social, la participación de la mujer en las diferentes sociedades es distinta y la exposición social de la mujer es diferente en las comunidades”.
En ese sentido, para ella “por eso tal vez se encuentre una diferencia entre la afectación y la mortalidad de las mujeres en las comunidades orientales, que tal vez tengan una poca participación social y en los puestos de decisión a diferencia de las comunidades occidentales; es decir que este dato podría tener que ver con los diferentes roles que desempeñan la mujer y el hombre en la sociedad”.
“Por otro lado también hay que tener en cuenta las comorbilidades. La hipertensión arterial es una comorbilidad frecuente y la encontramos más en el varón que en la mujer y aparentemente el tabaquismo es otra variable que se encontró con mayor frecuencia en las series en varones que en mujeres, es decir que había en las poblaciones masculinas más presencia de comorbilidades y esa sería otra variable a considerar”, analizó.
Y finalizó: “Por último, se analizó en las series españolas las causas de mortalidad en los últimos dos años (2016/2018) durante los mismos meses, entre enero y marzo, que es cuando son muy frecuentes las afecciones respiratorias y se vio que había una coincidencia con el movimiento que se observa en COVID-19, es decir que la mayor mortalidad era en mayores de 70 años y que las causas de muerte eran respiratorias y se mantenía esta tendencia de mayor mortalidad en el género masculino, pero es mucho más pronunciada la diferencia que se está viendo ahora”.
Las mujeres también producen respuestas inmunológicas más fuertes después de las vacunas. Además, tienen mejor memoria inmunológica, lo cual las protege de los patógenos a los que estuvieron expuestas cuando eran niñas. “Hay algo en el sistema inmunológico de las mujeres que es más exuberante”, dijo Janine Clayton, directora de la Oficina de Investigación sobre la Salud de la Mujer de los Institutos Nacionales de Salud, también consultada por el periódico estadounidense.
Lo negativo para el sexo femenino es que esa mayor protección tiene un efecto colateral. Las mujeres son mucho más susceptibles a las enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoide y el lupus, en las que el sistema inmunológico se pone en marcha y ataca a los propios órganos y tejidos del cuerpo. Casi el 80% de las personas que padecen enfermedades autoinmunes son mujeres.
En cualquier caso, las causas profundas por las que las mujeres tienen respuestas inmunológicas más fuertes no están del todo claras, y la investigación aún se encuentra en una etapa inicial. Hay factores biológicos que parecen tener un papel importante. La hormona sexual femenina, el estrógeno, favorece la inmunidad. A eso se suma el hecho de que las mujeres son portadoras de dos cromosomas X, que también contienen genes relacionados con la inmunidad.
Las hormonas también pueden desempeñar un papel: se ha demostrado que el estrógeno aumenta las respuestas antivirales de las células inmunes. Y muchos genes que regulan el sistema inmune están codificados en el cromosoma X (de los cuales los hombres tienen uno y las mujeres tienen dos), por lo que es posible que algunos genes involucrados en la respuesta inmune sean más activos en las mujeres que en los hombres.
Los hombres también se vieron afectados de manera desproporcionada durante los brotes de SARS y MERS. Más mujeres que hombres fueron infectadas por el SARS en Hong Kong en 2003, pero la tasa de mortalidad entre los hombres fue 50% más alta, según un estudio publicado en la revista Annals of Internal Medicine.
En cuanto al MERS, alrededor del 32% de los varones que lo contrajeron terminaron muriendo, en comparación con el 25,8% de las mujeres. Y no es un rasgo de las enfermedades siglo XXI, ya que los jóvenes adultos masculinos también murieron en una proporción muy superior a las jóvenes durante la epidemia de gripe de 1918. ¿Por qué las mujeres tienden a resistir mejor que los varones este tipo de virus? Los científicos afirman que hay distintos factores que pueden actuar en contra de un sexo y a favor de otro.
Fuente: Infobae