El cielo nocturno continua ofreciendo espectáculos luminosos como para despegar un poco la cabeza de la Tierra y sus problemas en este complicado 2020. El fenómeno astronómico que se espera en estos días tiene su punto de mayor esplendor en las noches del 13 al 16 de agosto y es la llamada Lluvia de Perseidas. Se espera que en dicha fecha atraviesen el firmamento entre 50 y 100 meteoros -conocidas también como estrellas fugaces- por hora.
Pero la mala noticia es que este fenómeno es muy difícil de ver en el hemisferio sur, y por lo tanto, también desde la Argentina.
Esta lluvia de estrellas, considerada una de las más importantes del año, se produce en realidad entre el 17 de julio y el 24 de agosto, pero su mayor visibilidad se da la noche del 13 al 16 de agosto, según lo que informa a LA NACION el profesor Jorge Coghlan, Director del Centro de Observación del Espacio (CODE) de Santa Fe.
Este año, las condiciones para poder observar este fenómeno cósmico serán mejores que otros, ya que la luna estará en cuarto menguante, por lo que su luminosidad tenue afectará menos la visión de la noche, y que se vean los meteoros más brillantes. Pero siempre en referencia al hemisferio norte.
Este festival de estrellas fugaces, que lleva su nombre porque parece surgir especialmente en el cuadrante de la constelación Perseo, también es conocido como Lágrimas de San Lorenzo, ya que los meteoros llegan a brindar su espectáculo cerca del día de este santo, que es el 10 de agosto.
Difícil en el hemisferio Sur
Pero para la gente que habita el hemisferio sur no todas son buenas noticias con respecto a esta lluvia. Sucede que, por tratarse Perseo de una constelación que se ubica en el cielo del norte, para los pobladores de la mitad austral del mundo será más difícil observar el fenómeno. Casi imposible.
«Perseo es una constelación del hemisferio norte, que nosotros la tenemos muy hacia el norte y muy baja en el horizonte norte un poco antes del amanecer, lo cual hace que se trate para nosotros, en el sur, de un radiante bastante complicado», dice Coghlan.
«En el sur es un fenómeno mucho más difícil de ver -continua el astrónomo-. Lo que tiene que hacer el observador es mirar hacia el norte, directamente y hacer todo un paneo».
Lo mejor sería hacer las observaciones del cielo entre las 3 de la mañana y el crepúsculo, pero se hace difícil cumplir con los requisitos para observarlas, de acuerdo a lo referido por Coghlan: «Tiene que ser un lugar hiperoscuro, ya que son totalmente invisibles de centros urbanos, donde hay luz artificial no sirve, porque son partículas muy pequeñitas».
En definitiva, este fenómeno es básicamente del hemisferio norte, por lo que para observarlo en el sur hay que aislarse por completo de centros urbanos y tener un horizonte limpio hacia el norte. «Este es un fenómeno más para el aficionado a la astronomía. La observación requiere de equipamiento, conocimiento del cielo, paciencia, saber elegir el lugar y hay que estar muy atento», agrega Coghlan.
«Esto no es para todo público. Son para técnicos aficionados en la observación», concluye, tajante, el director del CODE, que no quiere que la gente se sienta defraudada o se enoje al no poder ver nada a mirar al firmamento.
Cómo se origina esta lluvia
La lluvia de Perseidas son en realidad los restos del paso del cometa Swift-Tuttle en su recorrido alrededor del sol. Este astro va dejando a su paso una nube de algo así como «basura cometaria» llamados meteoroides.
Cuando la Tierra atraviesa en su órbita esta nube de desechos del cometa, estos se desintegran por su contacto con la atmósfera terrestre y provocan el trazo brillante que se conoce como meteoro o, más poéticamente, estrella fugaz. Se estima que la velocidad en que estos fenómenos atraviesan el firmamento es de 59 kilómetros por segundo.
La lluvia de Perseidas llega apenas unos días después de que en el cielo se pudo observar otro fenómeno lumínico de estrellas fugaces la lluvia de Delta Acuáridas, que sí tuvo mayor importancia en el hemisferio sur.
Fuente: La Nación