Las golondrinas tijerita pertenecen a los Hirundinidae, una familia cuyos integrantes tienen gran habilidad para volar gracias a sus alas largas y puntiagudas adaptadas a la vida aérea: cazan insectos en el aire y pueden beber agua haciendo vuelos razantes en las lagunas, sin detenerse.
Están ampliamente distribuidas por el mundo y su característica más asombrosa es que hacen grandes migraciones año tras año y se juntan en bandadas para hacerlo.
Momento de mudarse
Los movimientos migratorios de las aves se continúan estudiando, se definen como un movimiento periódico de individuos entre un sitio (áreas de reproducción) y otro (áreas de invernada o descanso).
La migración es intuitiva, hereditaria y periódica.
Hay estudios que dicen que las aves se orientan con respecto a los puntos cardinales, pueden sentir el magnetismo de la tierra, pero para que ocurra la necesidad de comenzar a desplazarse, se dan cambios fisiológicos importantes relacionados por variaciones de luz y temperatura que actúan sobre sobre el sistema hormonal y les anuncia el momento indicado para mudar el plumaje, migrar y reproducirse.
Los preparativos
Pasan semanas preparándose para ese viaje. Algunas duplican su peso, acumulan grasa que les dará energía para realizarlo, están hiperactivas, algunas especies se organizan en grandes bandadas, otras en grupos más pequeños, algunas en parejas.
Al llegar a destino pueden haber perdido hasta la mitad de su peso.
Lo hacen buscando la abundancia de alimentos por períodos cortos, aprovechan los mejores momentos del clima en el norte y en el sur, siguen rutas migratorias año tras años, siendo los juveniles los que siguen a los adultos.
Esa ruta puede ser distinta al ir que al regresar.
Viajeras por naturaleza
La golondrina tijerita emigra todos los años al hemisferio norte: en otoño parte buscando climas más benignos y en primavera regresa.
La creencia popular dice que cuando vuelve, encuentra el mismo nido que dejó. No se puede afirmar, pero lo que si es ciero es que, una vez que las golondrinas ocupan un lugar, al año siguiente vuelven a aparecer.
Fuente: La Nación