En tiempos en el que las audiencias pueden escuchar cualquier canción de cualquier artista a tan solo un clic de distancia, muchos usuarios, sin embargo, están apostando cada vez más por soportes musicales que se creía que ya estaban viviendo sus últimos días. Si bien el disco compacto o compact disc (CD) es un soporte que nunca se extinguió del todo, el vinilo tiene otra historia. Este último, surgido en la década del 50, había sido relegado a un consumo únicamente de coleccionistas, pero en 2019 registró un pico inesperado: por primera vez en 33 años superó la venta de CD a nivel mundial, según la Recording Industry Association of America (Asociación de la Industria Musical Americana).
En la Argentina, la fiebre por el vinilo comenzó a sentirse en 2014, cuando comenzaron a reeditarse álbumes clásicos de rock nacional, como Artaud, de Luis Alberto Spinetta. “Sony largó de repente, aproximadamente, 20 vinilos de rock nacional y hubo una movida muy importante de marketing, por lo que fue un antes y un después. Nosotros vendíamos vinilos desde antes, pero en ese momento notamos que algo había cambiado”, recuerda Fernando Laviz, dueño de la disquería Zivals.
Cuello de botella
Para Diego Zapico, titular de la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas (Capif), también fue un momento crucial para el mercado local de vinilos, aunque también trajo sus complicaciones. “Hubo un cuello de botella muy grande, porque en ese momento todavía no estaban las fábricas funcionando acá y los vinilos se traían de afuera. Me acuerdo que se vendieron muy rápido y después tardaron bastante en volver a estar”, agrega.
No obstante, la Argentina no estuvo aislada del fenómeno que ocurrió en 2019 y el mercado local también registró un repentino incremento en las ventas de vinilos. Según datos de Capif, en 2018 la presencia del vinilo en el “mercado físico” era tan solo de un 15%, versus el 82,7% del CD (el resto corresponde a DVD). Al año siguiente, el número se duplicó y alcanzó casi el 34%. En 2020 volvió a evidenciar un aumento importante para llegar al 58% y así superar al CD (40,4%). En 2021 se consolidó la tendencia: el vinilo llegó al 61% y el CD cayó al 38,5%. En resumen, de 2018 a 2021 la participación de la venta de vinilos se cuadruplicó.
“Nuestra industria tiene un comportamiento bastante global y es un fenómeno que ya se venía dando en el exterior. Los datos de 2020 coinciden con el inicio de la pandemia y el boom del comercio electrónico y las ventas online expandieron y potenciaron algo que ya se venía dando”, explica Zapico sobre cómo la pandemia y el confinamiento fueron grandes impulsores de este rubro.
En este mismo sentido, Ezequiel Insomnio, de Insomnio Discos, también concuerda que la pandemia de coronavirus fue un momento bisagra para el negocio: “Crecimos el equivalente a dos o tres años en un lapso de cuatro meses. Nosotros, al ser digitales desde 2001, ya teníamos toda la estructura; lo que tuvimos que hacer fue sumar gente. Éramos tres y desde la pandemia somos cinco”.
Insomnio cuenta que los pedidos se dispararon a tal punto que varios días debieron dormir en la oficina para poder entregarlos a tiempo. “Pasamos de tener 20 envíos por día a más de 100″, recuerda. Hoy, el vinilo representa el 70% de sus ventas y el 30% restante se lo atribuye a los CD.
Para Laviz este período también fue una oportunidad de recomponer su negocio y reflotar la venta de música. En Zivals, que vende además CD y libros, el vinilo representa el 30% del volumen total de su facturación: “Es un número importante en dinero, porque si bien en unidades se venden tres CD por cada vinilo, el precio del vinilo en promedio es de $12.000 y el del CD es de $3500″, compara.
El pico en el consumo de vinilos vino acompañado de un proceso de diversificación de los usuarios. Mientras que en años anteriores eran los coleccionistas y aficionados los que apostaban a este formato, hoy, personas de todas las edades deciden invertir en un vinilo. Si bien se dificulta definir un rango de edad específico de los consumidores, para Laviz el público promedio son hombres de entre 20 y 60 años. De todos modos, lo que llamó la atención fue que el gusto por este soporte alcanzó a los más jóvenes.
“Hay gente joven que se metió en la experiencia del vinilo más que nada con material de catálogo, pero siempre atenta a algunas novedades que están saliendo en vinilo. No es masivo, son cantidades más chicas, pero hay salida de ese material”, comenta Zapico.
Insomnio concuerda y agrega que Taylor Swift es una de sus best sellers entre los jóvenes: tiene cinco discos de la artista en el top 10 de ventas todos los meses. A ella se le suman Harry Styles y Billie Eilish. Sin embargo, el CD sigue siendo el gran elegido por los adolescentes y sobre todo en el género del K-pop. “Todos los artistas principales del K-pop tienen niveles de venta de discos de 20 años atrás. En un lanzamiento en una disquería como la nuestra podés vender tranquilamente 300 unidades de un disco que cuesta $15.000 en promedio”, remarca Laviz.
Made in Argentina
Por otro lado, para Zapico, uno de los factores que también ayudó al impulso de esta industria fue la instalación de fábricas en la Argentina. “La producción de un vinilo puede tomar entre tres o cuatro meses y la industria ya se acomodó a esos plazos”, sostiene el titular de Capif. Sin embargo, la repentina demanda de este soporte fue tal que no se la llega a suplir y aún se producen algunos cuellos de botella. “No llegan a satisfacer la demanda local ni tampoco la del exterior, porque las fábricas de acá exportan a Chile, Perú y Brasil”, agrega Laviz.
A esta situación se le suma que la producción local de vinilos se enfoca principalmente en repertorios locales y no tanto en internacionales, por lo que para diversificar la oferta solo queda importar y eso conlleva sus pormenores. “Con la falta de dólares cambió muchísimo el proceso y se fue bloqueando. En junio directamente no se pudo transferir más a través del Banco Central, ahora se paga con tarjeta. Nosotros cobramos al dólar oficial, entonces cada cambio te toma mucho tiempo y genera mucho dolor de cabeza rearmar la fórmula para mantener el precio”, explica Insomnio.
A su vez, comenta que mientras antes podían ingresar tres pedidos semanales de US$3000, hoy ese cupo se redujo a US$1000, lo que genera una escasez en el stock, sobre todo en los lanzamientos más requeridos.
Por su parte, Laviz agrega que el panorama también se complica porque las fábricas de Estados Unidos y Europa tampoco dan abasto con la demanda y, según Insomnio, esto provocó también una disminución en el control de calidad.
De todas formas, el vinilo ya encontró su lugar entre los consumidores y no parece estar dispuesto a abandonarlo en el futuro cercano. “Si bien la tecnología permitió un acceso a las plataformas de streaming, también está la contracara, que es esta tendencia de una búsqueda más artesanal de consumir música. Es una experiencia más profunda, más inmersiva y palpable”, describe Zapico.
En este sentido, Insomnio agrega que tanto el vinilo como el CD tienen un componente nostálgico que suma a la experiencia de consumo. “Tienen esa conexión familiar o de amistad que no tiene y no va a tener nunca la música digital”, cierra.
Fuente: Ivo Eguizabal, La Nación