La filosofía Montessori se basa en la idea de que los niños sigan sus instintos, sean sus propios maestros y desarrollen sus capacidades y preferencias personales. Es decir, que se construyan a sí mismos. Autonomía, independencia, iniciativa, capacidad de elección, desarrollo de la voluntad y autodisciplina. Estos son los seis pilares del Método Montessori, un sistema alternativo de educación creado hace más de un siglo y que se aplica en escuelas de todo el mundo. Pero, cómo es el Método Montessori y por qué está cada vez más de moda.
Algunas de las personas consideradas más exitosas en la política, en los negocios y hasta en la literatura se formaron en alguna etapa de sus vidas bajo estos preceptos tan libres como estructurados. Entre los alumnos más famosos del Método Montessori se encuentran Jackie Kennedy, Jeff Bezos (el dueño de Amazon) y Sergey Brin y Larry Page (fundadores de Google). Y hasta el novelista colombiano Gabriel García Márquez pasó por esa experiencia en los primeros años de su educación.
Juegos artesanales de madera. Nada de pilas. El universo Montessori.
Cómo es el Método Montessori
La creadora del método Montessori -a principios del siglo XX- fue María Tecla Artemisia Montessori, pedagoga, antropóloga doctorada en filosofía y una de las primeras médicas italianas de la historia, graduada en la Universidad de Roma en 1896. Seguí leyendo 19 de sus consejos para criar niños seguros y libres.
Entre las principales características de este modelo de enseñanza se destaca la de dividir por franjas de edad -no por grados, como la educación tradicional- el perfil de aprendizaje. Así, cuentan con salas integradas por niños de tres edades diferentes (de 0 a 3 años, de 3 a 6, de 6 a 9, de 9 a 13, por caso) para promover la socialización, la responsabilidad y el ejercicio de enseñarle a otros. Cubre, además, todas las etapas educativas: desde el nacimiento hasta los 18 años.
La educación Montessori propone el concepto de «niño completo», que pone el foco en el ritmo de aprendizaje de cada alumno y está centrada en el desarrollo emocional, social, físico y cultural. Es decir, la realización del ser humano en todo su potencial: criar individuos cuya personalidad se acerque lo máximo posible a una vida en armonía, tanto con el mundo social que los rodea como en su relación con el Universo.
Imagen de un aula donde se emplea el método Montessori.
En el entorno Montessori cada elemento debe tener su razón de ser en el desarrollo de los niños. Tanto los espacios como los objetos y los juegos -muchos de los cuales inventó la propia creadora del método-, constituyen auténticos microcosmos donde se prioriza la belleza, la armonía, la limpieza y el orden.
Las aulas son luminosas y amplias, el mobiliario es acorde al tamaño y la edad de los chicos y suele haber sectores destinados al trabajo en grupo y otros para tareas individuales.
No existen los escritorios, sino que los alumnos realizan sus actividades en mesas de distintos tamaños o incluso en el suelo. Los estantes son bajos para que cada uno pueda elegir un material y devolverlo luego para que lo puedan usar sus compañeros. Y existe un rincón del silencio -donde puede haber alguna pecera, o plantas y flores- para que el pequeño que lo desee tenga su rato de paz y reflexión y potencie su capacidad de calma y tranquilidad mientras disfruta de observar maravillas de la naturaleza.
En cuanto al rol del maestro, no es transmitir todos los conocimientos ni dar instrucciones, órdenes y tareas: explica brevemente para luego observar, sin interferir.
Este método tiene, incluso, su propio material didáctico.
10 «mandamientos» del Método Montessori
Estos son algunos de los cortos -y precisos- recordatorios del Método Montessori:
1) Un niño aprende de su entorno, de lo que los rodea. Por eso es importante que los adultos cercanos sean su mejor modelo. Si se lo critica mucho aprenderá a juzgar; si se le muestra hostilidad, aprenderá a pelear; mientras que, si habitualmente se lo elogia, sabrá lo que es valorar.
2) Hay que ayudar al niño a que crezca sintiéndose seguro ante cada acción para que aprenda a confiar en los demás.
3) Si se es condescendiente con un niño, aprenderá a ser paciente.
4) Si un niño es despreciado con frecuencia desarrolla un sentimiento negativo de culpa. Es importante estimularlo para que registre que sus ideas y opiniones son bien aceptadas y para que se sientan bien con ellos mismos. Si se lo ridiculiza, será una persona tímida.
5) Vivir en ambiente donde se sienta cuidado, amado y necesario le indicará el camino para encontrar amor en el mundo.
Cada niño construye su personalidad a través de su propia actividad y en interacción con el ambiente donde vive (ambiente incluye a las personas que lo acompañan). Foto: ilustración Shutterstock.
6) Es importante que se valoren sus virtudes y su evolución. No hablar mal de él cuando está cerca pero tampoco cuando no lo está.
7) Escucharlo y darle siempre una respuesta cuando se acerque con una pregunta o un comentario lo incentivará a buscar sus propios argumentos.
8) Respetarlo y apoyarlo aun cuando haya cometido un error. Ahora o más adelante encontrará solo el camino para corregirlo.
9) Estar siempre dispuesto a ayudarlo si busca alguna cosa, pero permitirle también el espacio para que la encuentre solo.
10) Dirigirse al niño de buena manera, dando lo mejor de uno para que se sienta seguro. De esta manera aprenderá a no buscar la aprobación de un adulto ante cada situación.
La pedagogía Montessori entiende el desarrollo infantil como un proceso natural que sucede cuando el niño sigue sus propios impulsos vitales que lo llevan a relacionarse y a actuar sobre el ambiente. Foto: ilustración Shutterstock.
Por qué el método Montessori está cada vez más de moda
Existen cerca de 22.000 escuelas distribuidas en los seis continentes que aplican el Método Montessori -solo en los Estados Unidos hay más de 5000, de los cuales 475 son públicos- y cada año aumenta la demanda de interesados en esta particular corriente filosófica de educación.
Muchos de quienes la eligen para sus hijos lo hacen en rebeldía con el sistema educativo convencional que, consideran, está orientado a formar a todos los niños en las mismas capacidades. En las aulas Montessori encuentran un camino alternativo.
En las últimas décadas, además, se produjo una suerte de «montessorización» dentro del mercado infantil, una tendencia que llevó tanto a grandes empresas como a emprendedores a lanzar productos con «perfil Montessori» y muchas veces, bajo este argumento, con precios un tanto excesivos.
La referente internacional, Charlotte Poussin, negó que se trate de un método elitista.
Lo cierto es que la «moda Montessori» permite a encontrar todo tipo de recursos basados en esta filosofía. En las librerías existen estantes dedicado en exclusiva a este «subgénero». Hay ropa Montessori, con materiales naturales, sin personajes de fantasía y diseñada para que los más pequeños puedan vestirse y desvestirse solos.
Y también se pueden conseguir objetos y juguetes para «montessorizar» las habitaciones de los chicos con materiales naturales -priorizando la madera y el metal- ya que, aseguran sus promotores, les permite una experiencia sensorial más rica y fomenta la concientización ecológica y el cuidado del planeta.
Pero el Método Montessori también tiene sus detractores, que tildan de elitista -costoso y con cupos reducidos- esta modalidad educativa. Suelen argumentar, entre otras críticas, que un ambiente demasiado relajado en el aula y con libertad absoluta para elegir lo que se estudia tiene como consecuencia futuros adultos que no dominarán ciertas áreas importantes del desarrollo y el conocimiento.
Fuente: Clarín