Adiferencia de lo que ocurría hace algunas décadas, estar de novios ya no es condición para la iniciación sexual de los jóvenes. Mucho menos pensar en casarse. Hay más información y cuidados, pero el uso del preservativo sigue resultando insuficiente. Las presiones sociales se diluyen y las llamadas “disidencias” sexuales se aceptan con más naturalidad. La primera experiencia parece marcar un punto de inflexión en la vida y va adoptando distintos modelos a través del tiempo.
Los cambios se evidencian en los hogares, donde la conversación con los adultos, especialmente con los padres, se da con mayor frecuencia. Alejandra Ariovich, que integra el Comité de Estudio Permanente para la Adolescencia (CEPA) de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), lo percibe en su práctica cotidiana. “Hoy está habilitado hablar de la sexualidad y de la exploración sexual. Las palabras ‘autonomía’ y ‘decisión’ ayudan mucho. Y que los adultos puedan hablar del placer y del consentimiento habilita a un mejor cuidado y mayor disfrute”, plantea.
Leandro H, recién separado luego de un matrimonio de más de 20 años, es papá de dos hijas adolescentes. La mayor, de 18, hace muy poco presentó a su novio. “Me pidió que volviera tarde a casa y volví al otro día. Ella tenía una carita rara. Le pregunté. Me dijo que no habían podido hacer nada, que ella lo había mandado a ponerse el preservativo al baño y que él no había podido. Yo la tranquilicé, le dije que era normal que pasara eso, que el preservativo era algo que había que compartir, que si lo mandaba a otro lado para él sería difícil, que también ella podía ayudarlo. Se sorprendió y me dijo ‘pero papá, ¿por qué me decís esas cosas’, y yo le contesté que porque soy su papá y quiero que ella disfrute del sexo, que es algo lindo y fácil, pero que es muy importante que se cuide, porque también es fácil mandarse una macana”, relata.
No siempre, claro, el diálogo es tan directo. Hay chicos que se expresan menos. “Lo importante es respetar los tiempos -dice Ariovich-, aceptar el silencio y salir del ‘interrogatorio’. Hablar sobre una película, compartir una serie, la cena. Si no habla con el papá o la mamá que hable con alguien de confianza”.
Los especialistas coinciden en que hay más espacio para el diálogo familiar respecto al primer encuentro. Las divergencias surgen cuando se analiza el rol de los padres o referentes frente a los adolescentes. “Me asusta cuando los papás simplemente ven que tienen novio o novia y los llevan a buscar métodos anticonceptivos”, expresa Maritchu Seitún , psicóloga especializada en crianza.
¿Cuál es la edad de iniciación sexual?
La última Encuesta Nacional de Salud Sexual y Reproductiva es de 2013 e indicó que las adolescentes de 14 a 19 habían iniciado sus relaciones sexuales en promedio a los 15,5 años y los varones a los 14,9. En la tercera Encuesta Mundial de Salud Escolar (EMSE), realizada en 2018 sobre 523 escuelas de todo el país entre alumnos de 13 a 17, casi el 42% manifestó haber mantenido relaciones sexuales. Respecto al primer encuentro, el 31,8% tenía entre 13 y 15 años y el 63,7%, entre 16 y 17. Eran más varones que mujeres los que ya habían atravesado la experiencia.
Si bien no hay cifras actualizadas respecto a la edad de iniciación sexual, en los consultorios ginecológicos no se reflejan movimientos significativos. “Lo que sí cambió es que la tendencia es a cuidarse desde la primera relación sexual”, afirma Silvia Oizerovich, expresidenta de la Sociedad Argentina de Ginecología Infanto Juvenil. La profesional no duda en atribuir esa mayor conciencia de los jóvenes al Plan Nacional de Prevención del Embarazo no Intencional en la Adolescencia (ENIA), que empezó en 2017, y a la implementación de la Educación Sexual Integral (ESI), que ya lleva 16 años. “La tasa de fecundidad adolescente desde 2015 no ha dejado de disminuir. Esto tiene que ver con el acceso a anticonceptivos, entre ellos el implante de larga duración, y con la asesoría y orientación en salud sexual”, sostiene.
Junto con la disminución de los embarazos adolescentes de 15 a 19 años, en la última década también fue descendiendo y se estabilizó la proporción de casos de VIH/sida entre los 12 y 19 años. “Es menor que en mayores -asegura Federico Villalba, coordinador de la Red Argentina de Jóvenes y Adolescentes Positivos (RAJAP)-. Pero en la medida en que la infección se siga transmitiendo en adolescentes hay que aplicar estrategias para que deje de suceder, con campañas de información, testeos universales y gratuitos y ESI”.
Oizerovich, que además es presidenta de la Red Iberoamericana de Profesionales de la Salud Sexual y Salud Reproductiva, ratifica que el preservativo “no se usa todo lo que haría falta”. En su forma de vincularse, dice, los adolescentes suelen ser monógamos, pero cambian a menudo de relación. Las redes sociales, en este sentido, agregaron inmediatez. Aquellos que están fuera del sistema educativo preocupan a los profesionales. “Son los más vulnerables, los que menos se cuidan y los que suelen empezar antes su actividad sexual”, afirma.
La protección en esta etapa de la vida está más orientada a evitar un embarazo a través de distintos métodos que a prevenir enfermedades de transmisión sexual. “No tienen claro de qué se trata cuidarse bien a sí mismos”, evalúa Seitún.
“Lo más importante es que la iniciación sexual se dé en un marco de consentimiento -señala Mailén Pérez Tort, coordinadora del Área de Expansión Comunitaria de Casa Fusa, especializada en la atención de adolescentes y jóvenes-. Hace años, el 80% de las chicas se iniciaban sexualmente por insistencia del varón; ahora las relaciones son entre pares, consentidas y ocasionales porque los vínculos ya no son tan formales: pueden ser amigos, novios. Entre los varones se modificaron las formas, ya no existe en el mandato del debut con trabajadoras sexuales o personas de mayor edad”.
En este contexto, Seitún pone especial énfasis en los vínculos que los adolescentes son capaces de construir. “Me parece que la iniciación sexual ocurre antes de tiempo. Y además el tipo de relación que tienen no es una relación de persona entera con persona entera sino que son relaciones de lo que llamamos en psicología relaciones de objeto parcial: ‘una parte de mi cuerpo quiere tener placer con una parte de tu cuerpo’”, cuestiona.
El recorrido hacia la primera experiencia
Los expertos coinciden en que la educación sexual es clave en el proceso hacia la primera experiencia. “Existen posturas más conservadoras, pero en general llegan al inicio de la vida sexual con conocimiento y respeto por el otro. Ahora los adolescentes varones no le tocan la cola a las chicas que van con pollera corta, ya no es el ‘qué piola que sos’”, describe Ariovich.
Pola Altabe, profesora nacional de Educación Física (INEF), docente de esta asignatura en una importante escuela pública secundaria de CABA, observa un escenario similar: “Los alumnos practican deportes de contacto y evitan cualquier roce que pueda aludir a una intención sexual. Tampoco hay competencia para ver quién ‘debutó’ y quién no”.
Más allá de que los profesionales perciben un menor señalamiento hacia los que se inician más tarde, todavía queda un camino por transitar para terminar con las presiones sobre el varón.
Hace poco más de un año que Tomi Quiroga, de 19 años, bajó desde su Jujuy natal a Buenos Aires para estudiar Comunicación en la UBA, después de 3 cuatrimestres de cursada virtual por la pandemia. Pero antes de dejar su provincia dio un paso que todos sus amigos ya habían concretado y por el que sentía mucha presión: tuvo relaciones sexuales. “Mi primera vez fue a los 18 con una chica que conocía, en una relación informal -dice-. Todos ya habían tenido y las expectativas estaban puestas en mí. Hay un peso y un estigma por esa primera vez especialmente en una provincia como Jujuy, que es muy conservadora. Es algo con lo que deberíamos ir rompiendo…”, opina.
“Le otorgo suprema importancia a la educación sexual para postergar ese primer encuentro hasta que tanto varones como chicas estén listos y tengan ganas de estar en un encuentro sexual con alguien que de verdad les importe, no en una relación casual sin compromiso de ningún tipo”, aporta Seitún.
La conversación puertas adentro
En cada hogar, los modos de dialogar sobre el inicio sexual tiene distintos formatos e interlocutores, lo que es casi unánime es que se trata de una conversación necesaria.
Mariela Torres es traductora y mamá de un adolescente de 15 años, a quien define como “sociable” y “autónomo”. “A veces viene con algún regalito y dice que es de una ‘amiga’, sin dar detalles. Confieso que le pregunté por el uso del preservativo…me contestó con un ‘seee’, como que ya sabía. Creo que a mi hijo lo enriquece escuchar otras voces, no solo las nuestras. Y a nosotros nos libera, nos saca peso saber que en la escuela tiene otro circuito, otras personas que también lo van a cuidar y a contener”, expresa.
Para Mirna N., esteticista y vecina de Caballito, fue importante habilitar una conversación en familia. Su hijo mayor, que hoy tiene 20 años y hace 6 meses que vive solo, habló con sinceridad a los 17, antes de tener su primera relación. “Él preguntó qué precauciones tomar. La chica ya había tenido relaciones, así que también sabía cuidarse. El noviazgo duró un año y medio”, cuenta Mirna.
“Tengo dos hijas de 12 y 14 años, charlan mucho conmigo y con el papá -relata Tatiana Fabregat, acompañante terapéutica y técnica en psicomotricidad, de Ituzaingó-. La mayor de vez en cuando me dice que le gusta un chico, y yo siempre insisto en que tiene que cuidarse y estar con alguien a quien quiera. No sé cuándo será, pero sé que en cualquier momento puede pasar. Ella no está apurada. La más chiquita me dice que es bisexual, que le gustan los varones y las mujeres, que se fija en el corazón, no en la persona. Y a mí no me molesta”.
Nicolás Meza, albañil y vecino de Francisco Álvarez, tiene cuatro hijos y suele dialogar sin tabúes con las dos mayores, que tienen 16 y 17 años. “A mí no me van a venir a pedir permiso para tener un novio. Yo les digo que lo único que quiero es que estén con un hombre que las respete. No me gustaría que tengan hijos jovencitas sino que sigan estudiando”, afirma.
En la casa de Mónica Schartzman el modelo es diferente. “Somos de la colectividad judía. Fuimos criados conservadores. Yo me casé virgen y me separé al poco tiempo. No hubiera querido porque para mí el matrimonio es para toda la vida. Luego me volví a casar y tuve una hija, que hoy tiene 27 años y es soltera. Ella estudia Derecho, tenemos nuestras cosas, pero sigue nuestra línea. Para nosotros, vale el casamiento tradicional y hay que casarse virgen”, comenta esta mujer de 61 años, de Villa Urquiza.
Georgina Binstock, doctora en sociología, investigadora del Centro de Estudios de Población (CENEP)/Conicet, recuerda que hace años la experimentación sexual en la mujer se ligaba mucho más con la vida conyugal. “Una chica se iniciaba con quien sería más tarde el marido o la pareja estable. Antes una pareja esperaba unos seis meses para tener relaciones; ahora menos y tampoco es un noviazgo formal. Se van acelerando los procesos”, analiza.
Otra variable que se suma al análisis es la pubertad precoz. María Sol Rodríguez Azrak, médica endocrinóloga infantil del hospital Tornú, explica que es mucho más común en niñas que en varones y que se caracteriza, por ejemplo, por el desarrollo mamario antes de los ocho años o la primera menstruación antes de los 10.
“Durante la pandemia, los chicos no pudieron hacer nada de lo que hacían, ni ir a la escuela, ni ver a los amigos, además vivieron el estrés de tener familiares de riesgo. Todo eso aumentó su exposición a las pantallas y existen sospechas de que eso cambia la síntesis de la melatonina y acelera la pubertad”, indica la especialista.
¿La pubertad precoz puede anticipar la iniciación sexual? “En varios trabajos se menciona que sobre todo la menarca a edad temprana está asociada a un inicio anterior de las relaciones sexuales”, señala.
Cuestión de géneros
Altabe asegura que la mayoría de sus alumnos se definen como de “género fluído” y expresan que eligen a la persona con quien estar sin fijarse si es un varón o una chica. “Las relaciones las suelen tener con sus pares y hay un clima general de respeto por las diferentes autopercepciones”, describe.
Desde la ciudad de Santa Fe, donde vive y estudia Derecho en la universidad provincial, Nikolás Gómez, de 20 años, cuenta que es un varón trans no binario y que transitó libremente su proceso. “Desde los 17 empecé a nombrarme como persona trans e hice el cambio de DNI, pero no siento necesidad de tomar hormonas”, indica.
“No sabemos cuántas personas en nuestro país constituyen su identidad como de género fluido -afirma Pérez Tort-. Así como la iniciación sexual ya no se asocia con la reproducción, la pareja y la familia, también se va desplazando la heteronorma, es decir, la suposición de que hay que tener relaciones con un varón si sos mujer y con una mujer si sos varón”.
Daiana Vainstein, coordinadora de la Red Nacional de Jóvenes y Adolescentes por la salud sexual y reproductiva (RedNac) ofrece una visión diferente sobre los avances en materia de educación sexual y considera que, tal como está planteada, tiene varias deudas, algunas vinculadas a la perspectiva de género: “La mirada es adultocéntrica, se los ve como ‘chiquitos’ a los que hay que darles indicaciones, no explicaciones. Se habla en términos de varones y mujeres, no de otras orientaciones”, sostiene.
El debate es inagotable, pero si en algo coinciden todas las miradas es en la necesidad de asociar la primera experiencia sexual a una vivencia por elección, con conciencia, sin presiones y en un contexto de cuidado.
Fuente: La Nación