Un guerrero y adelantado, así fue Manuel Belgrano. O, por lo menos, eso es lo que dice el historiador Daniel Balmaceda que atento a un 2020 belgraniano -en junio se cumplen 250 años de su nacimiento y 200 de su muerte- publicó Belgrano. El gran patriota argentino. Honda e imperdible investigación donde desentraña vida y obra y derroca mitos con datos soslayados de la historia oficial, un caso: creó la bandera, no definió sus colores.
El autor recibió en su casa a Clarín, allí asoma una biblioteca reluciente con decenas de textos sobre el patriota, muestra del meticuloso trabajo, y lo presenta: “Él tenía un alto concepto de los valores institucionales, aun desde la época del virreinato. Siempre tuvo clara la importancia de la institucionalidad, el deseo de generar una economía favorable a la región y de promover la educación: vale la pena conocerlo como gran ejemplo”.
Daniel Balmaceda. La historia lo acercó a Manuel Belgrano. / Constanza Niscovolos
-¿Qué mitos y verdades clave develó tu investigación?
–Aunque Belgrano creó la bandera y la escarapela no eligió sus colores, los tomó de distintivos que ya existían: otras fuerzas militares ya los utilizaban desde antes, por ejemplo los patricios. Otra posibilidad es que los haya tomado de los morenistas, que los usaban para diferenciarse de los saavedristas. Además, ninguno de sus contemporáneos destacó eso como logro. Otro mito: hay confusión sobre su sexualidad y estilo, en su época decían que tenía “actitudes afeminadas”. Lo que pasaba era que él no se mostraba brutal como el hombre de entonces. Era una persona que cuidaba su aspecto: mantenía las uñas, usaba colonias y camisas pulcras, en las tertulias conversaba con mujeres. Varios lo consideraban un dandi, alguien que en el mundo poseía formas que fascinaban a las mujeres.
“Era una persona que cuidaba su aspecto: mantenía las uñas, usaba colonias y camisas pulcras, en las tertulias conversaba con mujeres. Varios lo consideraban un dandi”
-¿Quién fue su gran amor?
-Josefa “Pepa” Ezcurra por encima de Dolores Helguero y esa segunda relación, surgida en Tucumán, deja muchas dudas… Tuvo dos hijos, los descendientes de Manuela Mónica (hija de Dolores Helguero) son muy conocidos, el presidente del Instituto Nacional Belgraniano se llama igual que el general y es su chozno nieto. En cambio la descendencia de Pedro Pablo (de Josefa Ezcurra), llevó el apellido de Rosas y Belgrano, tuvo 13 hijos que no se llevaban bien y varios no lo mantuvieron, usaron solo Rosas y se amplió tanto que debe haber algunos argentinos sin saber que descienden nada menos que de uno de los padres de la patria.
-En tu opinión, ¿qué batalla resultó su mayor victoria?
-La de Tucumán, el 24 de septiembre de 1812, fue muy importante porque si nos ganaban casi estaba perdida la Revolución de Mayo. Y Vilcapugio es su derrota más apasionante: cuando ya estaba todo perdido, por una confusión (una corneta tocó retirada cuando no correspondía) reunió a 300 hombres en un morro, entre heridos y otros, colocó a los caídos en los caballos, rodeó al grupo con soldados para escaparse de ese lugar en el que iban a terminar encerrados, puso a Gregorio Perdriel -uno de sus oficiales- adelante con la bandera que él creó, e iba atrás con un fusil y municiones como si fuese Rambo, y dijo: “¡No van a tocar nuestros hombres, estoy atrás para cuidar a cada uno de ustedes!”. Emocionante.
“VIlcapugio es su derrota más apasionante. Belgrano iba atrás con un fusil y municiones como si fuese Rambo”
-Subrayás que le molestaba que sus tropas no fueran profesionales…
-Al comenzar la Guerra de la Independencia en 1810 se formaron los primeros ejércitos, sin tener profesionales. Eran muchos entusiastas jóvenes que querían ir a pelear por la patria pero sin disciplina, orden o teoría; aprendían en el camino. Fue importante la llegada de San Martín -en marzo de 1812- con un grupo de militares expertos: la formación militar cambió. Pero al inicio Belgrano lidió con gente que no estaba dispuesta a capacitarse como corresponde a esa profesión, sentía que luchaba contra molinos de viento… Sin embargo fue obstinado y un convencido de que ese era el camino a seguir.
-¿Y su principal aporte político?
-Yo destaco la Declaración de la Independencia. Belgrano llegó a Tucumán desde Buenos Aires el 5 de julio de 1816, los congresales tenían cuatro meses debatiendo. El 6 de julio les dio una charla y el 9 de julio se declaró la independencia: demuestra la importancia de su discurso emotivo, en donde les hablaba de la patria y lagrimeaban al escucharlo.
“Antes de que se conocieran los padres de Sarmiento, él ya pensaba en la educación pública y en la de hombres y mujeres”
-¿Cuál de sus facetas es más importante conocer?
-Uno de los acontecimientos más conocidos de su vida fue cuando lo premiaron con 40 mil pesos tras el triunfo apabullante de la batalla de Salta, al pensar que terminaría toda la guerra, en febrero de 1813. Era tanta plata que él habría tenido que trabajar 20 años como militar para obtenerla. Lo rechazó de inmediato, dijo “no, con este dinero hay que hacer escuelas”, convencido de los valores. Ese es su principal aspecto a descubrir: su interés por el bien común, el preocuparse por el otro al punto de descuidar su salud, economía, comodidad, toda su vida porque había un prójimo que podía necesitarlo más.
-Belgrano fundó las academias Náutica y de Dibujo, ¿por qué creés que fracasaron?
-En tiempos de la Guerra de la Independencia lo educativo o relacionado al desarrollo económico no parecía tan importante, había que pelear. Él creía mucho más vital hacer una escuela a ganar una batalla. En esa época, como en otras de nuestra historia, crear una escuela no generaba empatía o admiración, como ser un general de la patria. Belgrano jamás quiso serlo, quería servir a su tierra. Decía: “no quiero ser considerado un padre de la patria, sino un buen hijo suyo”, ahí se parecían con San Martín.
-En tu libro destacás a un Belgrano preocupado por la disciplina, la diplomacia y la educación.
–Belgrano entendía que un cuerpo de ejército disciplinado salvaría vidas. El orden, la pulcritud eran poco comunes en los comienzos de la Guerra de la Independencia y a él se lo veía como un distinto pidiendo esas virtudes. Además se destacó en diplomacia, sin entrenamiento. Si Paraguay no se volvió un enemigo del Río de la Plata, potencialmente peligroso, fue por sus gestiones diplomáticas. Antes de que se conocieran los padres de Sarmiento, él ya pensaba en la educación pública y en la de hombres y mujeres. Estaba convencido de que la diferencia, evolución, el crecimiento y desarrollo de nuestra tierra surgiría de la enseñanza.
La Batalla de Salta, 1908. El autor es el artista italiano Aristene Papi.
-¿Con qué finalidad negó en su testamento tener descendencia?
–Belgrano no oficializó allí -el documento es de 1820- que tenía esos hijos, Pedro Pablo (Ezcurra) sin problemas económicos y otra hija, muy joven, nacida en 1819, Manuela Mónica (Helguero). Y se preocupó más por ella porque esa familia no tenía un bienestar patrimonial holgado, como los Ezcurra acá. Él le dejó a la niña una propiedad que le dio el Cabildo de Tucumán, si la mencionaba en el testamento podía perderla para pagar deudas: así la protegió de cualquier reclamo monetario. Además dejó instrucciones a su familia, de ocuparse de su crianza y así se hizo.
-¿Por qué alguien como Belgrano murió tan pobre y endeudado?
-Su familia había tenido un buen pasar. Domingo Belgrano -comerciante- y Josefa González tuvieron 16 hijos pero al morir él su fortuna se distribuyó. Y al fallecer Manuel sus hermanos tenían una economía tan endeble que para su lápida en la iglesia de Santo Domingo, donde pidió ser enterrado, le sacaron el mármol de una cómoda de su hermano Miguel. Murió endeudado (y le debían mucho) por ocuparse de sus soldados, a veces para comida o por ayudar a sus heridos. Un caso llamativo es el de uno de sus oficiales, Warnes, herido en Vilcapugio: fue enviado a Jujuy en un carruaje que contrató y pagó Belgrano. Al final, el Estado le dio lo adeudado al familiar Domingo Estanislao -sacerdote- y con ese dinero saldó las deudas de su hermano.
Lo que no sabías de Belgrano
Primero abogado y economista, después militar autodidacta
“Es algo genial: a los 16 años fue a España -enviado por su padre- para formarse en el comercio, mientras estudiaba Derecho se capacitó en Economía Política (no era una carrera universitaria). Al volver su principal tarea se vinculaba con la economía, era lo que a él le gustaba, y terminó convirtiéndose en militar. Su vocación emergió a los 21 años y las cuestiones de la lucha, primero con las Invasiones Inglesas y luego la Guerra de la Independencia, lo llevaron por otro lado… Cuando supo que sería militar estudiaba de libros, como autodidacta, para ser lo mejor posible frente a un ejército. Aunque no fue un brillante estratega tuvo actos de arrojo y acciones en el campo de batalla admiradas por combatientes profesionales.
El Belgrano abogado solo actuó en una causa judicial familiar: no se vislumbra en acciones concretas, sí en su proyección de una nación alineada con el Derecho”.
Descendientes. Amelia Maggi Chirino Rosas, chozna de Belgrano, con un retrato de su abuela Manuela, nieta del prócer.
Una vocación profesional predestinada
“Nunca pensó que sería militar: tenía problemas de salud, un cargo atractivo muy bien remunerado, juventud. Pero cuando ocurrió la Revolución de Mayo y hubo que armar ejércitos, los encargados fueron dos comerciantes, Saavedra y Viamonte; un abogado, su primo Castelli; otro abogado y economista, Manuel. A él le tocó iniciar una campaña al Paraguay sin hombres, los juntaron en el camino y llegaron casi hasta Asunción. A partir de 1810 vivió en campañas (salvo un período corto que fue diplomático en Europa) como un soldado, en condiciones paupérrimas”.
La mala sangre
Murió joven (a los 50 años), padeció el “vicio sifilítico” casi la mitad de su vida y luego hidropesía. “Tuvo muchos problemas de salud pero el principal, que lo atacó en la juventud, fue la sífilis. Y que hizo que, durante su participación como secretario del Consulado, ejerciendo su vocación -economía política-, tuviera que pedir varias licencias para poner fin a ese flagelo en su cuerpo. Ya durante las campañas no hay vestigios de ese problema; sí de paludismo, altísimas fiebres y la hidropesía, comenzó a hincharse y al final no podía ni siquiera montar un caballo, le costaba dormir acostado…”
Un suegro opositor que no logró -del todo- su cometido
“Belgrano no hablaba de sus relaciones sentimentales en sus cartas, es muy poca la documentación sobre eso. Al reconstruirlo, con los recuerdos familiares de los Ezcurra, se sabe que Manuel conoció a Pepa Ezcurra en una fiesta de 1802 y su noviazgo avanzó hasta que don Ignacio lo finalizó: en 1803 la casó con su primo Esteban, traído de España para eso. Pero después la pareja se reencontró, fruto de esa relación nació Pedro Pablo”.
Belgrano y Güemes: del enojo a la amistad
“Con Martín Miguel de Güemes comenzaron mal. Belgrano se molestó por una situación sentimental de Güemes que consideró inapropiada, lo desterró a Buenos Aires y aquí se encontró con San Martín. Cuando al libertador le tocó viajar al norte, a encargarse del ejército, fue con Güemes: allí Belgrano volvió a relacionarse con él y desde ahí se unieron”.
Nuestra deuda: aprender y agradecerle
“Tenemos mucho que aprender de Belgrano por sus valores, su dedicación, abnegación, por explicar toda su vida que tenemos que sacrificarnos. Hoy, en el siglo XXI queremos todo servido. Se va perdiendo la cultura del trabajo, ni hablar la del sacrificio. Para él eso era lo más natural: pedirles a sus hombres, a pueblos como el jujeño, que se sacrificaran le surgía naturalmente; era el primero en hacerlo por todos. Leer sobre Belgrano, visitar su mausoleo, su monumento frente a la Casa Rosada, recordarlo en las fechas de sus batallas (20 de febrero, 24 de septiembre) son formas de homenajearlo y decirle gracias por todo lo que nos ha dado”.
Daniel Balmaceda Básico
- Buenos Aires, 1962
- Historiador, periodista y escritor.
- Escribió más de 15 libros: Qué tenían puesto; La comida en la historia argentina; Oro y espadas y Estrellas del pasado son algunos.
- Periodista (Universidad Católica Argentina), fue editor de las revistas Noticias, El Gráfico, Newsweek, entre otras.
- Es miembro de número de la Academia Argentina de la Historia, miembro titular y vitalicio de la Sociedad Argentina de Historiadores, miembro de número del Instituto Histórico Municipal de San Isidro y uno de los divulgadores de la Historia más destacados del país.
- Fue distinguido como Personalidad Destacada de la Cultura por la Legislatura de C.A.B.A.
- Es consultor de historia en instituciones y diversos medios de comunicación. Trabajó en las radios Del Plata, Metro y Nacional, entre otras.
Fuente: Clarín