La pérdida de neuronas está estrechamente relacionada con el estilo de vida que se tiene1
Hubo un tiempo pasado en el que se consideraba que el cerebro humano no cambiaba después del nacimiento; sin embargo, con el avance de la ciencia se fue demostrando lo contrario. De hecho, actualmente se sabe con certeza que cada día que pasa se pierden miles de las células más importantes del cerebro: las neuronas. Estas son las unidades básicas del sistema nervioso y las encargadas de controlar varias de las funciones más vitales del organismo. Sin su accionar las células no podrían recibir oxígeno o algunos de los nutrientes indispensables para subsistir; no obstante, gracias a la capacidad innata que tiene el hombre para readaptarse, este proceso puede ser revertido y/o amortiguado.
Un caso que ilustra lo mencionado es el de Cheryl Schiltz, una mujer que presentaba problemas para mantenerse en equilibrio debido a la pérdida de la región del cerebro encargada de esta función. Fue Norman Doidge, psiquiatra canadiense y autor del libro El cerebro que se cambia a sí mismo, quien en su obra dio a conocer el caso de una de su paciente (Schiltz) para ejemplificar cuán modificable es este órgano.
Los profesionales que la trataron le conectaron un acelerómetro −dispositivo que mide la vibración o la aceleración del movimiento de una estructura− para que emitiese señales que estimularan la región afectada. Al cabo de un tiempo evidenciaron cómo se regeneró en su cerebro una región encargada del equilibrio, lo que le permitió recuperar la movilidad del cuerpo y mejorar su calidad de vida.
Al suceso que le permitió recobrar aquella función que había perdido se lo denomina neuroplasticidad y es, según Doidge, la capacidad que tiene el cerebro de modificarse a sí mismo y aprender cosas al crear nuevas conexiones entre sus neuronas.

¿Cómo preservar la salud neuronal?
«Sin ellas simplemente la vida humana como la conocemos no existiría”, reconoce Celeste Esliman, médica neuróloga y especialista en medicina del estilo de vida, respecto de la importancia de estas células. De acuerdo con la profesional, si bien se pierden neuronas constantemente, también se desarrollan nuevas y lo que es más destacable: estas generan nuevas conexiones entre sí.
Pueden ser regeneradas, sanadas y estimuladas. ¿Cómo? Existen varias maneras. Algunas, según la Dra. Esliman, son: evitar el alcohol, tabaco, drogas, realizar actividad física diariamente, tener una alimentación que priorice alimentos vegetales por sobre los de origen animal, tener un sueño reparador y gestionar el estrés. Sin duda, “si se las quiere cuidar hay que ser responsable y entrenarlas”, explica.
Según comunica el Hospital Privado de Comunidad de la ciudad de Mar del Plata, cualquier actividad que implique cambios o desafíos es clave para preservar la salud neuronal. “Se tiene que evitar que el cerebro se acostumbre a estímulos monótonos y limitados”, destaca la institución. A la par, sugieren las siguientes actividades como “aliadas cognitivas o neuronales”.
→ Instruirse en nuevas actividades. Según señalan desde el hospital marplatense, algunas de estas pueden ser: un nuevo idioma, deporte, música, cocina, manualidades.
→ Tener hobbies artísticos. Las artes estimulan el cerebro, un ejemplo de esto es el del baile ya que al hacerlo se estimula la actividad cerebral y se fomenta la creatividad, según Harvard Medical School; otras actividades como hacer teatro, pintar y escribir también pueden ser estimulantes.
→ Adquirir pasatiempos lúdicos. Juegos como los crucigramas, sopa de letras, sudoku, rompecabezas, búsqueda de diferencias, laberintos, ajedrez, juego de dados, juego de cartas, lotería y similares invitan a usar la lógica y a desafiar las neuronas.
→ Leer diariamente. Está demostrado que el hábito de la lectura es un factor protector del deterioro cognitivo; lecturas como las de diarios, libros o revistas sirven para este fin.

Según Esliman “está en cada uno el querer preservar la salud del cerebro hasta el fin de su vida”. Cuanto más se cuide de este órgano, más satisfacciones brindará.
Por último, hace énfasis en que para que las sugerencias funcionen y sean efectivas, los cambios en el estilo de vida deben ser sostenidos en el tiempo. “La buena noticia es que nunca es tarde para empezar”, reconoce.
Fuente: La Nación