El grupo de navegantes y exploradores españoles (AGNYEE) a bordo del velero «Pros», de 21 metros de eslora, atracado en Sevilla comienza este sábado un viaje de 44.000 millas náuticas (81.500 kilómetros) que será la «réplica» de la primera vuelta al mundo, que comenzó al mando de Fernando Magallanes y culminó Juan Sebastián Elcano.
El 10 de agosto de 1519, cinco naves y 239 hombres partían del puerto de Sevilla con el objetivo de llegar a las islas ricas en especias, las Molucas, entonces más valiosas que el oro, y demostrar que se encontraban en el lado español del mundo, después de que el Papa lo repartiera entre Portugal y España en el tratado de Tordesillas de 1494. Castilla disputaba así a los portugueses el monopolio del comercio de estos valiosos productos y su incontestable dominio sobre los mares conocidos.
Una expedición cuyo promotor, Fernando de Magallanes, se la había ofrecido al entonces jovencísimo emperador Carlos I tras recibir en dos ocasiones la negativa del monarca portugués, Manuel, que le despreciaba. Arrancaba así la expedición que el célebre escritor austriaco Stefan Zweig, autor de una magnífica biografía de Magallanes que acaba de recuperar la editorial Capitán Swing, consideró como “el viaje que cambió la historia de la humanidad”.
Una carta manuscrita de Juan Sebastián Elcano, firmada y fechada el 6 de septiembre de 1522 y dirigida al emperador Carlos V. Fue la primera que el capitán envió al emperador tras arribar al puerto de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), tras finalizar la vuelta al mundo.
Cuando faltan pocos días para el quinto centenario del inicio de aquella gesta, que supuso la primera circunnavegación del planeta, se van concretando los actos que recordarán la hazaña de Magallanes, Juan Sebastián Elcano, Antonio Pigafetta y tantos otros. El Archivo de Indias, que guarda en sus fondos una amplísima documentación sobre el viaje, inaugurará el 20 de septiembre una magna exposición sobre la epopeya. Aunque Magallanes partió de Sevilla en agosto, pasó un mes en Sanlúcar de Barrameda, dotando a la expedición de los últimos víveres y aparejos.
Un grupo de expedicionarios integrantes de la organización Amigos de los Grandes Navegantes y Exploradores Españoles, (AGNYEE) tienen todo listo para zarpar este sábado a bordo del velero «Pros», de 21 metros de eslora, atracado en Sevilla y listo para comenzar un viaje de 44.000 millas náuticas (81.500 kilómetros) que será la «réplica» de la primera vuelta al mundo.
El viaje más largo, nombre de la exposición que prepara el archivo, gira en torno a esa primera vuelta al mundo y la importancia del viaje como concepto para la evolución del hombre. Habrá un amplio despliegue expositivo y documental. El objetivo es que el público descubra este acontecimiento histórico “desde una perspectiva emocional”, que le haga “sentir los desafíos del viaje oceánico” y permita entender de una forma diferente, más humana y reconocible, la historia de esa primera vuelta al mundo y los retos a los que se enfrentaron los navegantes del siglo XVI. El Archivo de Indias será la sede inicial de esa muestra, que viajará a otras ciudades.
La conmemoración del quinto centenario suscitó al principio estériles disputas nacionalistas, animadas por algunos medios de orientación conservadora. Se acusaba a Lisboa de haber presentado en el año 2017 una candidatura a la Unesco para que la gesta fuera declarada patrimonio mundial de la humanidad en la que apenas se citaba a Elcano. Al final, ambos gobiernos se han puesto de acuerdo en presentar una candidatura única.
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El historiador José Álvarez Junco señaló en la presentación oficial de los actos que “en esta celebración hay lugar para todo menos para glorias nacionalistas actuales. Entonces no existía España. Fue la Corona de Castilla la que financió la expedición y su rival era Portugal. En aquella época, la palabra España servía para designar a la península Ibérica”. El comunicado oficial recuerda que entre la tripulación había “italianos, franceses, griegos, alemanes, ingleses y holandeses; atravesó tres océanos y surcó las costas de 11 estados actuales. Fue una empresa europea, y en particular ibérica, que cambió el mundo”.
La vicepresidenta Carmen Calvo cifró en al menos 193 los actos programados, entre ellos un viaje de circunnavegación por la ruta que llevarán a cabo los buques escuela de ambas naciones (el Sagres y el Elcano), además de la citada exposición itinerante, una conferencia internacional en el 2021, una serie de televisión y un estudio sobre la proyección mundial de los idiomas español y portugués. España consignará unos 180 millones de euros para la celebración, aportados por varios ministerios, autonomías, ayuntamientos y por la iniciativa privada.
El antiguo puerto sevillano, denominado de las Muelas en tiempos del navegante portugués, albergará otras muestras y una réplica de la nao Victoria, la única que regresó a Sanlúcar con 18 supervivientes a bordo, que se está terminando de acondicionar en los astilleros de Huelva. Como curiosidad, hay que recordar que otra réplica se construyó con motivo de la Expo del 92, pero sufrió un incendio poco antes de la inauguración y se fue a pique.
El Presidente de los Amigos de los Grandes Navegantes y Exploradores Españoles, José Solá en el velero «Pros», de 21. / EFE
“La Flota de la Especiería se planteó llegar a Oriente navegando en dirección hacia Occidente, algo que sonaba a imposible. En aquel entonces se desconocía prácticamente todo del recién descubierto continente americano. Magallanes insistía en que existía un paso a través de ese territorio, un estrecho que permitía llegar a las Molucas sin necesidad de costear todo el perfil africano. Estaba firmemente convencido, porque tenía informaciones secretas y porque era un hombre muy terco. Y finalmente se demostró que tenía razón, aunque le costó encontrar el paso. Después descubrió que el nuevo mar era de una extensión mucho mayor de la que esperaba”, recuerda Manuel Valle, historiador.
El Nao Victoria y Magallanes, fuente de inspiración de los exploradores 500 años después. /AFP
La gesta pudo ser alcanzada, aunque no por Magallanes, gracias a la personalidad de este guerrero y marino portugués, a su carácter emprendedor, su condición de líder, su terquedad y su minuciosidad, su valentía y la confianza que poseía en sí mismo, su inteligencia y valor para superar las condiciones más adversas. Ese es el retrato que se desprende del informe del relator italiano Pigafetta, fiel a Magallanes hasta la muerte del capitán general y también después.
El final es conocido, Magallanes descubrió finalmente el estrecho que tanto sufrimiento causó en la tripulación, pero murió en Filipinas combatiendo a unos nativos, cuando ya la euforia por el triunfo le hizo relajarse y calibrar mal los riesgos de enfrentarse con unos pocos españoles a cientos de indígenas. El vasco Juan Sebastián Elcano, un marinero hasta entonces apenas citado por Pigafetta, que se levantó contra Magallanes durante el motín de San Julián y se salvó de morir ajusticiado, logró llegar a Sanlúcar de Barrameda tres años después de la partida, junto a 18 supervivientes que habían pasado todo tipo de penalidades imaginables. Para él fue finalmente la gloria destinada a un minucioso Magallanes que había previsto cómo quería que fuesen sus funerales, en caso de morir en la expedición, y cuál la forma de repartir su herencia. Ninguna de las varias cláusulas dispuestas en el testamento del aventurero se pudo cumplir. Ni una sola.
La gran paradoja es que “quien cosecha toda la gloria, honores y dignidades es precisamente aquel que, en el momento decisivo, quiso poner obstáculos a la realización y se levantó contra Magallanes”, señala Zweig. El escritor austriaco no esconde su animadversión hacia el hidalgo vasco, que finalmente luciría en el escudo de armas de su familia la inscripción definitiva: “Primus circumdedisti me” (“fuiste el primero que me rodeó”), concedida por el emperador Carlos.
Para los expertos se trata de la aventura naútica más grande de la historia humana. /AFP
Sevilla tendrá un papel decisivo en el recuerdo de aquella gesta, no sólo por ser punto de origen y regreso, sino también por tratarse de la ciudad donde se gestó la empresa. Diferentes lugares guardan aún hoy la huella de Magallanes, como el Real Alcázar, donde residió junto a su esposa, o la Casa de Contratación, donde se discutieron los detalles de la expedición.
El Archivo de Indias acumula un inmenso patrimonio documental de acontecimientos históricos relacionados con España y sus territorios de ultramar. Y entre ellos está la documentación de aquella odisea. Además, la ciudad ha añadido en estos meses nuevos puntos de interés para entender la epopeya, como el parque Magallanes, un nuevo espacio verde situado a orillas del río Guadalquivir, a los pies de la conocida como torre Pelli y junto al Pabellón de la Navegación, un centro temático sobre la historia náutica.
Fuente: La Vanguardia