La NASA monitorea de forma constante a los asteroides potencialmente peligrosos que podrían impactar en la Tierra. Durante 2020, la agencia espacial anunció que varios objetos pasaron cerca de nuestro planeta. Las miradas de los expertos están puestas en una roca espacial en particular porque podría tener un efecto devastador por sus enormes dimensiones: acabar con toda la civilización.
El asteroide en cuestión es el 52768 (1998 OR), descubierto en 1998. Tiene un tamaño de 1,8 kilómetros de largo y 4,1 kilómetros de diámetro. Se encuentra estudiado de forma constante por el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA y fue calificado como un objeto potencialmente peligroso que podría causar el «fin del mundo».
El mayor acercamiento que tuvo 52768 (1998 OR) fue el 29 abril pasado cuando se encontró a una distancia de 6,29 millones de kilómetros de la Tierra a una velocidad de unos 31.000 kilómetros por hora.
Como referencia, se cree que el meteorito que impactó sobre el río Tunguska, en Siberia oriental en 1908, tenía tan solo 20 metros de diámetro; su detonación liberó una energía equivalente a mil bombas nucleares sobre Hiroshima. En ese sentido, el impacto del asteroide 52768 (1998 OR) podría tener consecuencias catastróficas para la vida en la Tierra.
Sin embargo, no fue el objeto espacial más grande que se aproximó a nuestro planeta. En 2017, el asteroide 3122 Florence (1981 ET3), con un diámetro de unos 4,9 kilómetros, se aproximó a 7 millones de kilómetros de distancia.
Y en agosto pasado, el asteroide llamado 2020 QG, del tamaño de un automóvil, fue el objeto espacial más cercano jamás registrado: pasó a 2950 kilómetros sobre el Océano Indico. La NASA admitió que «no lo vio venir«.
Según la agencia espacial, si el asteroide hubiera estado en una trayectoria de impacto, se habría convertido en una «bola de fuego» al romperse en la atmósfera de la Tierra, por lo que no representaba ningún tipo de peligro.
Existen millones de pequeños asteroides que son difíciles de descubrir hasta que se acercan demasiado a la Tierra. «El asteroide se acercó sin ser detectado desde la dirección del Sol. No lo vimos venir», afirmó Paul Chodas, director del Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra (CNEOS) de la NASA de California.
«Es realmente genial ver un pequeño asteroide aproximarse tan cerca, porque podemos ver que la gravedad de la Tierra dobla de manera drástica su trayectoria», dijo Chodas. Según los cálculos de los especialistas, el asteroide giró alrededor de 45 grados cuando pasó por el planeta.
Fuente: La Nación