La interrupción de las clases cumplió ayer tres meses, desde aquel lunes 16 de marzo en que los alumnos dejaron de ir a las escuelas en todo el país. Sobre el impacto de la educación a distancia se hicieron todo tipo de comentarios y conjeturas, ahora, ¿cómo lo están viviendo los padres? Una investigación indagó en esos sentimientos, entre las familias del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), y encontró que más de la mitad (el 56%) cree que sus hijos están aprendiendo menos que antes, el 55% percibe que sus hijos están menos motivados para aprender. Además, entre los chicos predominan los estados de ánimo negativos.
Los datos surgen del estudio “La escuela en cuarentena”, una investigación sobre la visión de los padres sobre el actual proceso de educación a distancia, realizado por la consultora Voices!, y al que tuvo acceso Clarín. Entrevistaron a 804 padres de chicos que van al jardín, la primaria o la secundaria en escuelas de gestión estatal y privada y viven en el AMBA, entre el 1 y el 7 de junio de 2020.
De allí se desprende que el 56% de los padres considera que su hijo está aprendiendo menos en comparación con el sistema presencial; 32% cree que aprenden lo mismo; y, 12% que aprende más. En el nivel inicial es donde se percibe mayor impacto negativo en la motivación.
El porcentaje coincide con un estudio que hizo recientemente la Ciudad con padres de alumnos de las escuelas porteñas. El 62% había dicho que los chicos ahora están aprendiendo menos. Además, el Gobierno nacional anunció que hará una encuesta sobre la respuesta de todo el sistema educativo al “proceso de continuidad pedagógica” a distancia, que incluirá la consulta a 5 mil directivos, 25 mil docentes y 2.800 familias de todo el país. Los primeros resultados estarán el mes que viene y el informe final en octubre.
“Es interesante que a mayor interacción con los maestros crece la motivación y la idea de que los chicos aprenden más. También vemos como otro hallazgo de valor el hecho de que los padres que trabajan (en sus casas o afuera) evalúan en general mucho peor toda la experiencia. Hay que considerar esto y pensar en apoyos especiales para los chicos en esta situación porque claramente la educación a distancia depende, en una significativa medida, de la disponibilidad de los padres, especialmente en los niveles inicial y primaria”, dijo a Clarín Constanza Cilley, directora de Voices!.
El estudio también muestra que para algunos chicos y algunos padres hay aspectos de la educación a distancia que funcionan bien. “Esto abre una gran oportunidad para incluir estas herramientas cuando volvamos a la presencialidad. Lo que queda claro es que se está dando una cercanía en la relación escuelas y familias que nunca se había dado antes, y que es importante monitorearla porque seguramente traerá aparejado algunos cambios a futuro”, afirma Cilley.
El estudio de Voices! arroja otros datos de interés. Por ejemplo, que el 56% de los padres considera que los chicos reciben la cantidad correcta de actividades escolares, 30% que son demasiadas y el 14% que son muy pocas. Pero crece la opinión de que son demasiadas entre los padres de los alumnos que van a escuelas privadas bilingües, los de primaria y los de menor nivel socioeconómico.
“Un aspecto que cansa y sobrecarga a los padres es verse forzados por las circunstancias a asumir un rol docente, papel para el cual no se sienten capacitados. Nos dijeron cosas como ‘Nosotros como papás nos sentamos a explicarle, pero no tenemos las mismas herramientas que un docente, muchas cosas no las recordamos o son diferentes a cuando íbamos al colegio. Estamos muy solos, muchas veces nos estresamos por no poder ayudar a nuestros hijos en algunas de sus tareas’”, dice Cilley y explica que por eso los padres reclaman clases virtuales, por videoconferencia, con conexión directa entre los maestros y sus hijos, algo que se dificulta en los niveles sociales más bajos.
De acuerdo al estudio, la principal brecha tecnológica se da hoy en el tipo de dispositivo que tienen las familias más que en la conectividad. Entre los que van a escuelas estatales predomina el uso de celulares (62%), en las privadas no bilingües se presenta una mayor variedad de dispositivos: 36% celular, 29% computadora de escritorio y 23% laptop; y, en las escuelas privadas bilingües lidera el uso de laptop con 38%.
Similar es la brecha que se da por nivel socioeconómico y lugar de residencia. Mientras que en los niveles altos y en la Ciudad de Buenos Aires, la laptop es el principal dispositivo usado (45% y 37% respectivamente), el celular lo es en GBA (54%) y en los estratos medios (46%) y bajos (68%).
«Estamos investigando los impactos del Covid-19 en la vida cotidiana. La irrupción de la educación a distancia es importante porque fue inesperada y está generando cambios en la relación de las familias con la escuela y en los vínculos dentro del hogar”, concluye Cilley. ■
Los adultos que trabajan evalúan mucho peor la experiencia de la educación a distancia.
Fuente: Clarín