En la red de lo visual, las palabras están ganando peso. En Instagram, el reino de las imágenes y los filtros, las cuentas que recomiendan libros son la nueva atracción, creciendo a diario en seguidores. Lejos de «juzgar un libro por su tapa», han logrado centrarse en las sensaciones y emociones que puede producir un texto, propiciando el debate y logrando reseñas de lo más personales. Los nuevos influencers son literarios, y su influjo es tanto a la compra de libros como a, interesantemente, abandonar por un rato las pantallas para sumergirse en el mundo del papel.
Nuevas plataformas
Jazmín Nogaró, creadora de @viajarenpalabras, coincide con esta idea, marcando la diferencia de que lo que cambió fueron las plataformas. «Diría incluso que cada vez se lee más. Porque mientras antes leíamos únicamente en papel, hoy sumás el teléfono, la computadora y el ebook. Hay distintos hábitos, y hasta se puede leer un relato en capítulos de Instagram», apunta.
Licenciada en Comunicación Social, creó la cuenta con dos amigos tras darse cuenta de que vivía enviándoles recomendaciones a familiares y amigos por WhatsApp, convirtiéndose en una suerte de gurú de lectura. En ese camino, su intención más concreta fue incitar a seguir leyendo de la forma más tradicional. «Es paradójico porque lo hago desde las redes, pero busco que dejen el bombardeo de mensajes y se conecten con un buen libro», propone.
A la vez, aunque admite que los posteos con mayor identificación son los que muestran títulos ya conocidos, tanto clásicos como bestsellers, su búsqueda también va por la escena literaria independiente. «Me encanta dar a conocer esos libros, porque hay una enorme variedad literaria en Argentina; hay muchas editoriales chiquitas con historias muy potentes. Esos posteos pueden tener menos interacción en el momento, pero a las semanas o meses me suelen escribir para contar que lo leyeron y se engancharon, agradeciendo la recomendación», relata.
Para la periodista, locutora y actriz Maru Drozd, crear @lagenteandaleyendo en Instagram fue una forma de llegar también a los más jóvenes, «de quienes se dice que ‘ya no leen’». «Fue la herramienta que sentí orgánica a esa búsqueda. Si se supone que lo de no leer es cierto, o que el celular reemplaza al hábito de leer un libro (cosa que no creo, a lo sumo ‘distrae’, o se lee en otro formato), será cuestión de adaptarse a una nueva forma de visibilización para que esto traspase la pantalla y haga que vayas a buscarlo», sostiene.
Por eso también asegura que el espíritu del proyecto siempre fue que un lector está en permanente construcción, y que nunca es tarde para empezar. Con 49.000 seguidores y la colaboración de Gonzalo Heredia y Sebastián Lidijover, la cuenta suma en ese intento otros formatos, además de la clásica recomendación. A saber: la #fotolocadelosviernes, que une una tapa con una porción de realidad; lectores invitados (famosos o no) que cuentan sus lecturas -y ya han pasado de Lali Espósito a Diego Capusotto-; ilustraciones de @cataniapulvirenti; #cuentacuentos, una sección infantil en video en la que los chicos cuentan en un minuto su relato preferido, y hasta un programa de entrevistas con Gonzalo en una cuenta de YouTube. «Y en unos días arrancaremos la sección #lecturasfeministas», promete Drozd.
Este nuevo acercamiento digital a los libros también podría pensarse como una suerte de evolución de los tradicionales clubes de lectura. Unidos por pantallas, son varios los que comparten título y encuentran luego un espacio en el que relatar su experiencia y opinión. «A veces escribo la reseña de un libro y en los comentarios los lectores ahondan en algún punto que les gustó o no, y también se responden entre sí cuando surgen dudas respecto a dónde conseguir los ejemplares o traducciones, o qué otros títulos leer del autor en cuestión», cuenta Oyhanarte.
Sin embargo, varias cuentas traspasaron directamente esa barrera y revivieron el género, armando reuniones mensuales entre creador y seguidores. Es lo que sucede por ejemplo el tercer martes de cada mes entre la comunidad de @decimeunlibro, ya con siete encuentros a sus espaldas.
«Creo que las redes sociales son la evolución de muchas cosas en general, como nuestra manera de vincularnos y compartir con el otro. Así que de alguna forma el club de lectura virtual es una muestra de todo ello. Se generó un grupo espectacular y muy divertido, y un espacio donde comentar y compartir lecturas que en nuestra vida diaria quizás no encontramos», describe su creadora, Rosario Pozo Gowland, que creó la cuenta porque también era una «recomendadora serial» a su entorno.
También en @lagenteandaleyendo sortearon la barrera virtual, aunque no la cerraron: su encuentro mensual para debatir un libro incluye tanto la pata presencial como un vivo de Instagram, todo en simultáneo. «Lo hacemos desde una librería distinta cada mes para ir conociéndolas. Hay gente que ha venido incluso desde La Plata, porque encontrarnos sigue siendo una experiencia», alienta Drozd.
Y en esa posibilidad de llegar al encuentro carne y hueso también aparece la cuestión de la compra y venta de libros usados. Dada la comunidad generada con claros intereses comunes, es lógico que el siguiente paso sea ponerse en contacto para intercambiar títulos. Decime un Libro Store es un ejemplo perfecto. «La tienda online surgió a raíz de la coyuntura social a nivel local y mundial, con la idea de generar un espacio donde la buena literatura fluyera de manera sustentable y accesible. Donde -a través de la curaduría y preselección- los compradores que buscan libros usados no sintieran que esos libros son los que ya nadie quiere», explica Pozo Gowland. Apenas con un mes de vida, su tienda ya vendió más del 65% del stock, dando la clara pauta de un mercado con mucho potencial.
Finalmente, quienes también van tomando nota de estas nuevas figuras son las mismas editoriales, que han comenzado a incluirlas en sus estrategias de comunicación. «Los influencers literarios forman parte como canal de divulgación y difusión, pero respetando siempre la libertad de sus posteos. No contratamos influenciadores, sino que es un contacto orgánico», describe Santiago Satz, gerente de prensa de Planeta.
Esto quiere decir que, dependiendo el perfil de cada cuenta, les envían diferentes títulos, a la vez que se los invita a presentaciones o a almorzar con algún escritor. «Los consideramos un canal de comunicación alternativo donde cada vez cobran mayor protagonismo a la hora potenciar un libro o un autor», sintetiza el especialista.