—A mi me salvaron los videojuegos.
Esa podría ser una definición de Ibai Llanos, el streamer más seguido a nivel mundial en habla hispana. Un pibe de 26 años que creció en una casa clase media de Bilbao, España, con la cara pegada a una pantalla jugando Call of Duty —un videojuego de disparos en primera persona, pionero en las partidas online—. “Fue el juego que más me ha marcado”, reconoce. Pero también es un apasionado por los deportes reales, como el fútbol.
Desde la combinación de esos universos —los games y el fútbol— Ibai construyó su carrera, su profesión, su oficio. Se construyó a sí mismo. Y era un adolescente cuando lo hizo.
¿Y qué hace Ibai Llanos? “Directos”, suele decir. Lo dice con naturalidad, como si en una palabra pudiera ser entendido por todos. Lo que Ibai hace —y a veces parece estar cansado de tener que explicar— es entretener. Desde una plataforma de comunicación —o red social—, que es Twitch, transmite en vivo. Stremea.
¿Qué transmite? Carisma. Se lo puede ver en high definition en un plano pecho, sentado en una silla de nave espacial, con un fondo de ladrillos iluminado en un azul violáceo. ¿Y qué hace? Habla sobre lo que se le da la gana, se enoja —mucho—, hace reír, comparte aire, entrevista a superestrellas mundiales del deporte y la música, reacciona a videos, habla de actualidad y de lo que le pasa en su vida. Y lo ven unas siete millones de personas. Eso, solo en vivo. En diferido, vía YouTube, cada uno de sus videos tiene unas 5 millones de views.
Ibai es el ejemplo del nuevo formato de estrella del entretenimiento. Una celebridad de internet, como dice Wikipedia. Un pibe que relata partidos de videojuegos, un youtuber, un streamer, un creador de contenidos que hace humor, que cuenta sus problemas y su vida, que sienta opinión sobre los debates —esos que hoy se dan, justamente, en la web—, que influencia a millones de jóvenes —chicas, chicos, adolescentes, adultos recientes—. Y todo eso que Ibai hace tiene un alcance mundial, y ahí está parte de su definición, porque ser una estrella de internet significa no tener fronteras.
—Yo lo llamé a Agüero, pero sale con Ibai, si me gana Ibai me tengo que retirar. ¿6 millones de seguidores tiene? ¿Y a mí qué me importa? ¿Usa Twitch? No tengo idea qué es Twitch. ¿Vos me vas a decir que yo hago 20 puntos en La Red, que voy a ESPN, y que haciendo eso soy un boludo y este Ibai, por estar al pedo en la casa todo el día, me gana? Yo me voy.
Así arremetió el periodista deportivo Gustavo López en marzo pasado contra Ibai. Con un ninguneo al aire en su programa de radio. Ese show de histeria llegó a internet, se volvió trending topic y le mojó la oreja a Ibai.
—Si Dybala no quiere ir contigo, baja un poco de nivel, no vayas a un delantero de la Juventus… Llama a un delantero más de tu nivel, de tercera división keniata, pero a mí déjame tranquilo —le contestó el streamer en Twitch, donde ha compartido aire con jugadores como Sergio Ramos, Paulo Dybala, Thibaut Courtois, Kun Agüero, Ronaldinho, Gerard Piqué, Andrés Iniesta: la élite de la élite.
Al día siguiente, Ibai salió en vivo en el programa de López en ESPN. Ahí lo hizo de nuevo, con altura, ironía y carisma, le devolvió el golpe en vivo y en su propio espacio.
Además, le dio una lección: streamear en Twitch y generar contenidos digitales se convirtió en una de las profesiones —u oficios— con más proyección a futuro y a la que millones de chicas y chicos de todo el mundo aspiran a dedicarse. Y eso, de por sí, es algo muy difícil que un porcentaje minúsculo logrará alcanzar: el 90% de las emisiones de Twitch en español tienen 3 o menos espectadores de media. Que Gustavo López haya salido a desmerecer a Ibai significó hablarle a un sector de padres que no entienden qué hacen sus hijos frente a la computadora durante horas, a quiénes miran y qué aspiran ser. Para Ibai, lo que López hizo fue bullying en vivo al streaming. Ridiculizó al oficio y desvalorizó los sueños de muchos y las horas de trabajo de tantos otros.
—Los que ahora triunfan en Twitch, una plataforma de entretenimiento de 2021, tienen un recorrido muy largo detrás —siguió Ibai en su lección a Lopez, que en cierto sentido, tuvo mucho de autorreferencial.
Sobre la 13:00 tenemos un streaming histórico.
— Ibai (@IbaiLlanos) August 11, 2021
Messi vendrá a Twitch por primera vez en la historia. Vamos a tener una charla con él.
Desde su nuevo estadio. Nos vemos en un rato. pic.twitter.com/rH5prmZOTH
La discusión expuso el desconocimiento sobre el tema de toda una generación: los analógicos, que parecen no dimensionar la potencia de la comunicación digital. En el mundo actual, la información corre por nuevos medios. Solo el 38% de la gente que se informa a diario les cree a los medios de comunicación tradicionales, el 46% confía más en las noticias “que encuentran por sí mismos”, el 52% esquiva las noticias “políticas” y el 86% se informa vía medios digitales y redes sociales. Estos datos se desprenden de un estudio de la Universidad de Oxford y el instituto Reuters realizado en Europa, Estados Unidos, Canadá, Brasil, Argentina, México, Chile, Kenia, Sudáfrica y Asia.
En este nuevo mundo, Ibai es un faro y una excepción. Un tipo con un nivel de ingresos anuales que supera por largo el millón de euros —según dijo el mismo— y que en enero pasado se mudó a una mansión donde hay un cine, piletas, baños con jacuzzi, salas para streamear, un pool, canchas de pádel, de tenis, de básquet, gimnasia, terraza y hasta un miniboliche. El costo del alquiler de la casa, en la que vivía el exjugador de Barcelona Samuel Eto’o, ronda los 15 mil euros mensuales. Una suma que puede pagar por streamear.
Ibai consiguió esto en 2020: cuando gran parte del planeta estaba encerrada escapando del Covid, él se la pasó en directo y creciendo en seguidores. Uno de sus hitos se dio el último día del año, el 31 de diciembre, cuando realizó sus tradicionales campanadas de Nochevieja vía Twitch y lo vieron más de medio millón de personas. Entre ellas estaba Salvador Illa Roca, el ministro de Sanidad de España, que lo compartió en Twitter: “Esta Nochevieja no la podemos celebrar como otros años. Yo he dado la bienvenida al 2021 con mi familia viendo las campanadas de@IbaiLlanos. Ha sido divertido y nos lo hemos pasado muy bien. Gracias Ibai por trabajar para que más gente se quede en casa. Os deseo un Feliz 2021”.
Visto desde la superficie, sin consumirlo o sin escucharlo al menos un rato, Ibai parece un generador de contenidos vacíos y superfluos. Así lo creía Gustavo Lopez, por ejemplo. Pero Ibai les habla todos los días a millones de pibes y pibas que lo escuchan, lo comprenden —como él los comprende a ellos— y lo siguen en sus opiniones. Incluso, en las políticas, esas de las que menos charla pero que tienen un impacto más masivo por superar los límites de sus temas diarios.
En enero, Ibai se despachó con un discurso claro, sencillo y duro sobre la importancia de pagar impuestos. “Es normal que a la gente que gane mucha pasta o a la gente que es rica le quiten muchísimo dinero y más quizás que les deberían quitar”. Las palabras se volvieron virales en medio de que varios youtubers de España, incluido El Rubius —el más hitero en habla hispana—, dijeran que se iban a mudar a Andorra para no pagar por su ingresos. “Me parece un buen acto tributar aquí, porque es lo que hace todo el mundo y como lo hace todo el mundo, pues yo lo hago”, siguió Ibai, que se volvió tendencia por su dichos.
Algo quedó claro: en un video de dos minutos hizo una de las mejores campañas tributarias de España.
Ibai Llanos Garatea nació en Bilbao el 26 de marzo de 1995. Hijo de una familia tradicional de madre y padre trabajadores, suele decir que creció sin preocupaciones, siempre con sus regalos de cumpleaños y navidades listos para ser descubiertos. Que gran parte de la tranquilidad económica de su familia estuvo dada por su abuelo, que trabajaba como una suerte de enfermero a domicilio. A Ibai le gusta contar que cuando tenía alrededor de 10 años lo acompañaba a las casas de sus pacientes para aprender de esa profesión. Ibai niño quería ser como su abuelo.
En el documental Mi Historia —de 2019, donde narra cómo llegó a su presente—, su abuelo dice que Ibai era un niño tranquilo, que en casa pasaba horas hablando con sus juguetes, inventando historias. Pero que para ir a la escuela protestaba y lloraba. También era un fanático de los deportes.
El gusto por el fútbol se volvió devoción y comenzó a seguir todos los partidos de la liga española. A medida que crecía se fijaba más en aquellos que contaban esos partidos, en especial en los relatores. Manolo Lamas y Paco Gonzalez eran los que conducían el Carrusel Deportivo, un clásico programa español, una suerte de Oral Deportiva. “Daban un show brutal”, recuerda Ibai. “Con un ritmo muy frenético y siempre me he fijado en los comentaristas que tienen un ritmo alto de narración”. Y ahí entró a copiar y volver propios los modos del relator Andrés Montes: “Él, de por sí, era un espectáculo”.
La armonía de esa familia, que ya sumaba una nuevo integrante con el hermano menor recién llegado, empezó a terminarse con la crisis financiera española de 2008. Su madre perdió su trabajo —jamás volvió al mercado laboral— y su padre sufrió un brutal recorte salarial. Empezaron a llegar llamadas desde Madrid reclamando pagos de préstamos.
En medio del caos económico, que trajo caos familiar con discusiones cada vez más frecuentes, deudas que se multiplicaban, estrés y tensión, Ibai empezó a refugiarse en los videojuegos. Comía horas jugando al Call of Duty y luego al League of Legend —un juego multiplayer que disparó la escena de los eSports—, donde encontró otro plus: narrar. Con el tiempo se volvió caster, relator. Años más tarde, junto con Ander Cortés formaron una dupla de relator-comentaristas de LoL. Al comienzo solo lo hacían para ellos mismos, comentando los partidos de un amigo, que dicen era “muy malo”. Luego llevaron esos relatos a Twitch. La plataforma marcaba cinco espectadores, tres eran ellos.
Esas partidas les sirvieron como terreno de entrenamiento en el oficio de relatar LoL. Y cuando en 2014, con 19 años, vía casting, entraron como narradores oficiales de la Liga de Videojuegos Profesional, nacía la carrera de Ibai.
Hay una especie de colina inglesa vista desde arriba, en un plano cenital algo inclinado. Hay fuego, muñecos 2D —como caballeros medievales— chocando, números que aparecen en el aire. Y hay un relato acelerado, bestial, que habla de bachatas, de grandes jugadas, de uff, de estrellas y emociones. Hay tensión y ganas de saber qué va a pasar en ese partido de LoL.
Del otro lado de esa imagen vía Twitch —la plataforma one del gaming, un mundo que mueve a más de 3 mil millones de personas y más de 200 mil millones de dólares anuales según sus números de comienzos de 2021— hay un sub 20 con cara de miedo, la piel lisa y los ojos fijos en un punto ciego. La imagen de Ibai parece opuesta a su relato, que se convierte, en cierto sentido, en la respuesta revulsiva a esos nervios de quien está haciendo algo que deseaba mucho.
“Ibai tiene un talento infinito y la Liga de Videojuegos Profesional lo ve”, dice el stremear BarbeQ, parte del clan de Ibai. Y como la LVP lo vio, le ofreció un contrato para ampliar sus participaciones en eventos en vivo, presentaciones y más partidas. Para eso tenía que mudarse a Barcelona. Ibai tenía 21 años y debía alejarse de su familia por primera vez. El despegue de su carrera dependía de plantarse en su vida adulta.
El mundo se le vino encima. Sufrió ataques de ansiedad que lo llevaron a un encierro casi absoluto. Estaba en un departamento que odiaba, en una ciudad alejada y gigante, solo y con responsabilidades como nunca antes. “No podía hacer mi vida normal”, recuerda. “Estaba relatando un partido y tenía que mutearme un minuto porque sentía que me ahogaba, no podía salir a la calle, no podía dormir”. Después de superar ese proceso con terapia y saliendo a la calle de a poco. En prácticamente todas las entrevistas que concede —que suelen ser cada vez menos— Ibai recuerda este episidio y destaca la importancia de tratar estos problemas y de pedir ayuda. A su modo, y desde su experiencia, Ibai monta una campaña de salud mental dirigida a un público frágil de emociones.
Superado ese momento, Ibai decidió comenzar a abrirse más en redes sociales. Hasta ahí solo hablaba de LoL en Twitter. Pero quería demostrar que era más que un caster de eSports y aprovechó su colchón de seguidores para volverse viral. Empezó a hablar de fútbol, de básquet y, sobre todo, a hacer humor.
Arrancaron los hits: en tono de jugador de fútbol narró las dificultades de un adolescente en un año escolar, luego comentó una carrera de canicas, la final del mundial de ajedrez, una jugada de Mario Bros y cómo hacer su propia cama. Ibai se ha quejado del Listening de la Secundaria, ha reaccionado a entrevistas suyas en la televisión española —logrando que un canal de tevé abierta la ceda los derechos para poder usar ese programa en Twitch—, y grabado spots de ficciones —y producciones de miles de euros— para promocionar su salida de G2 eSports, una corporación de videojuegos y producción de contenidos gamers, para anunciar el lanzamiento de su propia franquicia-marca-productora que tiene como base de operaciones su nueva mansión, donde vive junto Ander Cortés, BarbeQ y otros streamers. Este año sus highlights fueron la compra de derechos de la Copa América para poder transmitirla por su canal de Twitch para España y su ciclo de entrevistas Charlando Tranquilamente por el que pasaron desde Niki Nicole y Duki hasta su padre y Ronaldinho.
El sábado 7 de agosto de 2021 Barcelona anunció que Lionel Messi daría una conferencia de prensa para despedirse del club. Mientras el mundo esperaba ese momento, a la casa del futuro jugador del Paris Saint Germain llegan jugadores del club culé, familiares y amigos para despedirse. Entre los autos que pasan entra el de Sergio “Kun” Aguero, amigo de Messi y recién mudado a Catalunya. En el asiento del acompañante, “el amigo de un amigo”: Ibai. La última noche de Messi en España, Ibai lo conoce personalmente. Y, luego, se saca una foto que hoy tiene unos dos millones y medio de likes en Instagram.
Al día siguiente Ibai contó en su Twitch cómo conoció a Messi. Su forma de narrar, con simpleza y un tono que parece sincero, que busca el chiste pero sin esfuerzo, imanta y empatiza. A pesar de sus mansiones, de sus millones —de seguidores y de euros— Ibai todavía parece un niño que le está contando una historia fantástica a sus juguetes.
Cuarenta y ocho horas después, en pleno estadio del PSG, Ibai va a tener una nueva andanza para contar: entrevistar a Messi mano a mano. Es histórico, la primera vez de Leo en Twitch.
Ibai lo hizo de nuevo.
Fuente: Gonzalo Bustos, La Nación