Héctor Larrea, un ícono de la radiofonía argentina
Con su voz inconfundible y a lo largo de 60 años, Héctor Larrea ha cosechado una importante carrera y se convirtió en un ícono de la radiofonía argentina. Este viernes 13, el conductor de 82 años anunció su retiro definitivo de los medios en su programa El carromato de la farsa, que se emite por Radio Nacional de 14 a 16.
“Yo quiero tener una breve conversación con ustedes y con los oyentes. Pero como con los oyentes es desde lo práctico imposible, la tengo con ustedes y a través de ustedes con los oyentes. ¿Se entendió algo?», dijo el comunicador desde su casa, donde está trabajando desde que comenzó la cuarentena, en una charla con sus compañeros de trabajo que estaban en la emisora.
“Mucha gente va a decir: ‘Este tipo se cree importante y va a decir lo que va a decir’. Bueno, quiero decirles que ayer después de un encuentro interesante con mis médicos, mi psicólogo, mis familiares más cercanos, mis amigos más cercanos, resolví ponerle fin a esta carrera de más 60 años el 31 de diciembre. El 31 de diciembre termina El carromato de la farsa, a lo mejor sigue por otro lado, pobre. Pero sí termino mi carrera de 60 años. Hubo breves interrupciones. Nunca hubo un mes de vacaciones, lo máximo fueron 20 días”, afirmó el también conductor de Gardel por Larrea, ciclo que se emite los domingos por Radio Nacional.
Larrea estuvo 60 años trabajando como comunicador
Luego, explicó que ya había hablado con las autoridades de la radio sobre esta drástica decisión de dejar de trabajar: “Ayer le comuniqué oficialmente al gerente artístico de la emisora, al entrañable amigo Martín Jiménez, que ya no cuente conmigo para el 1 de enero del año que viene. Agradezco los ofrecimientos reiterados de la emisora para continuar, lo agradezco eternamente, pero ya es hora con 60 años de trabajo y 82 de edad de quedarme en casa. Eso quería que lo supieran ustedes”.
Con mucha emoción, aprovechó para darles gracias a sus colegas, sus oyentes, quienes lo acompañaron a lo largo de su extensa carrera: “Quiero agradecerles, compañeros míos, quiero agradecerles a los oyentes, esta amabilidad que han tenido durante tantos años de hacer mi vida más feliz. Ojalá yo en pequeña escala haya hecho para algunos un momento de la vida más feliz”.
En junio pasado, trascendió la noticia de que Héctor dejaría la radio. En diálogo con Teleshow, el locutor aclaró: “Por ahora y mientras me contraten, sigo”. Luego, agregó en tono de humor: “Mis amigos y colaboradores están advertidos. Me deben avisar si empiezo a decir incoherencias, entonces sí me despido del aire, sobre todo si me convierto en un tipo gruñón y maltratador”. El conductor admitió que con más de 80 años no hacía planes a largo plazo. “Voy resolviendo mes a mes, mientras no haga papelones ni diga tonterías no me retiro”.
Cuando se le consultó cómo imaginaba ese adiós de la radio, Larrea respondió: “No haría un último programa. Haría un penúltimo. La radio es aire y con el aire se va todo y no vuelve. Así que simplemente trabajaría como todos los días”. Además, manifestó: “Solo espero no irme mal, quiero irme conforme, contento y agradecido”.
Larrea en su festejo de cumpleaños número 80
El fin de una era: Héctor Lárrea deja la radio
El icónico conductor y locutor Héctor Larrea anunció hoy su retiro de la radio, a los 82 años, lo que marca el fin de una era para la radiofonía argentina, que quedará para siempre marcada por la inigualable voz y el carisma que regaló a sus oyentes por más de seis décadas de trayectoria.
«Quiero decirles que ayer, luego de un encuentro interesante con mis médicos, con mi psicóloga y mis familiares y amigos más cercanos, resolví ponerle fin a esta carrera de 60 años, el 31 de diciembre», manifestó Larrea en su lugar, frente a un micrófono, durante su programa «El carromato de la farsa» de Radio Nacional.
«Ese día termina ‘El carromato de la farsa’ y termina mi carrera de 60 años, sin vacaciones, salvo breves recesos. Quiero agradecerles a todos. Me costó tomar la decisión, pero ayer le comuniqué oficialmente al Gerente artístico de la emisora y querido amigo Martín Giménez que ya no cuenten conmigo a partir del 1 de enero del año que viene», señaló.
Giménez, justamente, fue quien escribió el libro biográfico «Larrea, una vida de radio», publicado en coincidencia con el cumpleaños 82 del locutor el pasado 30 de octubre.
Con paso por varias emisoras y una carrera importante en televisión, el conductor de «El carromato de la farsa» -que se emite de lunes a viernes de 14 a 16 por Radio Nacional-, debutó hace 60 años en Radio Antártida. También estaba conduciendo, junto a Norberto Chab, «Gardel por Larrea», los domingos en la misma emisora, de 9 a 10 de la mañana, donde daba rienda suelta a su confesa pasión gardelófila.
«Agradezco eternamente -dijo en medio del emotivo anuncio- los ofrecimientos reiterados de la emisora para continuar, pero ya es hora, con 60 años de trabajo y 82 de edad, de quedarse en casa. Quiero agradecerles, amables oyentes, de hacer durante estos 60 años mi vida más feliz. Ojalá yo haya hecho para algunos, un poquito, un momento de sus vidas, más feliz. Nada más.»
En una entrevista con Télam en agosto, Larrea, una de las figuras más importantes de la centenaria historia de la radio argentina, sostuvo que la radiofonía es el mejor descubrimiento que se haya hecho, porque encontró en ella «una manera de vivir las cosas con mayor encanto y eso se prolonga hasta hoy».
Nacido en la localidad bonaerense de Bragado, Larrea logró instalarse en el hogar de varias generaciones de argentinos gracias a su programa “Rapidísimo”, que desde 1967 y por 30 años engalanó el éter de las radios El Mundo, Continental y Rivadavia y que se convirtió en un emblema de la radiofonía nacional.
«Cuando mis padres me compraron una radio, yo vivía escuchándola de la mañana a la noche; con la radio aprendía cosas antes que en el colegio, tenía una buena dicción ya de niño gracias a ella, gran parte de mi vida era la radio», decía a esta agencia.
Ese amor lo llevó, de joven, a estudiar en el Iser (Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica).
Sin embargo, la voz de Larrea comenzó a hacerse conocida a principios de los ’60, en Radio Argentina, en donde leía publicidades y presentaba a numerosas orquestas de tango. A Radio Nacional llegó en 2004 y, pese a su edad y trayectoria, le dedicaba a su oficio seis días a la semana.
Más allá de ser un ícono de la radio, la televisión también lo consagró como una prominente figura, especialmente por el exitoso ciclo “Seis para triunfar”, que se extendió entre 1986 y 1991 primero en Canal 11 y luego en Canal 9, con récords en materia de rating.
Antes había estado al frente de programas como “La campana de cristal”, “Humor redondo” o “El show de la vida”, entre otros.
Paradójicamente, el debut en la pantalla chica había sido en el rol de actor en la novela “Cuatro hombres para Eva”, que se emitía por Canal 9 en 1966.
A lo largo de estos 60 años, fue su oficio y olfato el que también lo convirtió en una persona querida por el medio y la audiencia: «La respuesta de la gente empezó a llegar mucho más en los últimos años», señaló.
«Puse en funcionamiento mis gustos y la gente empezó a decirme que eso era lo que les gustaba. De diversas maneras se manifiesta la gente y de diversas maneras se manifiesta de qué manera vos gravitás más o menos en un medio. No hay un lenguaje, porque muchas veces eso llega indirectamente, a veces directamente, es como la música, nos habla a todos pero no a todos nos habla igual, no a todos nos dice las mismas cosas», reflexionó ante esta agencia.
Llegada la pandemia a Argentina, Larrea debió transmitir desde su casa, algo que definió como «un despelote», pero que, lejos de dejarlo fuera de los programas, lo encontró todavía manejando el timón.
A sus 82 años, este ícono de la radiofonía argentina, quizá el más importante junto a Cacho Fontana (87), decidió abandonar el medio, y por sorpresa para todos, justamente desde un estudio de radio.
«Quiero saber si están todos mis compañeros preparados en el estudio porque quiero tener una breve conversación con ustedes y con los oyentes»; así comenzaba el gran anuncio de su despedida, con la misma capacidad que hace 60 años para congregar a los demás en torno a su voz.