Hallaron una sonda nazi en Tierra del Fuego

Se trata de un aparato que sirve para aumentar o modificar una señal eléctrica. Su aparición revela datos sobre lo que fue la presencia nazi en Argentina.

Hortensia “Tenchi” Mansilla, técnica forestal egresada de la Universidad Nacional del Comahue, se le cortó el aliento cuando vio el águila y la cruz esvástica nazi en un pequeño aparato que, como si hubiera viajado en el tiempo, apareció inesperadamente en medio de un frondoso bosque de lenga de Tierra del Fuego cuando su empresa, Forestal del Sur, realizaba trabajos de silvicultura en un área agreste ubicada a 12 kilómetros de la localidad de Tolhuin.

“Con un malacate se estaba arrastrando un árbol y al removerse la tierra apareció un aparatito que estaba levemente enterrado”, explicó Mansilla a Ámbito. El objeto cabe en una caja de zapatos y se caracteriza por poseer una carcasa de aluminio con una cobertura interna de poliestireno expandido, un material inventado por los alemanes conocido popularmente en Argentina por su nombre comercial Telgopor.

En el panel interior se observan pequeñas baterías, bobinas y otros dispositivos que conforman el circuito electrónico. También una válvula con el dibujo impreso de un águila parada sobre un círculo con la clásica cruz esvástica que se usaba en la Alemania nazi, figuras que nos permiten ubicarnos en el tiempo y que nos revelan el origen del antiguo aparato cuyo grado de conservación es notable.

“Me causó sorpresa la esvástica, tuve sentimientos encontrados, por una lado haber hallado un objeto histórico, pero por el otro todo lo que significa ese símbolo para la historia de la humanidad”, señaló Mansilla. La técnica forestal sacó fotos al dispositivo, que se rompió parcialmente por el arrastre del árbol, y las subió a la web con este texto: “¡Cosas raras que encontramos trabajando! ¿Alguien sabe que es esto?”.

Ante el interrogante planteado públicamente, el guante lo recogió su amigo Raúl Piñero Duyón, fotógrafo profesional que vive en la comuna fueguina de Río Grande, quien tras horas de explorar en sitios de internet llegó a la conclusión de que se trataba de una radiosonda meteorológica -estos aparatos eran elevados a la atmósfera mediante un globo- del Tercer Reich que en algún momento del siglo pasado habría caído en ese sector agreste de Tierra del Fuego. A la hora de verificar de qué tipo de equipo se trata, los expertos consultados por este diario destacan, como muy distintiva, la válvula electrónica, también llamada termoiónica, que tiene el dibujo del águila con la cruz esvástica.

Esta pieza técnicamente se denomina RV2.4 P 700 y está conformada por cinco electrodos, con un pie de vidrio externo con pasadores montados en baquelita. Este elemento, que funciona como un amplificador de potencia -es utilizado para aumentar, conmutar o modificar una señal eléctrica-, fue inventado por los neerlandeses Gilles Holst y Bernardus Dominicus Hubertus Tellegen, de la empresa Philips, en 1926, con la finalidad de mejorar la calidad de las transmisiones. A partir de 1937 la empresa Telefunken -que desde principios de siglo XX era proveedor de las fuerzas armadas alemanas- incorporó esta válvula en nuevos equipos de comunicaciones exclusivos para uso militar.

Estos aparatos eran de distinto tipo y fueron utilizados por las tres fuerzas armadas durante la Segunda Guerra Mundial. La mencionada válvula fue también uno de los componentes clave usados para fabricar radiosondas meteorológicas con capacidad para tomar datos – presión, temperatura, humedad- y transmitirlos en forma automática, mediante sistema morse, como la encontrada en Tierra del Fuego.

El Tercer Reich disponía de una gran y eficiente estructura que tenía como meta la obtención de datos meteorológicos considerados clave cuando se debían tomar decisiones relacionadas a la guerra ya que, por ejemplo, interpretando dicha información, se podían predecir las condiciones imperantes al momento de lanzar un ataque o cualquier operación bélica planificada por los generales de Hitler.

Despliegue

Por esta razón, los alemanes desplegaron una gran cantidad de estaciones meteorológicas secretas -ocultas porque eran objetivos a atacar por el enemigo-, que transmitían la información obtenida para uso de la Fuerza Aérea (Luftwaffe), la Marina de Guerra (Kriegsmarine) y el Ejército (Heer). Por otra parte, los expertos desarrollaron equipos cada vez más sofisticados que incluían sondas y boyas meteorológicas. Hoy sabemos que varias de estas estaciones fueron ubicadas en regiones antárticas ya que desde esa zona, cercana al Polo Norte, se podía predecir, gracias a los datos obtenidos, la evolución del tiempo en Europa, continente que era el corazón del conflicto bélico.

Para ello, la Wehrmacht instaló varias estaciones de radio meteorológicas automáticas (WFL), principalmente en islas del Océano Ártico y del Mar del Norte. A esta se sumaron las que disponían de personal como la ubicada en una isla del Cross Fjord, un agreste y despoblado fiordo noruego de 30 kilómetros de largo. En dicha instalación, conocida como Cabaña Knoespel, inclusive se fabricaba el hidrógeno necesario para elevar los globos metereológicos.

La mencionada estación fue anulada por los aliados mediante un ataque realizado en junio de 1943 por un avión británico. Los secretos de otrora parecen mantenerse por años en el tiempo y como muestra de ello basta un ejemplo: recién en 2016 se descubrió una pequeña base alemana oculta en el Ártico, bautizada Schatzgräber (“cazador de tesoros”), que funcionaba como estación meteorológica destinada a transmitir información a los submarinos de Hitler.

La toma de datos meteorológicos, además de realizarse desde estaciones terrestres, también se realizaba desde barcos y submarinos, desde los cuales se podían lanzar radiosondas meteorológicas. Estos dispositivos pueden alcanzar una altura de entre 35 y 40 kilómetros, dependiendo del tamaño del globo y del peso del transmisor. En la medida que asciende y llega a esas altitudes, como consecuencia de la presión, el globo se va ensanchando hasta explotar, razón por la cual estos equipos son considerados desechables (también, y en menor medida, se usaron globos fijos, sujetos a tierra mediante un cordel, los que podían ser recuperados).

No hay dudas respecto al tipo de aparato encontrado en Tierra del Fuego, una antigua radiosonda alemana, ya que figura hasta el número de serie de fabricación del dispositivo. En tal sentido, una chapita identificatoria indica: “Tranport Aufstieg (Transporte de Ascenso ) N° 47499”.

Procedencia

El gran interrogante es su procedencia, esto es desde dónde fue lanzada. Tal como se dijo antes, esto podía hacerse desde estaciones terrestre fijas, naves de superficie -formaban parte del sistema de estudio climático los llamados “barcos meteorológicos” alemanes-, y submarinos. Piñero refiere que los vientos predominantes en la zona donde fue hallado el aparato son del oeste, lo que podría hacer presumir que procediera del sector chileno de Tierra del Fuego, o desde un sumergible que estuviera navegando en esa zona. Esta posibilidad se sustenta en varias versiones que indican la presencia allí de los temidos U-Boote durante la guerra.

Precisamente el padre de Piñero -Don René, quien era dueño de la estancia La Criolla- en su momento se refirió a una de ellas. “Mi papá escuchó a dos paisanos que contaron que vieron un submarino, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los dos trabajadores rurales venían andando a caballo, orillando la playa a la altura de estancia Viamonte, y mi papá les creyó porque a los paisanos no se les escapa una”, contó el fotógrafo fueguino a este matutino.

En 1981, poco antes de fallecer, el finlandés Väinö Auer, reconocido geógrafo y geólogo recordado como explorador de la Patagonia y en particular de Tierra del Fuego, reconoció que él trabajó en la construcción de una pequeña base de submarinos alemanes en Tierra del Fuego. Auer, quien al terminar la Segunda Guerra se fue a vivir a la Argentina, dejó constancia escrita que durante el conflicto bélico “…mis tareas incluían asistir a los alemanes para que establecieran una base submarina en Tierra del Fuego”, revelando que la misma efectivamente fue construida, aunque no dijo cuál fue el lugar exacto donde se emplazó.

Esta afirmación trascendió públicamente en 2007 cuando en Chile fue exhibida por primera vez una película sobre la vida y la obra de Väinö Auer. El mencionado documental, llamado Bases nazis en Magallanes, se fundamenta en el diario personal del finlandés donde explica sin rodeos que, en 1943, trabajó en Tierra del Fuego para construir instalaciones secretas que, al parecer, permitían atracar en forma furtiva hasta a dos U-Boote. Lo cierto es que hay abundantes antecedentes sobre bases meteorológicas del Tercer Reich ubicadas en el hemisferio norte, pero no hay datos certeros respecto al sur del mundo. ¿Podrá ser la sonda meteorológica encontrada en la isla fueguina una llave para empezar a resolver este enigma que se mantiene hasta hoy?

Fuente: Ámbito