Hipólito Yrigoyen se debe haber revuelto en su tumba del cementerio de la Recoleta porque días atrás tironeaban insólitamente de su memoria Mauricio Macri y Gerardo Morales. Más se habría extrañado María Remedios del Valle, que padeció miseria tras sus hazañas en la guerra por la Independencia, al verse ahora junto a su jefe, Manuel Belgrano, en los nuevos billetes de $500 que el presidente Alberto Fernández anunció recientemente.
Lo pasado no siempre está tan pisado. Y mucho menos olvidado. Los pueblos, en mayor o menor medida, componen sus presentes buscando aquellos reflejos más convenientes de los tiempos pretéritos que mejor puedan potenciar sus políticas actuales. Y en esa amalgama que a veces se produce inspiran patriotismo en sus ciudadanías y crean la ilusión de tener más fortaleza.Ads by
Bartolomé Mitre, con sus completas historias sobre Manuel Belgrano y José de San Martín, fundó la historiografía liberal y puso la vara muy alta en cómo mirar el pasado y resaltar las personalidades y las acciones de sus figuras más relevantes. También aportaron en la misma dirección Vicente Fidel López, con su Historia de la República Argentina, y Domingo Faustino Sarmiento, con su colosal Facundo, entre otros autores. Esa manera de ver el pasado se hizo carne en el sistema educativo y formateó al alumnado de todo el siglo XX.
Un revisionismo temprano, con Adolfo Saldías y David Peña haciendo punta, empiezan a refutar aquella historia consagrada que parecía intocable, ofreciendo nuevos puntos de vista.
A partir 1930 -que marcó el fin de la república institucional organizada y de medio siglo de bonanza económica continuada que nunca más se repitió-, adquirió mayor volumen un revisionismo que se fue volviendo más virulento y funcional a los movimientos populares que emergieron, primero con el radicalismo, a partir de 1891, y desde 1945, con el peronismo. Entre varios nombres de ese período, vayan como ejemplo los de José María Rosa y Manuel Gálvez. Y ya acercándonos a nuestro tiempo, con un tratamiento más periodístico, colorido y anecdótico, Félix Luna y Felipe Pigna también han representado dos vertientes, si bien no del todo enfrentadas, con puntos de vista bien contrastados. La lista de nombres de un lado y del otro es amplia y suma a historiadores de la academia pero también a quienes escarban el pasado de manera más novelada y maniqueísta.
En las últimas décadas, las ideologías más o menos cercanas al liberalismo, primer constructor del “relato” de nuestra historia cedieron pasivamente esas banderas al bando contrario y ya no solo a meros narradores revisionistas, sino también a altos dirigentes políticos.
Hay que reconocer que Cristina Kirchner es quien más tajada ha sacado de ese recurso. Veamos: pergeñó con Javier Grosman la monumental fiesta del bicentenario de la Revolución de Mayo en 2010, fogoneó el “minué” de estatuas de Cristóbal Colón y Juana Azurduy; llevó en sus manos el sable corvo del general San Martín en su traslado al Museo Histórico Nacional, puso a Eva Perón en los billetes de $100 y ordenó que fuera feriado el Día de la Soberanía, entre otras muchas acciones de similar tenor.
¿Será Martín Miguel de Güemes el héroe que cierre la grieta que divide a los argentinos? El gobierno de Mauricio Macri dispuso conmemorar la muerte del prócer salteño con un nuevo feriado y la actual administración anunció que su imagen ilustrará los nuevos billetes de $200, junto a Juana Azurduy.
Pero todavía mucho más interesante resulta lo que Campo+Ciudad, una de las entidades más activas ya desde hace tiempo a la hora de organizar protestas nacionales contra políticas del Gobierno, viene haciendo desde hace unos días en torno de la figura de Güemes.
Dejar de lado por un rato la queja y demostrar que se pueden aglutinar aún más voluntades desde un lugar más ecuménico y de emoción patriótica, bajo la advocación de la figura que supo cerrarles el paso a los realistas en el Norte, es una idea fabulosa que debería replicarse en iniciativas por el estilo con otros actores y episodios relevantes de nuestra historia.
El evento turístico, cultural y educativo se denomina “Güemes 200+1″, porque el año pasado no se pudo conmemorar el bicentenario de su muerte por la pandemia. Además de videos evocativos en las redes sociales, abarca diez fogones en otras tantas provincias, desde Santa Cruz a Salta, en la que se llevará a cabo en la noche del jueves próximo, en tanto que allí también el viernes habrá un enorme desfile en el que se espera que participen miles de personas a caballo (ver cronograma de actividades en www.200mas1.com.ar).
La historia también nos pertenece y debemos preservarla de distorsiones para que inspire a nuestro presente de la mejor manera posible.
Fuente: Pablo Sirvén, La Nación.